El día 15 de agosto de 2016, hace ya casi ocho años, tuvimos la suerte de que Ismael López Domínguez publicara como cofundador de este sitio web un artículo sobre las batallas de las fronteras que se dieron en el año 1914. Su pasión por la Primera Guerra Mundial le venía de antes, de mucho antes de hecho. Él, junto con otros tantos entre los que me incluyo fundamos esta página web con un objetivo muy claro: aprender sobre aquellos temas que nos apasionaban y tratar de plasmar en palabras nuestras  interpretaciones. En aquella época, éramos estudiantes de segundo año de Historia, y nuestra producción distaba mucho de ser tan óptima, pero de aquellos primeros escarceos surgieron nuestros verdaderos intereses. Y al final eso es La guerra de las trincheras.

Ahora, Ismael ha escrito uno de los libros más completos, interesantes y apasionados que tenemos en castellano sobre el Frente Occidental en la Primera Guerra Mundial. Con La guerra de las trincheras: El frente occidental en la Primera Guerra Mundial (1914-1918) nos encontramos la catalización de un proceso que demuestra un amor descarnado por la historia y que bien podría ser la obra cumbre. Sin embargo, estamos ante la segunda obra de su autor, que ya se estrenó con La batalla del Marne y estamos seguros de que todavía tiene mucho que darnos y que esto solo es el comienzo.

En cualquier caso, vamos a tratar de determinar por qué este libro es tan importante y cuáles son los motivos por los que merece la pena leerlo, ya sea un fanático de la militaria o simplemente tienes un interés claro en profundizar por la historia de la Primera Guerra Mundial.

Ficha técnica

  • Título: La guerra de las trincheras: El frente occidental en la Primera Guerra Mundial (1914-1918)
  • Autor: Ismael López Domínguez
  • Género: Historia Militar Contemporánea
  • Nº de Páginas: 960
  • ISBN: 978-84-19703-36-1
  • Año: 2024
  • Cómpralo en la librería oficial de Ático de los libros

Un libro de Historia Militar

Uno de los mejores aciertos de este libro es no caer en la necesidad imperiosa de muchas otras obras de meterse en preámbulos eternos en los que la acción se desencadena en el cuarto final del libro. Así, con buen acierto, la obra prescinde de hablar de toda la diplomacia que desencadenó la Gran Guerra. El libro ya presupone que Francisco Fernando fue asesinado y que el lector lo sabe. Así, efectivamente, las 960 páginas que vamos a leer se centran en el tema tratado: la Primera Guerra Mundial desde una perspectiva social y militar.

Muchas veces nos encontramos con que los libros de Historia tienen introducciones larguísimas en las que no vemos realmente de qué trata el libro hasta que lo llevamos verdaderamente avanzados. En muchos casos es necesario y hay cosas que no se pueden obviar, pero en otras, sobre todo en los temas más manidos, es innecesario que nos andemos con tantísimos preámbulos.

Así, el libro de López Domínguez comienza con una pormenorizada revisión al equipamiento militar que tenían los soldados de los distintos bandos en lid durante el comienzo del conflicto. Algo necesario, sobre todo para aquellos que no hemos desarrollado especialmente nuestros conocimientos sobre el armamento y la importancia que podía tener este en el combate entre los distintos bandos. A esto hay que sumarle la capacidad productiva de cada país, como se exhortaba a la masculinidad para unir la parte moral de la contienda con el increíble salto tecnológico que vivió el mundo a principios del siglo XX. Sobre todo en la capacidad para matar.

Posteriormente se parte a la Guerra de las Fronteras, la primera de las partes de la guerra y a partir de este momento se comienzan a retratar de forma cronológica los acontecimientos que se vivieron día a día en la Primera Guerra Mundial. Desde los primeros momentos de furor que sintieron los alemanes ante su imparable avance, hasta el milagroso freno que impusieron las tropas francesas a sangre y fuego en la Batalla del Marne.

No solo podemos ver la capacidad operacional de cada uno de los ejércitos, sino también las disensiones entre los distintos aliados. El derrotismo inglés, el pesimismo francés y su posterior euforia al detener a un enemigo que parecía imparable y el desastre organizativo que había por parte del OHL alemán.

En esta parte de la obra son muy importantes los relatos de los combatientes. Tenemos de todo tipo, desde altos mandos hasta soldados de primera línea. Todos ellos muestran su visión de una guerra que está en constante cambio, desde los primeros compases de una guerra más convencional, hasta la guerra de trincheras que da nombre a esta obra.

Los primeros capítulos muestran el frenetismo de las primeras semanas de la guerra y de como a partir del milagro del Marne, la situación empezó a cambiar paulatinamente hasta que acabó pareciendo una guerra totalmente diferente. Las picadoras de carne se fortificaron entre sacos de arena y los soldados se enterraron para hacer frente al furor de la artillería.

A partir de este momento acontece un pequeño impasse que es necesario para hablarnos de los progresos tecnológicos que se empiezan a dar a partir de 1915. La llegada de los carros de combate y la necesaria organización de estos armatostes metálicos en nuevos cuerpos y tácticas que cambiaron el modo de hacer la guerra para siempre.

Lo mismo ocurre con los aviones, con bombarderos que llegaron tan pronto como en 1914 – el Sikorsky ruso – y al potencial destructor que podían tener estas armas tanto contra otras amenazas en el cielo como en la tierra.

Después de este pequeño lapsus temporal, pasamos a las batallas por las que es verdaderamente conocida la Primera Guerra Mundial. Los soldados no tenían que luchar solamente contra el enemigo, sino contra el oscuro zulo en el que hacinados esperaban la muerte. El fango, la densidad poblacional de las trincheras y la forma de vida tan descabellada que llevaban los hombres que las poblaban hizo que proliferaran enfermedades, parásitos como los piojos y las moscas siempre presentes en el día a día de estos combatientes. Todo esto hasta escalar a las ratas, que se sentían atraídas por el entorno bélico debido al olor de los cadáveres y la podredumbre. También hay rasgos positivos en la construcción de refugios y la mejora de estos para estar mucho mejor acondicionados.

El frente era terrible, pero siempre había momentos para dejar el simbolismo fluir, escribir a los seres queridos o simplemente descansar con los camaradas del frente. A lo largo de los capítulos de esta parte del libro se puede observar con bastante buen gusto y con una prosa muy buena. Evidentemente, la acción de estos capítulos es mucho más lenta, los movimientos de tropas cesan y la guerra de posiciones ya comienza a ser más importante. Sin embargo, todo va llevando a un camino inevitable de conclusión de la guerra

Las exhaustas tropas que quedan como resultado de las hyperbatailles en el año 1916 y la unión al conflicto bélico de los Estados Unidos conducen a un último acto en el que asistimos con pasmo a la increíble beligerancia que sirve como canto de cisne para Alemania. El último capítulo que habla concretamente de la guerra es posiblemente el más interesante y muestra como las ofensivas alemanas, siempre increíblemente cerca de lograr resultado, chocaban contra un muro que les hizo finalmente deshacerse y llevar a la ominosa paz que preparó el terreno para otro enfrentamiento bélico todavía más calamitoso.

Pero el libro no solo es esto, sino que también guarda un poderoso apartado social que nos sirve para entender cómo los soldados del frente acabaron ahí y por qué fuerzas políticas fueron traicionados para regar de sangre los campos del norte de Francia.

Un libro de Historia Social

A lo largo de todo el libro vemos como el autor va sembrando el germen de un fuerte planteamiento social como trasfondo de la obra. Esto lo hace con decenas de relatos de aquellos que vivieron el conflicto con sus propios ojos y que nos permite observar cómo este evento se sintió en las carnes de personas que podríamos ser perfectamente nosotros. Es muy difícil no empatizar con esos jóvenes que provenían del agro francés y que observaban con terror como las ricas tierras francesas y alemanas que otrora servían para alimentar a sus respectivos países se convertían en un escenario terrorífico en el que la única siembra que se recogía era la muerte. Estos capítulos están intercalados entre los que son puramente Historia Militar y sirven como un interesante revulsivo a la hora de entender mejor por qué se estaba fraguando todo aquello en el frente.

Pero es que estos mismos pasajes se pueden observar con mayor atención todavía en los dos capítulos que Ismael López Domínguez le dedica a la Sociedad en guerra. En el primero de ellos podemos ver cómo la traición de algunos cuerpos políticos a las clases sociales que aseguraban representar fue necesaria para que la guerra se llevara a cabo. Personalidades clave como Rosa Luxemburgo apostaron a favor de los presupuestos de guerra (López Domínguez, 2024: 319) que perpetuaban el esfuerzo belicista de los grupos que estuvieron a favor del conflicto desde el principio.

También se observan cuestiones fundamentales como el retroceso en los derechos laborales de los obreros y la lucha de algunos sectores sindicales para frenar este avance patronal auspiciado en apoyar al manido esfuerzo de guerra. López Domínguez desarrolla así un libro que no pierde de vista la necesaria cuestión de clase y que se esfuerza en desarrollar una visión que no solamente se centra en lo meramente militar. Esto sería un error a todas luces, pero se nota un compromiso del autor a la hora de apoyarse en las nuevas formas de hacer la Historia Militar para que no perdamos nunca el eje sobre el que pivota el libro: la Primera Guerra Mundial fue un evento atroz patrocinado por las clases altas y los partidos socialdemócratas que se fraguó con la sangre de las clases populares. Esto sienta una enseñanza para el presente y el futuro, sobre todo en un momento de tensión bélica tan grande como el que encontramos en la actualidad.

No solamente se atisban cuestiones de clase que son necesarias de atender en este tipo de libros y que normalmente quedan ignorados en los principales títulos que pueblan las estanterías. Sino que también se presta atención a otros fenómenos populares igual de interesantes, como el robo a los habitantes de las ciudades ocupadas por los ejércitos ya fueran enemigos o aliados.

En la segunda parte de este apartado nos encontramos la situación a partir de 1916 y alcanza hasta 1919. En ella, nos encontramos con aspectos tan necesarios como el papel de la mujer en este conflicto. Así, la cuestión de género no es ignorada en ningún momento. El propio López Domínguez se esfuerza en señalar que gracias a los esfuerzos de la historiografía actual, el papel de la mujer ya no es algo olvidado y su caso no iba a ser la excepción.

Así, se puede observar la aportación que tuvo la mujer al esfuerzo bélico incorporándose a la industria de fabricación de munición y armas. Además, también se señala la participación activa de las mismas cerca del frente, generalmente dentro del cuerpo de las enfermeras. Algunas de ellas dejaron testimonios absolutamente aterradores sobre cómo llegaban los soldados a quirófano y cómo ellas tenían que lidiar con el horror con una escasez de medios alarmante. Toda esta situación, aunque todavía quedaba mucho por camino por recorrer, fue el principal origen de la emancipación femenina y de su lucha por abolir el capitalismo con la aparición de teóricas muy importantes en el movimiento comunista.

No todo es cuestión de clase -pero casi-, sino también alta geopolítica. En este sentido, el último capítulo dedicado a la sociedad trata de mostrar cómo las potencias ganadoras estaban eufóricas por la destrucción de su rival, pero a la vez de cómo estaban pensando en adelantarse unos cuantos pasos a sus nuevos rivales: los que antes eran sus aliados. Así, surgen tensiones entre los distintos líderes de los Aliados. Reino Unido no quería una potencia imparable en Europa continental, lo que significaba darle algunas prebendas a Alemania y tratar de que la victoria francesa no fuera tan apabullante.

Entre medias, apareció el incipiente nuevo imperio que iba a ocupar el espacio que los antiguos estaban dejando: los Estados Unidos, uno de los principales garantes de la paz y con unos intereses intervencionistas en Europa cada vez más palpables.

Conclusiones: La guerra de las trincheras

La guerra de las trincheras: El frente occidental en la Primera Guerra Mundial (1914-1918) es un auténtico must have para todos aquellos que quieran tener una visión amplia, compleja y detallada de lo que supone el frente occidental de la Primera guerra Mundial. Puede tener unas utilidades muy variopintas, ya que es tan profundo que bien podría servir como un manual para todos aquellos que necesiten trabajar el tema constantemente. Pero también sirve como un libro complejo que nos lleva a entender de forma profunda todo lo que sucede en ese escenario occidental de este terrorífico conflicto.

Con sus más de cuarenta páginas de bibliografía tenemos un aparato crítico excelente que parte desde las historias oficiales de cada bando, hasta los testimonios de aquellos que vivieron aquellos traumáticos sucesos. Por otro lado, también está repleto de fuentes actuales de las que el autor ha bebido para presentarnos unos acontecimientos lo más actualizados posibles.

Somos conscientes de que Ismael López Domínguez proviene de esta «casa», por lo que podría parecer que tenemos un gran sesgo a la hora de recomendarlo. Sin embargo, el libro cuenta con unas críticas excelentes por parte del público y de la crítica, por lo que no tenemos ninguna duda en asegurar que estamos ante un historiador que viene a revolucionar el paradigma de la divulgación histórica combinando el rigor propio de la profesión con un anhelo palpable de crear algo accesible y que puede gustar a expertos y profanos en la materia.

Por último, y si se me permite salir por un momento del encorsetado papel de reseñador: estoy profundamente orgulloso de lo que ha logrado Ismael ‘Isma’ López Domínguez con esta obra. El trabajo arduo ha obtenido una recompensa brillante y a lo largo de las páginas que ha firmado se puede observar como su pasión, su amor y su dedicación a la Historia han llegado a buen puerto. Escribir una obra de esta envergadura no es fácil, que sea tu segundo libro menos aun, pero hay una brillantez en su aproximación que todos los que le conocemos sabía que estaba ahí, y es que el talento en bruto del autor se ha ido puliendo con los años y la evolución presagia uno de los mejores libros que se han hecho en nuestro idioma sobre este acontecimiento.

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