Krishan Kumar es el autor del libro Imperios, un repaso breve a la par que exhaustivo sobre las grandes potencias imperialistas (de nombre o de hecho), que considera más influyentes en el mundo actual. El libro ha llegado a nuestro país de la mano de Pasado & Presente.

FICHA TÉCNICA DEL LIBRO

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Es curioso que un autor cuya línea de investigación iba en torno al pensamiento revolucionario; Revolutionary ideas and ideals, muestre un gran apego a la idea del imperio como formador del status quo actual. Tanto es así que en la dedicatoria habla de su familia como “hijos del imperio”. Eso da una originalidad a la obra que se agradece.

En el primer capítulo explica la idea de imperio como principal transmisor de esos usos, costumbres, lenguas, que llamamos cultura. Incluso trata de la popularidad de dicha idea tanto en la cultura pop, como Juego de Tronos, hasta en la política internacional. Esto es, el cada vez menos soslayado declive de los estados nación frente a uniones de los mismos en torno a la política internacional. Y que el estado-nación es más corto que el imperio en términos históricos, si aceptamos su nacimiento en el final del siglo XVIII,

Tras este repaso a unas ideas que transmite muy bien, siendo esto en cierto sentido un libro filosófico, nos lleva de viaje por los distintos imperios europeos y asiáticos. El primero que toca, acertadamente, es el imperio romano. Es el primer imperio misionario, es decir, que conquista con la justificación de liberar a los pueblos extranjeros de la barbarie, el paganismo, o la razón de turno. A su vez nos destaca como grandes aportaciones el derecho y la ciudadanía, así como ser la primera potencia cristiana, hoy religión mayoritaria del mundo.  Le da una gran importancia a ser la forjadora de la identidad europea.

Sigue con el imperio otomano, longevo y extenso. Nos habla aquí de la identidad turca frente a la otomana, una laica y nacionalista, otra musulmana y en cierto sentido cosmopolita. Los distintos levantamiento decimonónicos causaron que el “imperio islámico” fuese algo breve (antes solo el 50% de la población era musulmana) que termina con Ataturk. Su gran rival, el Imperio Habsburgo, es el siguiente protagonista.

Al Imperio Habsburgo español le dedica un capítulo de 24 páginas, y eso hace que no pueda profundizar más, si bien no le dedica ninguno a la China Ming, por el cariz europeo de la obra. Si bien sus fuentes son hispanistas de prestigio como Kamen, Lynch, o Elliot. Además no rechaza entrar en liza con polémicas legendanegristas, o de identidad castellana-nacionalidades periféricas. Es al imperio Habsburgo como padre de la actual Europa, protector de minorías como la hebrea, y difusor de la cultura, al que más páginas le da. Es una elegía a un imperio que cuando cayó, sobrevino la tragedia. Los nacionalismos balcánicos, el pangermanismo racista y el auge de Rusia destrozaron Europa durante el siglo XX. Sólo el imperio Austro-Húngaro fue el dique de contención para estos movimientos, un imperio anti-nacionalista. Y precisamente es su antagonista ruso el que conlleva las siguientes páginas. El autor muestra un gran conocimiento de los conflictos de identidades entre los rusos y otras nacionalidades, dando una visión ecuánime. No se posiciona en las conflagraciones rusas actuales como Crimea. Su mejor y más detallada parte es la Unión Soviética, donde condensa todos esos puntos a tratar.

Respecto al imperio británico destaca su papel esencial en la industrialización del mundo, destacando ferrocarriles, telégrafos…Y la indiferencia británica ante el Imperio, desde el periodismo o las clases proletarias hasta la Cámara de los Comunes. Repasa sus distintas etapas, su falta de idea imperial cristianizadora a diferencia de los anteriores imperios, y cómo su poder continua manifestándose en los antiguos dominios.

Acaba el libro con Francia explica desde e imperio Borbón y el colonial decimonónico, hasta el conflicto de Argelia. Considera a Francia como un estado-imperio, dando a entender su implantación en Argelia, Senegal, Vietnam, y como en cierto sentido hoy lo mantiene. Le dedica gran importancia al imperio napoleónico. Equipara el sistema continental napoleónico a una primera comunidad económica europea. Además consolida los logros revolucionarios y mediante sus códigos inspira las revoluciones liberales decimonónicas. El libro definitivamente finaliza con una reflexión del autor sobre el imperio y sobre como puede ser útil como modelo a gestionar la identidad, la diversidad, el multiculturalismo o la multietnicidad.

¿LO RECOMENDARÍAS?

Rotundamente sí. Aunque lo subjetivo de su división hace que uno eche en falta imperios como el persa, portugués, o mongol, es un gran repaso por la historia mundial. Coge tanto discursos apologéticos como condenatorios sobre los imperios, los compara, y relaciona entre sí. Podemos decir que en un mundo de especialistas, Kumar levanta la lupa para darnos una visión global de las cosas.

 

 

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