En la actualidad, el teatro es una de las opciones básicas de entretenimiento. Si miramos la programación del teatro de nuestra ciudad, o simplemente buscamos en internet, veremos que constantemente se están representando obras, una tras otra, de cualquier género, autor o estilo. Pero… ¿quién invento el teatro? La respuesta habitual de cualquier persona sería probablemente: los griegos, ¿no? O quizá alguien despistado apostaría por los romanos, pero la idea no se separaría mucho más. Es decir, automáticamente relacionamos el origen del teatro con la Antigüedad Clásica, con mitos, dioses y héroes. Sin embargo, si nos preguntaran sobre la creación del teatro como edificio… lo más probable es que encojamos los hombros. Veamos si con lo que expondrán las siguientes líneas podemos rellenar ese vacío en nuestra cabeza y, de paso, aprender un poco sobre el teatro griego.

Al fin y al cabo, siempre nos despierta curiosidad saber cómo empiezan las cosas.

El origen del teatro griego

Para hablar de los albores del teatro griego debemos remontarnos al origen del culto a Dionisos, dios de la vendimia y el vino en la mitología griega, hijo de Zeus y Sémele (aunque otras versiones proponen a Perséfone como su madre). La procedencia de este culto es una cuestión que aún hoy día no se ha resuelto, ante la inmensa variedad de opciones que se plantean en las fuentes clásicas. En lo que sí coinciden la mayoría de ellas es en otorgarle a Dionisos un carácter extranjero, basándose en fuentes como Herodoto, el cual relata que el culto a este dios llego más tarde a los griegos que el resto, que conocieron su nombre tiempo después que los de Zeus o Hera.

Algunas teorías hablan de Tracia como su región original, a partir de la cual se expandió por la península del Peloponeso como un dios libertador, representante de los anhelos de los más pobres y de las clases campesinas (GARCÉS 2015). Otros autores apuestan por su procedencia hitita o de algún punto concreto de Anatolia. Debido a estas múltiples controversias, también hay hipótesis que plantean la posibilidad de que no fuera un culto extranjero, sino un dios inherentemente extranjero, es decir, que llevaba mucho tiempo en el panteón griego pero siguió conservando el recuerdo de su origen foráneo.

Incluso hay quien propone una mezcla de todo lo anterior, afirmando que en realidad se trata de un dios local de algún punto del Peloponeso que adquirió las características del dios de algún pueblo en contacto con las poblaciones griegas.

No obstante, lo que nos interesa en este caso son los actos que se festejaban en su honor. Cuando llegaba el tiempo de la vendimia, se celebraban los frutos de las cosechas sacrificando un macho cabrío. Esta ceremonia se iniciaba con una procesión que recorría la ciudad o el pueblo para salir y retirarse al bosque, donde tenía lugar la inmolación. En dicha procesión participaban hombres vestidos como sátiros, cubriéndose el cuerpo con pieles de animales. La ceremonia iba siempre acompañada por el ditirambo, una composición lírica dedicada a Dionisos, cantado y bailado por los sátiros. Precisamente de este rito nace la palabra tragedia que, proviniendo etimológicamente de la palabra tragos, que significa macho cabrío, se podría transcribir como “el canto del macho cabrío” (GARCÉS 2015).

Estos sátiros constituyen el antecedente inmediato del coro, cuya función pasaría a ser, en vez de la de intermediarios entre la naturaleza y la divinidad y los acontecimientos humanos, la de narradores de la historia que cuente la tragedia o la comedia en cuestión, o sea, intermediarios entre los acontecimientos que representan los actores y el público. Su ubicación central en el teatro era fundamental, y se materializó en la orchestra, de la cual hablaremos más adelante.

Tiempo después, esta representación pasó a celebrarse en los espacios públicos de las ciudades, es decir, el Ágora, las calles…y otros espacios abiertos, en lugar de en el bosque o el campo. El hecho de que las ceremonias y ritos religiosos comenzaran a celebrarse en estos lugares contribuyó en gran manera a que la plaza ganara importancia como el principal espacio público de una ciudad, alrededor de la cual gira toda su actividad económica, religiosa y administrativa.

En último término, las representaciones teatrales acabarían requiriendo un espacio propio para llevarse a cabo, es entonces cuando aparece el teatro como edificio independiente, con sus características particulares que irán evolucionando poco a poco.

En estos dibujos se puede observar la evolución del teatro griego, desde los ditirambos cantados en el bosque hasta el teatro como edificio. Fuente: GARCÉS 2015

Los primeros pasos del teatro

Área teatral del Palacio de Knosos, Creta. Fuente: footage.framepool.com

Detengámonos para empezar en ese segundo momento de la evolución del espacio teatral, los espacios públicos de las ciudades, pues es en estos primeros albores donde encontramos uno de los mayores interrogantes de la arquitectura teatral. Esta pregunta sin respuesta gira en torno a la posible existencia de espacios escénicos rectangulares, anteriores al edificio teatral que conocemos, ubicados en los palacios más relevantes de la época. La duda nace, básicamente, del hecho de que ignoramos por completo la función que podrían tener estas construcciones. Se trata de unas gradas rectilíneas que, tanto en el palacio de Faistos como en el de Knosos (en este último con forma de L), están ubicadas al final de lo que algunos autores han interpretado como vías procesionales.

No sería por tanto hasta el siglo VI a. C. que estas gradas rectilíneas comenzarían a “curvarse” y a parecerse poco a poco a los teatros de la época arcaica y clásica. La prueba de esto sería el área teatral de Tórico, un demo situado en el Ática, ya que los extremos de su grada rodean la zona de representación (GRAELLS 1997). Si bien estas teorías todavía no han sido corroboradas y muchos investigadores niegan las posibilidades que proponen, debemos planearnos la idea de que las representaciones teatrales, o al menos el paso del culto a Dionisos a este tipo de áreas públicas urbanas, podrían remontarse hasta el siglo XVI a. C., momento en el que se reconstruyeron los grandes palacios minoicos tras ser destruidos por terremotos e incendios en la catástrofe del año 1700 a. C., dando inicio al periodo conocido como de los Nuevos Palacios.

El teatro griego como edificio

Una cosa que sí tenemos un poco más clara es el momento de aparición del teatro como una construcción independiente, aunque siempre integrada dentro de un contexto más amplio, los santuarios. Estos edificios, que sí se corresponden con la idea tradicional que tenemos de un teatro, comenzaron a aparecer en torno al siglo VI a. C., o al menos esta es la fecha de construcción del más antiguo del que se tiene constancia hasta la fecha, el teatro de Dionisos en Atenas.

En las siguientes líneas veremos las características fundamentales de estos edificios, tan característicos de la arquitectura griega y los cuales tuvieron una importante repercusión en el arte clásico posterior, siendo la base para el diseño de los teatros y anfiteatros romanos.

Estructura básica de un teatro griego

Boceto de cómo se realizaba el trazado del koilon en un teatro griego. Fuente: GARCÉS 2015

El edificio del teatro se articulaba en su totalidad en base a la orchestra, espacio circular en el que, como ya se ha comentado con anterioridad, se situaba el coro. Esta forma circular de la orchestra recuerda, como se puede observar en los dibujos de la imagen superior, a las danzas circulares que realizaban los sátiros en el bosque durante el sacrificio en honor a Dionisos.

Fruto de estos primeros albores del teatro es también el altar que se situaba en el centro de la orchestra, el cual fue construyéndose cada vez más pequeño debido a la propia evolución del teatro, en la cual se fue abandonando el contexto religioso y se pasó a un enfoque más literario, en el cual el coro se convirtió en el centro de la ceremonia y se dejó de lado el original protagonismo del sacrificio.

En torno a la orchestra se disponía un graderío semicircular. Este tiene su origen en la falda de la ladera en la que se colocaba el público en un principio para ver la representación, en los espacios abiertos a las afueras de las ciudades (o en la falda de la acrópolis como es el caso de Atenas). Posteriormente, sobre la misma ladera se empezaron a construir gradas de madera para lograr una mayor comodidad, además de conseguir así que el público estuviera más organizado y concentrado alrededor de la orchestra. Este entramado de madera, que más tarde sería construido en piedra, recibía el nombre de koilon.

Respecto a esta evolución de la madera a la piedra, algunas fuentes escritas afirman que una catástrofe acaecida a comienzos del siglo V a. C. en un koilon de madera obligó a los atenienses a cambiar el material constructivo empleado (ROBERTSON 1981). El trazado del mismo no carecía de complejidad, y se trata de una muestra más de la brillantez de la arquitectura griega. Para su configuración, se trazaba un cuadrado sobre la orchestra, y después se rotaba éste tres veces sobre su eje para proyectar la forma del koilon hacia la ladera del cerro (GARCÉS 2015).

Fuente: www.guiadegrecia.com

La tercera de las tres partes básicas y fundamentales de un teatro griego es la skene, que era el edificio de fondo tras el cual los actores se cambiaban de vestimenta para sus personajes. Sobre este edificio se hablará a continuación de manera mucho más extendida, pero se puede observar su situación en el boceto de la izquierda. Y desde cada uno de los lados de ésta se proyectaban unos salientes, las paraskenia, especialmente en los teatros de Grecia peninsular y las colonias occidentales.

Por otro lado, entre el koilon y la skene encontramos dos pasillos o accesos laterales que reciben el nombre de parodoi, por los cuales pasaba el coro para ir directamente a la orchestra. Cumplían la función de separar todo lo que ocurría “entre bambalinas” (es decir, toda la preparación de los actores antes de actuar) y los acontecimientos que tenían lugar en la escena.

Otro elemento importante es el proskeion, la parte entablada delante de la skene sobre la cual actuaban los personajes. Se trataba de un pórtico de piedra compuesto por una línea de columnas exentas (a veces pilares con columnas dóricas adosadas, excepto en Epidauro que son jónicas), colocadas sobre un estilobato que sobresalía aproximadamente tres metros del muro frontal de la skene.

Estos soportes sustentaban su respectivo arquitrabe, friso y cornisa, y se unían al muro de la skene por vigas de piedra, cubiertas por una plataforma horizontal de tablones de madera. La altura de esta plataforma solía ser de entre dos y tres metros y medio, correspondiendose con el suelo de la planta superior cuando las skenai tenían dos pisos. Los espacios entre las columnas se tapaban con paneles de madera, y en el centro se colocaban puertas. El suelo de esta planta superior que sostenía el proskenion era sencillo y sin adornos (ROBERTSON 1981).

Aunque la primera idea que se nos viene a la cabeza es que la función de las proskenia fuera la de segundos escenarios, es decir, un segundo piso donde los actores desarrollaban sus escenas, todo indica que en un principio no cumplía dicha función, sino que era un mero fondo al igual que la skene. Uno de los detalles que nos llevan a esta conclusión es el hecho de que, en los teatros más antiguos, este “segundo piso” estaba al principio incomunicado (como es el caso del teatro de Priene), siendo su único acceso una pequeña puerta en el centro de la parte superior de la skene, y que fue en un momento posterior cuando se construyó la escalinata de piedra del lado oeste que lleva hasta la mencionada cubierta del proskenion (ROBERTSON 1981).

Otra opción para ascender hasta este segundo escenario la podemos observar en el teatro de Epidauro, si bien es un poco más burda: dos rampas de tierra unen los laterales de la cubierta del proskenion con el suelo.

El poder de la acústica

El hecho de que los teatros estuvieran siempre ubicados en la falda de una colina o cerro no fue una mera casualidad, ni mucho menos un capricho de los arquitectos que construyeron teatros, sino que guarda relación con el sonido, con la acústica. El motivo no es sólo para lograr que todos los espectadores tuvieran una buena visión de la representación, sino que además de esta forma se conseguía reducir el ruido de fondo y se impedían las sombras acústicas del sonido directo que producían los mismos espectadores.

Para ello, la pared de fondo que se construía sobre el koilon, en especial cuando se empezó a usar la piedra edificar teatros, además de disminuir la inmisión de ruidos exteriores, hacía que el sonido procedente de los actores, tras reflejarse en ella, se dirigiese hacia el público (LEÓN 2007), creando así una burbuja envolvente que permitía que los diálogos de los actores y del coro se oyeran desde cualquier punto del koilon.

La aparición de la skene

En un primer momento, en los albores del teatro como edificio físico donde se representaban las tragedias, tal y como se ha mencionado anteriormente, los actores desarrollaban sus intervenciones en la misma orchestra, ocupando por lo tanto el mismo lugar que el coro. Será después, con el paso del tiempo y de la progresiva importancia que van ganando los actores, que se planteará la incorporación de un espacio exclusivo para sus actuaciones, espacio que en la actualidad podríamos llamar escenario. Esta zona, aunque no por regla estricta, solía estar en un nivel más elevado que la orchestra, de cara a que las actuaciones se vieran mejor desde todos los puntos del koilon, además de mostrar al mismo tiempo el paso del coro a un segundo plano, como acompañante de los actores en lugar de como núcleo principal de la representación.

Justo en este punto, es cuando aparece la skene. A pesar de la suntuosidad que presenta esta construcción en los últimos teatros griegos y en sus homólogos romanos, los primeros vestigios de la misma no están cargados de esa grandilocuencia. En su origen el término griego skene hacía referencia a una cabaña o barracón de uso militar (BRIOSO y VILLARUBIA 2005).

La incorporación de este tipo de construcción al ámbito teatral vendría dado probablemente por las necesidades técnicas del montaje de las obras, entre ellas, y principalmente, el cambio de disfraz de los actores. Esta barraca, al principio de madera y con un carácter desmontable, era situada detrás de la orchestra, separando el espacio teatral del resto de los edificios del  santuario (o de la acrópolis en el caso del Teatro de Dionisos en Atenas) donde se encontraba, y limitando por tanto el espacio en el que se desenvolvían los actores durante la representación. La skene primitiva tenía una forma rectangular.

Tras el paso de los años, esta rudimentaria barraca sufrió una evolución, dejando de ser una simple edificación con un fin utilitario y pasando a transformarse en un espacio con significado dramático propio, integrándose por tanto en el sistema de elementos teatrales. En este segundo nivel su abertura hacia la escena, o sea, la puerta de entrada a la barraca,  y su terraza, el típico tejado plano mediterráneo, adquirirán un papel relevante.

En un primer lugar, respecto a la puerta de la skene, ésta adquiere un sentido nuevo, como vía de acceso hacia un interior que cobra vida imaginaria y en el que se supone que también ocurren diversos sucesos dentro de la trama teatral. Por ejemplo, la fachada principal de la skene podría corresponder con la entrada de un palacio, o con la boca de una cueva, y las acciones de los actores en relación a la misma introducen a los espectadores a los hechos que ocurren en el interior del habitáculo, los cuales, por motivos básicamente logísticos, no eran mostrados al público, sino narrados o resumidos por uno o varios de los actores.

Para esto, era necesario que los actores acompañaran sus diálogos con una mímica muy notable que ayudara a paliar y ensombrecer ese tipo de inconvenientes logísticos. Así mismo, dicha fachada también podía corresponderse con espacios interiores, indicando que al cruzar la puerta y “salir a escena” los personajes están entrando en un lugar (BRIOSO y VILLARUBIA 2005).

En relación también con la fachada de la skene, encontramos también diversas hipótesis sobre su decoración, las cuales proponen la posibilidad de que la skene fuera decorada en momentos puntuales de la obra o durante toda la representación de algunas obras concretas, si bien la tendencia general incita a pensar que la fachada se mantenía igual durante toda la representación e incluso durante todo el festival que se celebrara en el lugar.

En resumen, la incorporación de la skene al teatro tuvo dos principales consecuencias: la limitación del espacio donde se desenvolvían los actores (entre la orchestra y la skene), y el uso de la fachada otorgándole un valor teatral como parte de la escena.

Por otro lado, respecto a las partes principales de la skene, nos hallamos de nuevo ante múltiples discusiones. La primera de ellas gira en torno al número de puertas que debían tener las skenai. Sí está claro que las más primitivas contarían con una sola puerta, en base en parte a la sencillez del edificio, y especialmente por la poca importancia que tenían las acciones relacionadas con ella en las tragedias (que recordemos que fueron el primer género dramático), por ser el reflejo de un acto cotidiano, lo que hacía que no fuera necesaria la existencia de varias de ellas.

Sin embargo, no ocurría lo mismo con las comedias. Dramaturgos como Aristófanes o Menandro jugarán en muchas de sus obras con las posibilidades y recursos cómicos que brinda la puerta de la skene. En el siglo IV, debido a este repetido uso que se le daba en la comedia, empiezan a construirse skenai con dos puertas, especialmente por algunas obras en las que las acciones de los personajes ocurrían en dos lugares anexos (dos bloques casas, por ejemplo); y posteriormente aparecerán incluso algunas con tres.

En ocasiones se ha planteado la posibilidad de que estas puertas contaran con un porche o pórtico, similar al de las casas aristocráticas de la época, hecho del que no se tiene ninguna prueba verosímil. Lo mismo ocurre con aquellas hipótesis que proponen la existencia de ventanas en las fachadas de la skene, obviamente ya en épocas muy avanzadas, siguiendo la misma idea planteada con anterioridad de los recursos que podrían ofrecer en las comedias; si bien esta idea es cuanto menos ilógica, ya que no tendría sentido la existencia de éstas exclusivamente para las pocas representaciones cómicas en las que podrían ser necesarias. De hecho, si se requiriera unas aberturas suplementarias, la misma terraza de la skene podría servir para tal fin.

Los principales teatros del mundo griego

Finalmente haremos un repaso por los teatros más importantes del área griega, ordenados cronológicamente según su fecha de construcción, desde el más antiguo al más reciente. Sin olvidarnos de otros como el de Messene, Corinto o el de Messina (Sicilia), excavado recientemente.

Teatro de Dionisos

Tal y como se comentó en páginas anteriores, el teatro griego más antiguo del que se tiene constancia es el teatro de Dionisos, situado en la falda de la Acrópolis de Atenas. En este teatro del núcleo del Ática podemos seguir toda la evolución de los teatros griegos.

Situación de los monumentos de la Acrópolis de Atenas, correspondiendo al teatro el número 18. Fuente: www.wikipedia.org

Los primeros datos que hacen referencia al mismo nos hablan sobre una primera construcción de la segunda mitad del siglo VI a. C., compuesta simplemente por un plataforma donde se situaban los actores, y ubicándose el público en la ladera del cerro; después se construirían unas plataformas de madera para una mayor comodidad de los asistentes, tal y como vimos anteriormente; plataformas que en el siglo V a. C. serían sustituidas por gradas de madera. A pesar de que la antigüedad de estas primeras construcciones, no será hasta la segunda mitad del siglo IV a. C (aproximadamente en torno al año 330 a. C.) cuando, siendo arconte Licurgo, el teatro tome la forma monumental que ostenta aún hoy día.

El koilon de piedra del siglo IV estaba compuesto por un total de 78 gradas, divididas en dos niveles por un pasillo circular, si bien el teatro se fue remodelando repetidamente, ampliando el graderío de forma progresiva. Al ser de una época ya más tardía, este último teatro presenta ya todas las partes que hemos visto líneas más arriba, es decir: una skene plenamente desarrollada, pero de la que prácticamente no se conserva nada; un proskenion en las mismas condiciones, al que se accedía desde la orchestra por una escalera central; y la misma orchestra, la cual presenta una forma semicircular, quizás fruto de una remodelación.

Teatro de Siracusa

Otra de las joyas de la arquitectura griega es el teatro de la ciudad de Siracusa, en la actual isla de Sicilia, antaño parte de la llamada Magna Grecia como una de sus colonias más importantes. Dicho teatro fue construido originariamente en el siglo V a. C., estrenándose con la famosa obra “Los Persas” de Esquilo, si bien destacó en realidad por la gran importancia que tuvo en el mundo de la comedia, al contrario que el de Atenas, patria de la tragedia. Sin embargo, su aspecto definitivo el fue dado en el siglo III a. C. durante la reforma de Gerón II, y más tarde sufriría nuevas remodelaciones en época romana.

Dos vistas del teatro de Siracusa. Fuente: www.wikipedia.org Fuente: bajoelsoldesicilia.blogspot.com.es

Si nos basamos en los restos que se conservan hoy en día, el teatro presenta un koilon de 138 metros de diámetro, dividido en 9 sectores con un total de 67 filas y surcado por un corredor hacia la mitad. La orchestra tiene forma semicircular, en lugar de la tradicional circular griega, quizá fruto de una remodelación tardía o de época romana. Por otro lado, sólo se conservan los cimientos de la skene.

Actualmente, el teatro sigue en uso (tras múltiples tareas de restauración), acogiendo año tras año, durante los meses de mayo y junio, tragedias como “Prometeo” de Esquilo o “Fedra” de Eurípides.

Teatro de Delfos

Avanzando al siglo IV a. C. nos encontramos con el teatro ubicado en el Santuario de Delfos, en la isla del mismo nombre.  Dentro de dicho santuario, se encuentra cerca del Templo de Apolo, apoyando su koilon en la ladera del monte Parnaso, lo cual lo convierte en un mirador excelente con unas espectaculares vistas de todo el santurario y el valle de Cirra.

En él se pueden observar todas las características que hemos visto sobre el teatro griego: la orchestra circular, el koilon de piedra dividido en sectores y la skene, de la que sólo se conservan los cimientos (como puede apreciarse en la imagen). El edificio sufrió restauraciones en época de Eumenes I de Pérgano, en torno al año 159 a. C., y también en época romana, cuando en el siglo I a. C. el proskenion fue adornado con bajorrelieves, en los cuales se narraban los trabajos de Herakles.

Teatro del Santuario de Delfos. Fuente: www.wikipedia.org

Con una capacidad de 5.000 espectadores, albergaba cada cuatro años las competiciones líricas, dramáticas y musicales que formaban parte de los Juegos Píticos, los cuales se celebraban en honor a Apolo (dios tutelar del santuario) y conmemorando su victoria sobre la serpiente Pitón, la cual protegía la isla en nombre de la diosa Gea, y su conquista de Delfos.

 

Teatro de Epidauro

Al igual que el anterior, en el siglo IV a. C. también se construyó el teatro más famoso de la arquitectura griega, con permiso siempre del teatro de Dionisos en la Acrópolis, el teatro Epidauro. Ubicado en el Santuario de Asclepio en la ciudad de Epidauro, fue construido hacia el 350 a. C. por Policleto el Joven, arquitecto también del tholos que se encuentra en dicho complejo.

El teatro presenta una orchestra circular de unos 25 m de diámetro, alrededor de la cual se dispone el koilon, cuyo arco era algo mayor que un semicírculo. Una galería (diazona) lo dividía en dos pisos que, a su vez, estaban divididos en secciones triangulares (kerkides) por escaleras radiales, doce en el primer piso y unas veinticuatro en el segundo (RICHTER 1980). Un dato curioso sobre la orchestra es que un anillo de piedra la rodeaba por completo a nivel de suelo (ROBERTSON 1981).

Otras innovaciones las encontramos en el mismo koilon, el cual presenta dos niveles de inclinación, siendo más empinada la parte superior. Y además, los asientos de lo que podríamos llamar preferencia, proedia, tienen brazos y respaldo, presentando éste una ligera depresión con el objetivo de ofrecer una mayor comodidad (RICHTER 1980). Por otro lado, la fecha de construcción de la skene es bastante controvertible, ya que si de verdad perteneciera al conjunto original (como muchos estudiosos proponen) estaríamos ante el ejemplo más antiguo de proskenion; si bien otros muchos autores defienden que debe tratarse de una incorporación propia del periodo helenístico (ROBERTSON 1981).

Vista del teatro del Santuario de Epidauro. Fuente: http://canalviajes.com/la-increible-acustica-del-teatro-de-epidauro/

Teatro de Dodona

El último de los teatros a analizar, además del más reciente respecto a los anteriores, el teatro del Santuario de Dodona, situado a 80 km al este de la isla de Corfú, en la región de Epiro, al pie del monte Tomaros. Dodona fue el segundo santuario más importante de la antigüedad, por detrás de Delfos.

El teatro fue construido a principios del siglo III a. C. por el rey Pirro de Epiro, como una ampliación del mencionado santuario. Tiene una historia bastante nefasta, ya que fue destruido en varias ocasiones: la primera por los etolios en el 219 a. C.; fue reconstruido y años después, en el 167 a. C., nuevamente destruido por las tropas romanas; finalmente fue reformado y reutilizado en el año 148 a. C., usándose desde entonces y hasta el siglo IV d. C. para espectáculos de fieras y luchas de gladiadores.

Teatro del Santuario de Dodona. Fuente: www.wikipedia.org

Actualmente, se conserva su orchestra circular, los cimientos de la skene  y el koilon, éste en buenas condiciones gracias a las labores de restauración de los arqueólogos en el siglo XIX. Contaba también con paredes de arrimo y torres, probablemente originarias de las últimas remodelaciones de época clásica.

 

Bibliografía

-Bajo el sol de Sicilia: bajoelsoldesicilia.blogspot.com.es

-BRIOSO SÁNCHEZ, Máximo y VILLARUBIA MEDINA, Antonio (2005): Aspectos del teatro griego antiguo. Sevilla.

-GARCÉS ALZAMORA, Andrés (2015): La ciudad teatro. El lugar de la escena y otros lugares. Barcelona.

-GRAELLS, Antoni Ramon (1997): El Lloc del Teatre. Barcelona, Ed. UPC.

-Guía de Grecia: www.guiadegrecia.com

-LEÓN RODRÍGUEZ, Ángel Luis (2007): Acústica y rehabilitación en teatros de Andalucía.

-MARTÍN, Roland (1989): Arquitectura Griega. Madrid.

-RICHTER, Gisela M. A. (1980): El Arte Griego. Una revisión de las artes visuales de la antigua Grecia. Barcelona.

-ROBERTSON, D. S. (1981): Arquitectura griega y romana. Ediciones Cátedra, S. A.; Madrid.

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