Se conoce como Xibalba a un inframundo de la mitología maya del pueblo quitché o K´iche´, un lugar subterráneo y oscuro donde los héroes mayas Hunahpu y Xbalanque forjaron su leyenda. Pero antes de presentar este lugar mítico, habitado por criaturas siniestras, conviene presentar al pueblo creador del mito: los quitché. Uno de los pueblos del altiplano guatemalteco en la llamada etapa postclásica, posterior al declive de la época de esplendor de la etapa clásica. El reino Quitché se asentó, tras la expulsión de los anteriores habitantes de la región, en la capital preexistente de Utatlán-Gumarcaaj y tuvo claras similitudes con los otros grupos mayas del norte y su alrededor, todos descendientes de los pueblos del periodo clásico. La lengua K´iche´ por su parte era un dialecto del maya, algo diferente al del Yucatán pero con similitudes notables por compartir raíces lingüísticas.
El pueblo Quitché frente a la Conquista
En el siglo XVI los conquistadores españoles irrumpieron tras la caída de la triple alianza mexica en el norte mesoamericano. El propio Hernán Cortés o la familia Montejo tuvieron un protagonismo notable dentro del territorio maya, pero en la región de los quitché el conquistador que más destacable fue Pedro de Alvarado. Alvarado fue uno de los principales capitanes de la expedición de Hernán Cortés contra Tenochtitlán, y tomó parte en los momentos cruciales de este conflicto. Bajo su mando tuvo lugar la matanza de nobles mexicas que desató la mayor derrota de la expedición española durante toda la campaña, la Noche Triste, el 20 de junio de 1520 en el que tuvieron que escapar de la ciudad lacustre aprovechando la oscuridad de la noche, y durante la cual fueron masacrados muchos de los españoles y aliados nativos en una huida desesperada.
Como consecuencia de este debacle hubo un delicado momento en el que toda la expedición estuvo a punto de ser aniquilada por las fuerzas tenochcas y sus aliados. Posteriormente, durante el asedio a Tenochtitlán de 1521, Alvarado dirigió al grupo de ataque de la calzada de Popotla-Tlacopan. Su periplo como conquistador le llevó a probar suerte en la zona del Perú, aunque finalmente acabó en Guatemala.
En 1524 Alvarado llegó a la región de los Quitché enviado por Hernán Cortés para conquistarla y fundar nuevas ciudades que consolidaran la presencia hispana. El principal enfrentamiento entre los mayas quitché y las fuerzas conquistadoras fue la cruenta batalla del Pinar, que terminó con la derrota de los mayas y la muerte de su líder principal1. Tras la victoria, Alvarado y su grupo de conquista (una fuerza mixta de españoles y nativos, especialmente tlaxcaltecas, pero también de otros grupos, incluyendo mayas enemigos de los quitché) avanzaron sobre la capital quitché teniendo algunos enfrentamientos menores en los que prevalecieron las armas españolas.
Finalmente, Alvarado asentó sus fuerzas junto a la capital, Utatlán-Gumarcaaj, donde invitaron a los señores quitchés para negociar la paz, momento en el que fueron traicioneramente apresados por el conquistador. La resistencia de estos mayas no disminuyó tras la celada de Alvarado, quien quemó a los nobles prisioneros y con apoyo de los mayas cakchiqueles2, enemigos tradicionales de los quitché, la capital fue pasto de las llamas y este pueblo conquistado y sometido a la Corona española. La imponente figura del cruel y eficiente Pedro Alvarado tuvo tanto impacto en la región guatemalteca que su rostro en forma de máscara ceremonial pasó a la tradición regional, apareciendo aún a día de hoy en la tradicional Danza de la Conquista.
El Popl vuh: un texto sagrado maya en caracteres latinos
El Popl vuh es el nombre de un conjunto de relatos sagrados del pueblo quitché donde aparece el Xibalba. Se trata de un texto dividido tres partes: la primera guarda los orígenes míticos de la humanidad, los animales y el mundo. La segunda narra las epopeyas de sus héroes-hermanos míticos, Hunahpu y Xbalanque, contra el extraño pájaro-monstruo Ucub Caquix, y su viaje por el infra-reino de Xibalbá y como sus siniestros señores sucumbieron ante los heroicos gemelos. Una tercera parte del relato vuelve a la creación del mundo y la fundación del pueblo quitché.
El manuscrito fue encontrado a finales del XVII o principios del XVIII en las montañas occidentales de Guatemala. La mayoría de las obras escritas pertenecientes a los pueblos mayas fueron destruidas a manos de los primeros evangelizadores que llegaron tras los pasos de los conquistadores, y que vieron la evangelización como la lucha abierta contra el demonio en forma de idolatría y sacrificios humanos. Sin embargo, cuando esta primera etapa de misión agresiva pasó y fueron llegando nuevos misioneros con ideas y métodos menos destructivos, y que valoraban más la tradición nativa, comenzaron a recopilarse las obras, tradiciones y cultura nativa para evitar su pérdida definitiva y tener un mejor acceso a las realidades culturales y mentales de aquellos pueblos a los que estaban evangelizando.
El Popl vuh fue una obra original escrita con caracteres latinos aprendidos tras la irrupción hispana por sabios del pueblo quitché después de la conquista y escondida durante mucho tiempo para evitar su destrucción a manos de las primeras autoridades eclesiásticas. Fue descubierto por el dominico español Francisco Ximénez, encargado del curato de Santo Tomás Chuilá3 quien con su carácter amistoso consiguió que le fuera prestado el valioso documento e hizo una copia del texto en la lengua quitché y una traducción al castellano, creando así su obra bilingüe4. Hoy en día, solamente se conserva el escrito del fraile español, habiéndose perdido el original de los sabios quitché en los avatares de la historia.
Xibalba y su geografía mítica
Xibalba o Xi´balb´a era un lugar tangible y a la vez un inframundo inmaterial. Un lugar complejo de interpretar porque para los autores cristianos se correspondía con su visión del infierno y el concepto judeocristiano del mismo: un lugar de castigo tras la muerte. Pero Xibalba, aunque es un espacio en el que hay muertos y castigos, no es un lugar en el que estos sean torturados por sus pecados. De hecho, el concepto de “pecado” no tiene un equivalente en la cultura maya.
La vinculación del inframundo quitché con la tradición astronómica de los mayas se muestra en detalles como que el reino de los muertos es recorrido por los mismos astros que cruzan la superficie terrenal, siendo la noche el momento en que los elementos astrales están en el submundo. Esta desaparición y reaparición de los astros según recorran el inframundo o el mundo terrenal sigue el mito mesoamericano de los ciclos de vida y muerte en paralelo a los ciclos solares5. Xibalba debe ser visto como un lugar de horror y miedo, un reino oscuro lleno de maldad donde un individuo podía terminar cuando los dedos de la muerte le alcanzan y le sacan del recorrido vital dejándole allí atrapado. Ahora bien, el Sol, con su poder, también era capaz de cruzarlo cada día y salir endeble para dar nuevamente luz en el mundo mortal, lo que prueba el poder e inmortalidad del gran astro en contraste con el frágil humano común.
El primer momento que aparece descrito Xibalba dentro de Popol vuh es cuando los héroes míticos Hun hunahpu y Ucub Hunahpu, inician su camino hacia el tenebroso inframundo tras ser convocados por los temibles señores de Xibalba. Los héroes descendieron hacia las profundidades de la tierra para acceder al dominio de los muertos usando unas empinadas escaleras hasta un barranco, llamado Un Zivan Cul, que daba a un furioso río, flanqueado por estacas (puede que cañas de jícaros espinosos).
Tras cruzar este “portal” en el mundo natural se inicia la penetración en el reino sobrenatural donde lo primero que se encontraron los héroes fue un río de sangre. La narración cuenta como atravesaron la corriente sin beber de su fluido carmesí hasta llegar a un segundo río, este de pus6. Dos elementos vinculables con el fin de la vida y la decadencia del cuerpo humano, sangre y pus, como una declaración del mundo en el que se adentran los héroes-gemelos mayas.
Tras cruzar los dos siniestros ríos encontraron una encrucijada de caminos de diferentes colores: negro, rojo, blanco y verde7. El negro iba al inframundo y fue recorrido por los gemelos míticos después de que el propio camino les indicara que él era el correcto8. Tras recorrer esta senda entraron en Xibalba, un lugar donde si el sol brillaba, era de manera apagada y nunca tan reconfortante como en el mundo mortal. En este inframundo había jardines y vegetación, así como elementos construidos por el hombre como un “Pucbal-Chah” o “el muladar donde arrojaban la ceniza9 o un juego de pelota10. Pero las estructuras más llamativas eran las oscuras Casas del Tormento, habitáculos creados para la tortura y el dolor. Lugares donde los héroes tuvieron que pasar las crueles pruebas con las que los señores de Xibalba intentaron matarlos.
Las casas que se muestran en el Popol vuh son: La Casa de la Oscuridad, un lugar de tinieblas perpetuas que amenazan con absorber a los héroes si no conseguían mantener el cigarro que les iluminaba evitando a la oscuridad tragárselos. La Casa del frío, un espacio helado con vientos tan fríos que cortaban como cuchillas y donde los seres vivos morirían congelados. La Casa de los Tigres o Jaguares, edificio repleto de estas bestias vinculadas con deidades y poderes de la naturaleza, tremendamente peligrosos en la tradición maya (y no sin cierta razón puesto que son animales con una capacidad de caza demostrada), habiendo tantos de estos animales en aquel lugar que estaban amontonados y no paraban de hacer rechinar sus colmillos y garras. El jaguar es además un animal de la noche, un peligro que se mueve en la oscuridad y acecha en las sombras de la selva y que en la tradición maya es capaz de moverse entre el mundo de los muertos y de los vivos. Así el jaguar era un destacado habitante del Xibalaba en especial en su faceta de fiera antropófaga y nocturna, la destacada en la Casa del Jaguar.
La siguiente era la Casa de los Murciélagos vinculada con otro animal nocturno y que además habita en las entrañas de la tierra, las cuevas. Los murciélagos eran los principales habitantes de este lugar, seres de la noche que duermen boca abajo (algo visto como una ruptura de lo natural para los mayas) y que se vinculaban con diferentes males derivados de su mordedura, algo muy marcado en las junglas americanas, donde hay tipos de murciélagos que se alimentan de sangre animal, incluyendo la humana. Sin embargo, la criatura más temible de esta casa del tormento no eran los murciélagos, sino el Camazotz o murciélago-muerte. Esta temible bestia tenía su refugio o madriguera en esa casa-cueva llena de los más pequeños murciélagos, siendo en alguna de las traducciones directamente “la casa de Camazotz”11.
Otra de las casas del tormento de Xibalba era la llamada Casa de las Navajas, donde ingentes cantidades de cuchillas de pedernal y obsidiana volaban y se movían por el espacio buscando carne a la que herir. Estas cuchillas rechinaban unas contra otras creando un macabro ruido que llenaba el espacio de tormento, y traía a la mente los instrumentos de sacrificios mesoamericanos. Las cuchillas tenían conciencia propia, puesto que la manera que usaron los héroes para sobrevivir a su amenaza fue hablar con ellas para tranquilizarlas y evitar que los despedazaran, tal y como querían los siniestros señores de Xibalba.
Similar pero diferente es la Casa de las Lanzas, donde unos seres al estilo de diablillos atacaban a cualquiera que entrara dentro con las armas que le dan nombre. La Casa del Fuego era, como su nombre indica, un lugar lleno de abrasadoras llamas y ascuas candentes donde los héroes debían de morir calcinados, pero a la que sobrevivieron evitando ser achicharrados tras pasar una noche entera en su interior.
Pero no solamente las Casas de los tormentos de Xibalaba muestran su tétrica naturaleza, sino que los propios jardines tenían el toque siniestro propio del inframundo. Es el caso del árbol con cabezas que nació tras la muerte del padre de los héroes a manos de los señores de Xibalaba, acto que vengaron sus hijos Hunahpu y Xbalanque, que dejó embarazada con su contacto a Ixcqui, la hija de uno de los señores del reino de los muertos, madre de los hermanos y uno de los motivos de su naturaleza heroica.
Los Señores de Xibalba: La encarnación de la enfermedad y muerte
El oscuro reino subterráneo tenía habitantes naturales, como las aves que servían a sus doce señores sobrenaturales. De los siniestros gobernantes de Xibalba es necesario mencionar sus características principales. Todos ellos son dualidades, como lo son los héroes del Popol vuh (gemelos), y se les presenta en el texto por parejas siguiendo esta lógica dual del mundo que contiene la cultura maya.
Los principales señores eran Huncame y Ucub Came, jueces supremos del mortuorio reino y los que entregaron los cargos y poderes al resto de los señores. Sus nombres significan uno-muerte y siete-muerte, ambos números calendáricos importantes en el mundo maya quitche12. A menudo han sido representados como criaturas esqueléticas y putrefactas pero portando los tocados y ropas correspondientes a la dignidad de nobles en la cultura maya. Puesto que el poder del resto de los señores emana de su autoridad suprema, cuando ambos son destruidos, el resto de los señores desaparece tras sus líderes.
La siguiente pareja es Xiquiripat y Cuchumaquic, los señores de los derrames y de las enfermedades de la sangre. En quitché sus nombres vendrían a significar Xik´iri Pat (podría ser xic– volar y –pat costra, así que sería costra voladora) y Kuchuma Kik´13 (traducido como “sangre recogida”), y es la única descripción de ellos que nos da el texto. Costra Voladora y el Recolector de Sangre son nombres que hacen referencia a sus poderes; provocar hemorragias y males relacionados con la sangre. El nombre de Cuchumaquic o Recolector de Sangre referencia el agolpamiento de sangre de los derrames y Xiquicipat o Costra Voladora la a una herida que no sana, que no cicatriza y que refuerza la idea de una enfermedad que no permite la correcta coagulación de las hemorragias. Podríamos incluso pensar que cada uno de ellos representa los matices de algunos males que los mayas vinculaban con la muerte a través de la sangre.
La siguiente pareja de señores del Xibalba no son menos desagradables que los anteriores: Ahalpuh y Ahlganá. El significado del nombre de ambas criaturas es Ajal Puj (el que labra las materias. Puj es pus, materia infectada) y Ajal Q´ana14 (el que hace la aguadija, el humor de las llagas. Q´ana es la amarillez producida por la enfermedad, mientras que Ajal es un préstamo lingüístico que viene a significar “espíritu malo”). El Labrador de Pus y el Humor de las Llagas tenían por oficio “hinchar a los hombres, hacerles brotar pus de las piernas y teñirles de amarillo la cara, lo que se llama Chugana”15. El aspecto de estos dos señores de la putrefacción en vida del ser humano coincidía con su desagradable poder, llenos de llagas supurantes de pus y con la piel amarillenta e hinchada, tal y como les ocurría a los enfermos de Chugana. Esta enfermedad histórica de la región se suele relacionar con la ictericia, que provoca coloración amarillenta en piel y partes mucosas del cuerpo (muy visible en el blanco de los ojos) provocado por un aumento de bilirrubina, siendo un mal diferente a la hidropesía. Otro mal asociado a esta enfermedad era la retención o acumulación de líquidos en los tejidos. Ambos son síntomas de problemas graves en los riñones.
El señor Chimiabac y el Señor Chamiaholom eran los alguaciles de Xibalbá, un puesto de cierta autoridad. Eran fácilmente identificables por llevar una vara de hueso, mientras que su tétrica ocupación era enflaquecer a los humanos hasta volverlos huesos y calaveras muertas. El hambre y la desaparición de la carne y los tejidos humanos con el tiempo son la inspiración de los poderes de estos alguaciles del inframundo.
Ahalmez y Ahaltocob continúan la lista de señores de Xibalba. Su oficio era causar desgracias y situaciones adversas en la puerta o el patio de las casas, siendo sus víctimas encontradas heridas o muertas tendidas boca arriba sobre el suelo. Sus nombres en quitche, Ajal Mes (Mes “basura”) y Ajal Toq´ob´16 (Toq´ob´ “desgracia” Ajal puede ser el préstamo lingüístico de “espíritu maligno”) dan cierta idea de sus crueles oficios. El Señor de las Inmundicias y el Causante de Miseria eran los encargados de la desgracia en el lugar donde uno tiende a sentirse más seguro, la cercanía del propio hogar. Si bien el Señor de las Inmundicias era una criatura sucia y viva imagen de la acumulación de desechos, la imagen del Causante de Miserias no es tan clara. Lo más probable es que fuera al menos tan desagradable como su función, pero no es fácil reconstruir la apariencia de esta entidad siniestra.
Xic y Patán son los últimos señores de Xibalba y su oficio era causar la muerte en los caminos. El Popol vuh cuenta que esta era una “muerte repentina subiéndoles la sangre a la boca hasta que morían vomitándola. El empleo de cada uno de estos señores era oprimirles la garganta y el pecho para que los hombres murieran en los caminos, haciéndoles llegar súbitamente la sangre a la garganta cuando caminaban”17. Sus nombres en quitché son Xik, (cierto gavilán, ala de ave, ramitas varitas), Patan18 («servicio»), siendo Xik un tipo de ave de presa no natural, un cazador que descendía desde el cielo sobre las desprevenidas victimas que iban por los caminos. Es posible que Patán también sea un tipo de ave, porque su nombre significa «servicio» y el papel mensajeros de los tenebrosos amos del inframundo lo desempeñaban las aves. Con una zona de acción marcada, los caminos, el Popol vuh también nos relata cómo llevan a cabo su función: golpeando el pecho hasta romperlo internamente y aplastando el corazón desde dentro.
Así los doce señores de Xibalba se muestran como criaturas desagradables y horribles con funciones crueles sobre la humanidad, siendo perfectas representaciones de los miedos y preocupaciones de los mayas quitché.
Antes de terminar el recorrido por el tenebroso inframundo maya y sus horribles habitantes hay un ser del Xibalba que merece una presentación más a fondo: el citado Camazotz. Esta criatura, una especie de demonio o deidad oscura, es un ser recurrente de la mitología maya y mesoamericana con diferentes nombres incluso entre los propios mayas como Zotzilaha Chimalma. Este monstruo era tan letal que consiguió decapitar a uno de los heroicos gemelos (aunque su hermano consiguió resucitarle poniéndole de nuevo la cabeza) y su hogar era la Casa de los Murciélagos, donde gobernaba sobre el resto de mamíferos voladores que atendían a sus órdenes y seguían sus estrategias asesinas.
Murciélago-muerte19 (Kama-sotz, palabra compuesta de sotz “murciélago” y Kamik “muerte”) es descrito en el Popol vuh como un gran animal con garras en las alas y mandíbulas terribles con las que destrozaba aquellos que se atrevían a ponerse ante él. Un habitante de las cuevas (el interior de la tierra) que a la vez era un ser volador (como las aves pero mamífero) resultaba por su propia naturaleza descolocada (según la cosmología y visión maya) un perfecto habitante del Xibalba y una de las más letales criaturas sobrenaturales, no solo del inframundo, sino también de la mitología mesoamericana en general.
Conclusiones
Tras este breve recorrido por algunos de los principales lugares del reino de los muertos y sus principales habitantes sobrenaturales se pueden sacar algunas ideas claras. Una de ellas es, sin lugar a dudas, el golpe de suerte que ha sido la supervivencia del texto sagrado maya a través de los siglos. En el Popol vuh se relata cómo los señores de Xibalba fueron engañados por los gemelos Hunahpu y Xbalanque y sacrificados pensando que resucitarían como habían hecho los héroes (todo un engaño para que los señores se dejaran matar), lo que terminó su reino y cumplió la venganza por el asesinato de su padre y la persecución de su madre (cobijada en el mundo terrenal donde dio a luz a los héroes quiché).
Pero la derrota de los señores de Xibalba no significa el fin de Xibalba ni de los males que representaba este espacio sobrenatural, sino la superación de los males por parte de los personajes míticos que representan a los quitché en el relato cosmológico. Los señores no dejan de ser representaciones de los miedos y males que afectaban a los mayas de la época y su derrota legendaria no es más que una pequeña victoria mental ante una problemática sin solución real en aquel momento.
Bibliografía
-CRAVERI, Michela E. “Popol Vuh, Herramientas para una lectura crítica del texto K´iche´”. UNAM, México D.F 2013
– RECINOS, Adrian. “Popol Vuh, Las antiguas historias del Quiché”. Fondo de Cultura económica, México. 1986.
– RIVERA DORADO, Miguel, “Popol Vuh: Relato maya del origen del mundo y de la vida”. Editorial Trotta, S.A. Madrid. 2008
-SÁENZ DE SANTA MARÍA, Carmelo, “ Popol vuh”, Editorial historia 16, Madrid, 1989.
-SPENCE, Lewis, “Incas, Mayas y Aztecas” Edimat libros, Madrid, 2012.
Notas
1-La leyenda nacionalista guatemalteca nombra a este “héroe” de la resistencia como Tecún Umán, aunque es más un personaje del mito nacional que uno real. No se conoce exactamente el nombre ni el número de nobles quitchés que estuvieron presente en esta batalla y murieron en ella pues las fuentes son poco claras sobre este punto. Tampoco parece verídica la parte de la historia donde se describe el combate personal entre este líder quitché y el líder conquistador. Se asume que el mito del combate personal viene por la tradición de la danza de la conquista en Guatemala.
2-El pueblo Cakchiquele, enemigo tradicional de los quitché vio darse la vuelta a las tornas cuando los españoles usaron a sus nuevos aliados quitché contra sus viejos aliados, en el momento en que estos rompieron la alianza y se negaron a quedar bajo la autoridad española.
3-En la actualidad Chichicastenango.
4-La obra original de Francisco Ximénez no se llamaba Popol Vuh sino; Empiezan las historias del origen de los Indios de esta provincia de Guatemala, traduzido de la lengua quitché en la Castellana para más comodidad de los Ministros del Sto. Evangelio, por el R.P.F. Franzisco Ximénez, Cura doctrinero por el Real Patronato del Pueblo de Sto. Tomás Chuilá. RECINOS, 1986: 10.
5- RIVERA DORADO, 2008: 31.
6- Hay importantes diferencias en las traducciones e interpretaciones de este pasaje. Por ejemplo: “Pasaron también por un río de podre y por un río de sangre”(Recinos 1986: 79) mientras que Rivera Dorado lo interpreta como: “Pasaron también por río de fango y por un río de sangre (Rivera, 2008: 103). Otra traducción: “entonces llegaron a un río un río de sangre pasaron no bebieron de sus aguas llegaron a otro río también (Sam Colom propone corregir puch “también” por puj “pus”) era sólo de agua”(Craveri, 2013: 61). Lo único realmente claro es que hay dos ríos y uno es de sangre, siendo el otro unas veces de pus otras de agua e incluso de fango.
7-También hay diferencias en las traducciones de los caminos, especialmente con respecto al verde que es interpretado como amarillo por algunos autores: “cuatro caminos, uno era rojo, otro negro, otro blanco y otro amarillo” (Recinos, 2008: 54) o “llegaron a la encrucijada de un camino que se partía en cuatro… un camino era colorado, otro negro, otro blanco y el otro amarillo” (Sáenz de Santa María 1989: 78). Este cambio podría ser, según el profesor Rivera Dorado, el resultado de cambiar la palabra Cana be, por verde o azul, Raxa be, por un error del copista o un cambiado a propósito porque el simbolismo del color amarillo, que indica el sur, la muerte y el inframundo mientras que el verde es el color del centro del mundo, la vegetación y de la selva, que según Dorado muchos indígenas del altiplano consideraban el auténtico infierno.
8- “el camino negro habló de esta manera: -Yo soy el que debéis tomar porque yo soy el camino del Señor. Así hablo el camino” (Recinos 1986: 54).
9- SÁEZ DE SANTA MARÍA, 1989:79
10- Toda la historia de la bajada de los héroes Quitché, y de sus padres antes que ellos, al Xibalba viene provocada por el juego de pelota. El juego de pelota era una actividad que tenía en el mundo maya una alta categoría y no todos podían jugarlo, además de que se vinculaba con los sacrificios humanos. Durante el texto no encontramos una descripción el juego de pelota como tal, pero sí varias menciones a él.
11-RECINOS, 1986: 88.
12- Dentro de la tradición maya era común dar el nombre del día de la trecena en el que un individuo nacía, así que no es raro que algunos personajes tengan números de días en sus nombres.
13- CRAVERI, 2013: 55.
14- CRAVER, 2013: 55-56.
15- RECINO, 1986: 50.
16- CRAVERI, 2013: 56.
17- RIVERA, 2008: 78.
18- CRAVERI, 2013: 56-57.
19- CRAVERI, 2013: 112.