Las mujeres de confort se han convertido en uno de los centros de controversia entre los gobiernos de CoreaJapón durante años debido a que aun hoy en día se niega que estas mujeres existieran. Hablamos de mujeres esclavizadas para la satisfacción sexual de los soldados japoneses, un hecho horrendo por el que muchas mujeres vieron destruidas tanto sus vidas como su futuro. Las heridas, van mucho más allá de la Segunda Guerra Mundial, y estas mujeres no fueron solo coreanas, sino que hubo en todos los lugares donde los japoneses extendieron sus redes.

En la imagen principal: «Mujeres de confort» chinas junto a un soldado japones, en la imagen apreciamos que una de ellas se encuentra embarazada.

¿Qué son las “mujeres de confort”?

El término “Mujeres de confort” o “mujeres de solaz” sirve a modo de eufemismo para referirse a las miles de mujeres de diferentes partes de Asia que fueron raptadas por las tropas japonesas para satisfacer las necesidades sexuales de sus soldados durante las guerras que tuvieron lugar en las primeras décadas del siglo XX, aunque este fenómeno se incrementó en la Segunda Guerra Mundial.

El término “mujeres de confort” ha sido repudiado por las principales organizaciones internacionales, en 1996 la comisión por los derechos humanos de la ONU rechazó este término para empezar a denominar a las víctimas de Japón como esclavas sexuales mientras que la organización internacional de trabajadores reportó en 1996 que Japón había llevado a cabo crímenes contra la humanidad.

Aunque lo cierto es que las “mujeres de confort” o ianfu surgieron antes, esta práctica existía desde la edad media en Japón como medio para impedir las violaciones de civiles por parte de los soldados y para “satisfacer” sus necesidades. Normalmente, eran las autoridades de una comarca vencida los encargados de organizar los servicios sexuales con prostitutas (karayuki-san) para proteger a sus mujeres del acoso de quienes les habían vencido. Por ejemplo, en china trabajaban las karayuki-san junto a las ah ku (prostitutas de origen chino) en prostíbulos militares para servir a las tropas japonesa, aunque el nombre de estas cambiaría a jugun-ianfu.

El auténtico tráfico de mujeres en el continente asiático comenzó en 1870 y se incrementó en 1919, después de que el gobierno japonés declarase ilegal el ejercicio de la prostitución. Las mujeres eran reclutadas en los puertos de sus países, en principio eran chinas y japonesas, para luego ser transportadas en las bodegas de los barcos mercantes británicos y japoneses hasta los burdeles. Normalmente estas mujeres eran engañadas por los explotadores que finalmente las esclavizaban, vendían y usaban como moneda de cambio para saldar sus propias deudas.

La vida de las “mujeres de confort”

La historiadora Bernd Stöver estima que hasta 200.000 mujeres fueron convertidas en esclavas sexuales durante la guerra por el gobierno japonés, y aunque no ha podido confirmarse parece ser la cifra más exacta. Entre estas mujeres no solo encontramos coreanas, pese a que estas fueran la mayoría, sino que también hubo chinas, malasias, filipinas, holandesas, tailandesas, etc. Incluso hubo mujeres japonesas que trabajaban como prostitutas (normalmente eran vendidas por sus familias y pertenecían a las clases más pobres) antes de la guerra que fueron obligadas a prestar sus servicios a los militares. Los japoneses solían buscar normalmente que fuesen jóvenes y vírgenes para que no pudieran contagiar con enfermedades veneras a los soldados.

Joven china utilizada en una estación de confort habla con uno de sus salvadores.

La principal razón por la qué aun hoy desconocemos cuantas mujeres fueron utilizadas por los cuerpos militares japoneses se debe a la falta de datos concretos. Según las investigaciones cuando Japón estaba a punto de rendirse por no encontrar otra salida se dio un esfuerzo organizado para quemar y destruir cualquier documento o evidencia que mostrase el cruel tratamiento al que sometieron a sus prisioneros y a los civiles en las zonas ocupadas. El ministro de Guerra japonés ordenó el 14 de agosto de 1945 a todos los cuarteles que se deshiciesen de cualquier documento confidencial, ese día el comandante del Kempetai envió instrucciones de como quemar grandes cantidades de papeles de forma eficiente.

Mandato del gobierno japones para el reclutamiento de «mujeres de confort»

Todavía sigue siendo discutido el origen de las conocidas como estaciones de confort en las que estas mujeres eran encerradas, violadas y maltratadas. Algunos expertos dicen que fue el teniente de la marina imperial Yasuhiro Nakasone quien tras ser enviado a Borneo y observar unas conductas sexuales desagradables entre sus hombres estableció un primitivo sistema de prostíbulos. Su historia es conocida gracias a la autobiografía que publicó en 1978 bajo el título de “comandante de 3.000 hombres con 23 años”, en aquel momento esto no supuso un problema para que siguiera una trayectoria política que le llevo a ser primer ministro de su país de 1982 a 1987.  Otros autores apuntan a que la primera estación de comfort surgió en Shanghái en 1932, poco después de que los japoneses tomasen este territorio, aunque quienes trabajan en el lugar eran prostitutas japonesas por lo que no podemos hablar de esclavismo como en el caso que nos concierne.

Los locales de confort eran establecidos en todos los territorios ocupados por los japoneses como una forma de mantener la moral de las tropas altas impidiendo al mismo tiempo que violasen a las mujeres de la zona en la que se encontraban. Por ello secuestraron a mujeres de cada lugar para llevarlas esclavizadas a otros, no sabían el idioma en muchas ocasiones y al ser extranjeras no tuvieron el apoyo de los foráneos. Existe un componente en este sistema de “mujeres de confort” del que no se habla demasiado, este no solo se hacía para que los soldados dieran rienda suelta a sus necesidades sexuales si no que era utilizado como un modo de colonizar el territorio. Los abusos sexuales fueron una medida para demostrar el poder y a la vez lograr que la población sintiese miedo lo que impedía que se levantasen en contra de los conquistadores.

Una de las mujeres coreanas que fueron víctima de este sistema fue Lee Ok-Seon que ha narrado su historia públicamente para visibilizar este problema y que todo el mundo recuerde lo que ocurrió. Fue secuestrada con 14 años por una pareja de hombres cuando paseaba por la calle, estos la llevaron en un tren hacia China donde permaneció como una mujer de confort más. Ella misma no entiende el porqué de ese nombre: «No fuimos por voluntad propia, fuimos secuestradas. Me obligaron a tener sexo con muchos hombres cada día». Allí estuvo sometida a violaciones diarias por parte de los soldados japoneses hasta el fin de la guerra, ella cuenta lo que vivió rehuyendo de dar datos concretos y describe en una frase como eran las estaciones: “No era un lugar para humanos, era un matadero”. Paso tres años allí en un burdel cercano a un campamento militar en Manchuria, de allí intentó escapar solo logrando recibir palizas por parte de sus captores. «La policía militar me preguntaba que por qué quería escapar y yo les decía que porque tenía frío y no tenía comida. Me pegaban otra vez y me decían que hablaba demasiado».

Lee Ok-Seon, una de las pocas supervivientes de la esclavización sexual japonesa que actualmente se ha convertido en un símbolo de la lucha.

Muchas de las mujeres que sufrieron este tormento no sobrevivieron a ello, se cree que 2/3 partes terminaron suicidándose. Hay que entender que no solo sufrían abusos sexuales y eran violadas, eran maltratadas con brutalidad incluso con armas blancas como cuchillos. Además, eran demasiado jóvenes, la mayoría tenían entre 14 y 18 años, aunque algunas eran todavía más jóvenes (tenemos datos de niñas abusadas que no superaban los diez años), y estaban aisladas del mundo exterior: no podían entrar en contacto con sus familias y no tenían a nadie en quien confiar. La propia Lee Ok-Seon cuenta que vio a muchas de sus compañeras cometer suicidio ahorcándose o ahogándose y que ella misma intento hacerlo, pero no pudo.

Al finalizar la guerra, tras la rendición de Japón, estos lugares fueron cerrados y sus dueños desaparecieron del mapa. De repente las mujeres fueron libres, pero también estaban desorientadas: no sabían donde se encontraba, no sabían si tenían un hogar al que regresar, no tenían dinero y tuvieron que malvivir en las calles. Lee Ok-Seon dice que tomo la decisión de no volver jamás a Corea debido a la vergüenza que sentía: “tenía escrito en la cara que había sido una mujer de confort, no podía volver a mirar a mi madre a la cara”.

Otra gran secuela que tuvo que vivir esta victima fue que debido a la mala salubridad de las casas de confort contrajo sífilis, algo que por poco la mata y que derivo en que tuvieran que extirpar el útero. Por supuesto no fue la única y sabemos gracias a testimonios de las victimas que muchas otras padecieron ETS u otras enfermedades, sin contar con los abortos clandestinos a los que eran sometidas.

Todas estas mujeres han tenido vidas y experiencias similares teniendo que callar todo lo que habían vivido por miedo a ser rechazadas. No existía ninguna clase de apoyo económico o psicológico para estas mujeres en una sociedad machista. Hasta 1991 no se rompió el silencio gracias a la primera mujer que hablo de su experiencia públicamente. Esto ayudo a otras 250 mujeres narrasen lo que habían visto y vivido para pedir justicia y reconocimiento por parte de sus abusadores. Querían que el gobierno japonés se disculpara oficialmente pero aun ahora el problema no ha terminado, puesto que actualmente la corte de justicia japonesa no considera que haya un daño que compensar.

Disputa en el interior de Japón

Actualmente existe una corriente de pensamiento en Japón que algunos denominan “revisionista” que trata de desmentir todas aquellas historias que se han narrado sobre el comportamiento de sus antepasados durante la Segunda Guerra Mundial. Al parecer es sobre todo seguida por los jóvenes que dicen estar cansados de pedir perdón a China y Corea.

Algunos políticos japoneses siguen esta corriente como el primer ministro Shinzo Abe quien niega tanto la existencia de esos lugares como que las mujeres fueran obligadas a mantener relaciones sexuales. Y esto implica, aunque no se diga abiertamente, que considera que todas estas mujeres eran prostitutas por lo que quita relevancia a la cuestión. El gobernador de Osaka, Toru Hashimoto, dijo en 2007 que debían existir para que los soldados siguiesen siendo disciplinados. El ex jefe de las fuerzas aéreas de Japón, Toshio Tamogami, dice que las historias de atrocidades cometidas por las tropas niponas son “mentiras e invenciones”.

El ex jefe de las fuerzas aéreas de Japón, Toshio Tamogami, es un seguidor de este pensamiento y ha dicho que las historias de atrocidades cometidas por las tropas niponas son “mentiras e invenciones”. Este hecho es preocupante si tenemos en cuenta que se presentó en las elecciones a gobernador de Tokio de 2014 en las que quedo cuarto logrando un 25% de votos de personas entre 20 y 30 años. Según él los japoneses fueron liberadores que lucharon valientemente para expulsar a los imperialistas blancos que subyugaron a los pueblos asiáticos durante 200 años. Tamogami opina que Japón no invadió la península coreana si no que invirtió en Corea, en Taiwán y en Manchuria. Respecto a las mujeres de confort dice que «Si eso es cierto, ¿cuántos soldados tuvieron que ser movilizados para llevarse a esas mujeres a la fuerza? ¿Y esos hombres coreanos simplemente miraban cómo se llevaban a sus mujeres a la fuerza? ¿Eran todos los hombres coreanos unos cobardes?».

Sin embargo, contamos con los testimonios de hombres que sirvieron como soldados durante la Segunda Guerra Mundial para Japón que admiten todo esto. Tal es el caso de Masayoshi Matsumoto que narra todo lo que vio, nos relata que en su unidad había seis mujeres de confort y que las mujeres coreanas eran sobre todo para oficiales. «Así que los soldados normales atacaban los pueblos gritando: ‘¿Hay buenas chicas aquí?’. Esos soldados robaron, violaron o mataron a los que no les hacían caso», todas las capturadas eran llevadas al campamento para ser esclavizadas.

Masayoshi Matsumoto ha narrado ante la prensa sus vivencias como soldado japones durante la Segunda Guerra Mundial.

Situación actual

El 28 de diciembre de 2015 los ministros de Relaciones Exteriores de Japón, Fumio Kishida, y de Corea del Sur, Yun Byung-se, firmaron un acuerdo por el que Japón entregaba la suma de 1000 millones de yenes al gobierno de Corea del Sur para crear un fondo de ayuda a las mujeres víctimas de la esclavización sexual. Ambos gobiernos además se comprometieron a abstenerse en el futuro de criticar unos a otros sobre el tema de las mujeres de confort en las Naciones Unidas y otros foros internacionales. «Corea del Sur y Japón firmaron un acuerdo que carece de las apropiadas disculpas y compensaciones», ha asegurado el Consejo Coreano de las Mujeres Reclutadas para la Esclavitud Sexual del Ejército en una rueda de prensa celebrada frente a las oficinas gubernamentales en Seúl. Al fin y al cabo, este acuerdo es simplemente económico y solo sirve como soborno para que el gobierno coreano silencie el tema. Japón ni siquiera pedía disculpas a las víctimas.

Las supervivientes presenciaron la rueda de prensa de los ministros de exterior.

Algunas de las supervivientes piden que el emperador las visite y las pida perdón sinceramente, aunque muchas piensan que los japoneses simplemente esperan a su muerte para olvidar el problema. Otras miran con esperanza el futuro de los acuerdos anunciados por los gobiernos coreano y japonés como Yoo Hee-nam que pese a ser consciente de que su vida no ha sido fácil y de que no puede estar completamente satisfecha dice que: «durante todo este tiempo he estado esperando que el gobierno de Corea del Sur resuelva legalmente este asunto, y como trabajaron tan duro para sellar un acuerdo antes del final del año, me gustaría darle un voto de confianza al gobierno».

Muchas de ellas viven juntas en la conocida como “Casa de compartir” que esta en la ciudad de Gwangiu cerca de Seúl. Este lugar está rodeado de placas y estatuas que cuentan la historia de sus habitantes.

Desde que un miércoles en enero de 1992 se diese una manifestación masiva de mujeres coreanas (protagonizada por las propias “mujeres de confort”), durante la visita del primer ministro japonés Kiichi Miyazawa a Corea del Sur, pidiendo que el país nipón pidiese perdón por las atrocidades cometidas durante la Segunda Guerra Mundial se creó un sistema de huelgas regulares. Cada miércoles cientos de mujeres coreanas de todas las edades se reúnen delante de la embajada japonesa en Seúl para reivindicar el reconocimiento de las víctimas de trata que han sido silenciadas durante décadas. Por este motivo se colocó una estatua en conmemoración de la manifestación número mil, que simboliza a estas mujeres y su lucha, justo delante de la embajada de Seúl (en el lugar en el que siguen realizándose las protestas). El gobierno japonés continua actualmente pidiendo que la misma sea removida y colocada en otro lugar, sin embargo, dos tercios de los surcoreanos desean que permanezca donde está.

Estatua de Seúl en honor de las «mujeres de confort»

Los coreanos no son los únicos que desean el reconocimiento del sufrimiento de las mujeres de confort originarias de su país, a pesar de haber sido los primeros en crear un movimiento con suficiente fuerza como para que aparezca en las noticias internacionales. Por ejemplo, Taiwán está en proceso actualmente de iniciar negociaciones con el gobierno japonés mientras que en Filipinas las mujeres que vivieron este tormento todavía tratan de organizarse. En la ciudad surcoreana de Busan ha estallado recientemente una nueva disputa por la instalacion de una replica de la estatua de Seúl frente al consulado japones, la tensión ha llevado a la retirada del embajador nipon de la metrópoli.

El actual presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, dijo en una entrevista el día 28 de febrero de este año que hasta que el gobierno japonés no admitiera que el caso no ha sido cerrado no podría resolverse la problemática de las mujeres de comfort. Unas pocas palabras no cierran heridas provocadas por un crimen contra la humanidad cometido en tiempos de guerra, la única solución posible es que se recuerde este caso y se aprenda de él.

La problemática de las “mujeres de confort” sirve como un ejemplo perfecto de como tratar de ocultar la historia puede suponer el sufrimiento de cientos de personas. Japón no fue el único estado, ni mucho menos, que realizo barbaries en contra de los derechos humanos durante un periodo bélico. Pero lo cierto es que al igual que Alemania pidió disculpas por todo el sufrimiento llevado a cabo por el régimen nazi de Hitler y ha llegado a acuerdos con la población maltratada por el mismo, Japón podría hacer lo mismo. En lugar de aprender de su aliado el país nipón se dedica a renegar de todo lo que se les acusa creyendo que asi podrá olvidarse, como dicen las víctimas: cuando ellas mueran, morirá el problema. El inconveniente es que cada vez más gente conoce la verdad detrás de la mascara japonesas, las niñas de las que abusaron se han convertido en mujeres fuertes que se han desgarrado la voz gritando para que nos enteremos de lo que ocurrido. Hace apenas unos meses fueron descubiertas pruebas visuales, una grabación y varias fotografías, en las que puede verse el estado en el que se encontraban las estaciones de confort cuando los americanos llegaron a ellos. Ahora que conocemos su historia, jamás la olvidaremos y seguiremos luchando por su visibilización. Japón debe reconocer su propio pasado.

Bibliografía:

  • FELDEN, Esther. “Former comfort woman tells uncomforting story”. En DW, made for minds. 2 de septiembre de 2013.
  • GRIFFITHS, James. “Why this statue of a Young girl caused a diplomatic incident”. En CNN. 10 de febrero de 2017.
  • HIRSCHAUER, Sabine. “The securitization of rape: women, war and sexual violence”. Palgrave Macmilan. 2014.
  • KOTLER, Mindy. “The comfort women and Japan´s war on truth”. En The New York times. 14 de noviembre de 2014
  • LOTTO PERSIO, Sofia. “World War II mass grave of `comfort women´ documented in graphic video was discovered in the U.S.”. En Newsweek. 28 de febrero de 2018.
  • SIOJO, Ron. “A role of women in history: comfort women – The Unsung heroes”. En Knoji, consumer knowledge.
  • WINGFIELD-HAYES, Rupert. “Los japoneses que niegan los crímenes sexuales de la Segunda Guerra Mundial”. En BBC, por el enviado especial al Mar de China Meridional. 8 de agosto de 2015.
  • WINGFIELD-HAYES, Rupert. “Las esclavas sexuales de la Segunda Guerra Mundial que obligaron a Japón a disculparse y pagar”. En BBC, por el enviado especial al Mar de China Meridional. 28 de diciembre de 2015.

6 COMENTARIOS

  1. Gracias por compartir sus conocimientos.con la esperanza de que jamás,en ningún lugar del planeta,vuelva a cometerse este tipo de atrocidades.

  2. Lamentablemente la soldadesca que vence en batallas o guerras cometen abusos contra la población civil vencida entre ellos las violaciones sexuales que los japoneses lo hayan hecho en extremo es un acto criminal pero en general todo ejército hace lo mismo

  3. Lo «gracioso» del japon actual es que es aislacionista (lei en algun lado que prefieren robots a inmigrantes para paliar su baja natalidad)
    Si añadimos eso a que no hay buenas relaciones con sus vecinos (mas alla de lo comercial) por la ocupacion japonesa (lei por ahi que si nor o surcorea se van a la guerra contra japon, la otra parte lo sigue, sin mirar la ideologia)

  4. Resulta atroz lo sucedido pero peor aún es que el Japón actual lo niegue y no lo convierta en una enseñanza, como hizo alemania con las atrocidades del nazismo. Creo además que el asunto no sólo es entre Japón y Corea sino una expresión de la cosificación de la mujer en Japón, que sigue muy vigente en muchas de sus expresiones artísticas como el comic.

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