Como casi todo en África, esta historia comienza con grandes imperios, en este caso tanto europeos como asiáticos. No podemos obviar la importancia que tuvo el imperio Otomano en el dominio de esta parte de África durante los primeros compases del siglo XIX, no obstante, el imperio colonial que tuvo una importancia capital en el desarrollo de Sudán fue la superpotencia de la época: Reino Unido.
A mediados del siglo XIX los turcos consiguen reconquistar Egipto y colocan a un virrey en el territorio para administrarlo a su antojo, momento en el que Sudán se convierte en una provincia del milenario país del Nilo. Sin embargo, la construcción del canal de Suez deja las arcas del estado en una situación muy complicada, momento que aprovechan los británicos para ocuparlo y convertirlo en un protectorado al servicio de la corona.
Realmente Sudán no resultaba especialmente importante para los anglosajones, razón por la que lo dejan en una situación de semi-abandono mientras el grueso de sus fuerzas se centran en El Cairo, Alejandría, y el Canal de Suez. La mayor parte del territorio africano que estamos tratando tenía una población de credo islámico que se levantó en armas e incluso atrajo las simpatías de los nacionalistas egipcios. Los éxitos iniciales de las fuerzas rebeldes culminarán con la toma de Jartún, donde asesinarán a los ingleses y establecerán un estado teocrático basado en la interpretación más extrema del islam. Los sudaneses se vieron tan fuertes que incluso intentaron tomar el histórico estado de Etiopía y avanzaron a sus anchas por Egipto hasta que Tewfik (el jefe de estado del país) les frenó. Al mismo tiempo, Etiopía expulsaba a los invasores. En escena entraron de nuevo los británicos que decidieron acabar con la situación de una vez por todas llevando un contingente de unos 8000 hombres a Sudán con el objetivo de reconquistarla y acabar con el régimen autoimpuesto. En la batalla de Omdurmán (1898), un combinado de tropas egipcias e inglesas vencía decisivamente a los derviches sudaneses.
Un detalle curioso de esta batalla es que sería una de las primeras en las que participaría el posteriormente célebre (o infame según el prisma por el que se mire) Winston Churchill. Para ver una reconstrucción visual de los hechos podemos utilizar el film «Las Cuatro Plumas» (basado en la novela homónima de Alfred E. W. Mason ).
A partir de ese momento comenzaría una especie de soberanía compartida conocida como Condominio anglo-egipcio. Cuando caiga la monarquía en Egipto a mediados del siglo XX será cuando éstos renuncien a su soberanía sobre Sudán, haciendo así que los ingleses tengan que retirarse del lugar.
Pero esto no termina aquí, ya que durante años tanto las fronteras geográficas como las administrativas habían partido Sudán en dos: Sudán del Norte, de mayoría islámica, y Sudán del Sur, con una mayoría cristiana y animista. Según un plan británico de reordenación del mapa africano, ambas provincias son unidas, por lo que obtendrán su independencia como tal. Esto creará un choque cultural y religioso irresoluble.
Como es evidente, el imperio colonial inglés no se conformaba solo por tropas de su archipiélago, sino que cada territorio tenía una milicia local armada dispuesta a cumplir con las necesidades de los habitantes de Albión. En el caso de Sudán son las Fuerzas de Defensa de Sudán. El 18 de Agosto de 1955 las fuerzas de la provincia de Equatorial (la zona sur de Sudán del Sur) se amotinan en distintos puntos, desafortunadamente para ellos, la rebelión no llegó muy lejos y fueron masacrados. Sin embargo, los supervivientes huyeron y establecieron guerrillas en las zonas menos pobladas del país.
Pese a ello, su organización era nefasta y su equipamiento anticuado, por lo que no eran una gran amenaza para el gobierno central, dirigido generalmente por musulmanes del norte. Tampoco para los británicos, que ya estaban preparando las maletas para marcharse.
La dimensión bélica cambiaría cuando apareciese una nueva guerrilla conocida como Anyanya, que significa en una lengua tribal «veneno de serpiente». Comenzaría de nuevo en Equatoria, la provincia que más quebraderos de cabeza le causaría al gobierno central, después se unirían las provincias del Nilo Superior y Bahr el Ghazal. Como respuesta, Sudán del norte colocó cuatro brigadas en la rebelde provincia.
Anyanya no era capaz de crear un ejército competente, esto se debía sobre todo a las diferencias existentes entre las distintas tribus que se encontraban enfrentadas unas a otras internamente. El gobierno también se encontraba enormemente fragmentado y su situación pendía de un hilo debido a las distintas facciones que lo conformaban. Finalmente, llegaron al poder los islamistas, que no supieron entender el mosaico étnico que habitaba en sus fronteras. Además, las luchas internas en el ejército crecían entre los defensores del comunismo y los enemigos de este.
Las hostilidades continuarían con altibajos hasta 1971, cuando un dirigente militar consiguiera aglutinar todas las guerrillas y grupos de protesta de Sudán del Sur en uno solo. Gracias a esto se forzaría a firmar los acuerdos de Adis Abeba que buscaban una solución al conflicto. Ambos bandos se comprometían al desarme siempre y cuando se crease la región autónoma de Sudán del Sur con importantes libertades administrativas, como la formación de su propio consejo de estado.
De nuevo, la paz en un territorio que apenas ha sido capaz de disfrutarla duró poco. En 1983 se reanudan las hostilidades cuando se encuentran depósitos de gas y petróleo en el sur, el sueño de cualquier país. Con esta ambición de fondo y escudándose en teorías fundamentalistas, la cúpula islámica del norte trató de tomar control de los depósitos de crudo declarando que todo Sudán era un estado Islámico que se acogía a la sharia, acabando así con la región autónoma de Sudán del Sur.
Es entonces cuando entra en lid el juego de siglas, se crean diversas organizaciones paramilitares con distintas acrónimos que defienden sus intereses. El grupo más importante es el ELPS (Ejército de Liberación del Pueblo de Sudán). Entre medias se forman comités militares de gobierno y también se instituyen fuertes penas a los rebeldes en el nuevo código penal. Irónicamente, el código penal comenzaba encomendándose a la compasión de Allah.
La guerra terminará con un acuerdo de paz y cerca de 2 millones de muertos, la mayoría de hambre debido a la falta de suministros. Gran parte de las víctimas de la guerra fueron civiles mientras que también se tiene constatación del uso de niños soldado en ambos bandos. Es uno de los conflictos con mayor número de muertes desde la Segunda Guerra Mundial, tal es así que existe lo que se conoce como «los chicos perdidos de Sudán» un conjunto de 20.000 niños que quedaron en situación de orfandad.
Mediante los acuerdos de paz se permitía que Sudán del Sur llevase a cabo un referéndum sobre su estatus abriendo el camino hacia la independencia, durante seis años tendrían absoluta autonomía para llevarlo a cabo. No podemos olvidar tampoco lo más importante, el crudo se repartiría al 50% entre ambos estados. También se exoneraba a los territorios de cumplir con la Sharia hasta que así lo decidiese la asamblea popular.
The bill has excepted the Southern Provinces from the application of provisions regarding drinking alcohol or dealing in alcohol or carrion. They have also been excepted from the application of Hudud (punishments laid down by the Qour’an or the Sunna) for apostasy, Sariqah Hadiyah (theft punishable with amputation) and Gadhf (casting accusation of inchastity) as well as Zina (adultery) and Qisas (retribution) awaiting the establishment of the said Provinces’ Federal System and deciding concerning the said rules and punishments in compliance with the decisions and resolutions of the Conference of National Dialogue on peace issues.
Como por todos es sabido, en 2011 Sudán del Sur lograría finalmente su independencia y durante estos años ha mantenido una dependencia por el petróleo en más del 90% de su PIB. Tal es esta necesidad que el país no ha sido capaz de aumentar su índice de desarrollo humano que permanece por los suelos, aún teniendo capacidad para ello por la riqueza de sus tierras.
El país de reciente creación entraría de nuevo en estado de guerra civil (financiada por la República de Sudán) en 2013, cuando el ELPS se dividiera en dos bandos y uno de ellos diera un golpe de estado contra el gobierno electo del presidente Kiir. Detrás de estos enfrentamientos hay tintes tribales y étnicos, también hay una lucha de intereses económicos e incluso continúan los problemas de religión.
El conflicto se internacionalizó cuando entraron fuerzas de Uganda a apoyar al presidente sursudanés. La Onu también ha tratado de apoyar la estabilidad del país. No obstante, no parece en un principio una tarea fácil de solucionar por el alto número de facciones de grandes proporciones.
Por el lado de los rebeldes, hay diversas guerrillas aparte de la facción renegada del ELPS. Entre ellos destaca la White Army, un ejército casi totalmente compuesto por niños soldado que van completamente drogados al combate. Algunos islamistas tomaron plazas fuertes en el norte del país reclamándolas para la República de Sudán.
Cuando la paz llegó, se acordó que se colocaría a un miembro de la facción renegada del ELPS junto a Kiir para garantizar una serie de políticas que contentasen a todos.
Lo que está claro es que la población siempre acaba siendo la que paga con sangre la ambición de sus líderes políticos. Tal es así que la guerra que duró hasta agosto de 2015 se cobró entre 50.000 y 300.000 víctimas, así como un millón de desplazados en un país con un total de 12 millones de habitantes estimados.
Hace unos días llegaba la noticia – que como es evidente, no ocupó más de unos segundos en pantalla – de que los enfrentamientos en la capital – Juba – dejaban unos 270 muertos mientras la tensión escalaba por momentos. Como era de esperar, Kiir se ha enfrentado abiertamente a su vicepresidente en lo que supone un reinicio de las hostilidades. La ONU pide calma y embargar las armas del país. Mientras, las posibilidades de desembocar en otra guerra civil tras menos de un año de paz empiezan a parecer un hecho.
Es entonces cuando empieza a ser posible plantear la pregunta que encabeza estas palabras, ¿Es Sudán del Sur otro estado fallido más? La larga lista de estados incapaces de garantizar una estabilidad en África sigue aumentando mientras la población muere de hambre, sed y fuego.
Gran artículo. Hay que pensar que Sudán del Sur es lo mismo que ha ocurrido en otros paises principalmente excolonias. Sudan del Sur un conjunto de etnias que solo comparten el color de su piel (ni siquiera religión) se unierón por el genocidio que practicaron sudán del sur (de origen arabe y totalmente unido) una vez han derrotado al enemigo común no hay acuerdo y ha aparecido problemas que la han llevado a una guerra civil. Esto mismo ha ocurrido en gran parte de excolonias africanas que mantenian los europeos, donde territorios compartidos por diferentes etnias han llevado una guerra entre unas y otras.
Tenemos incluso ejemplos de paises «más civilizados», por ejemplo Iraq (en este caso motivos religiosos entre sunnies y chiies), tras desaparecer un lider que mantenia una extricta unión militar acabaron así (mismamente ocurrido con los yugoslavos en los 90) o si remontamos al pasado reciente a la indepedencia de la india que acabo separandose en tres estados (pakistan, butan e india, incluso estuvo a punto de alguno más en el interior de la india). A pesar de estar unidos en su lucha, al final no han conseguido cohesionar.
En el caso de Sudan del sur, si que es cierto que es el arquetipo del estado africano, pais sumido por guerras entre etnias y acabara de dos formas, o una eterna guerra civil, o que acabe imponiendose un lider que degenere la politica en una dictadura o una dictadura camuflada en democracia.
[…] 8000 turcos y 20.000 irregulares beduinos elaborarían la defensa del territorio. Los británicos, que controlaban las provincias otomanas de Egipto y Sudán, negaron el acceso de nuevas tropas, así que distintos comandantes, entre los que destaca Mustafa […]