La Primera Gran Guerra no es más que el resultado del colonialismo del siglo XIX, durante siglos, Portugal había tenido como aliado a Inglaterra, y con el estallido de la guerra no iba a tener más remedio que hacer honor a su pacto. Miles de jóvenes portugueses morirían en el campo de batalla para que el país se hiciera con un asiento en el Tratado de Versalles.
Portugal ha participado en la Primera Guerra Mundial en los dos frentes de batalla: el europeo y el africano.
No fue una decisión fácil pues el país estaba convulsionado por una República que aún no había conquistado a los ciudadanos. Tampoco su vecino e histórico enemigo, España, le acompaño en la decisión, algo que lo dejaba aislado.
Por motivos de espacio vamos a concentrarnos en este artículo solamente en la actuación de CEP- Comando Expedicionario Portugués que luchó en Flandes junto a las tropas inglesas y francesas. Pretendemos desdoblar nuestro análisis en textos posteriores para enseñar cómo fue la actuación en África y como la guerra afectó a Portugal.
Introducción
La Gran Guerra Mundial arrastró al campo de batalla a las potencias industriales europeas que llevaron consigo a sus colonias africanas y asiáticas. Francia, Alemania, Inglaterra, el Imperio Austro-Húngaro y Rusia se vieron sumidos en una carnicería sin fin que cosechó parte de su juventud y de sus riquezas.
Distantes del teatro de la guerra, España y Portugal, otrora dueñas de medio mundo, eligieron destinos muy diferentes. España prefirió marcar su neutralidad, consciente de que no tendría condiciones de sostener una guerra de esas dimensiones. Con un país agotado por guerras civiles y pérdidas coloniales, era mejor quedarse en casa y rezar para que el conflicto terminara y la vida volviera al curso normal.
Portugal pasaba por un momento igual de conturbado: el cambio de la monarquía por la república cuatro años antes. Todavía la República no había conquistado a los ciudadanos y las luchas intestinas entre los partidos políticos eran el asunto del día. Sin embargo, los portugueses decidieron enviar tropas a los dos frentes de batalla: la africana y la europea.
En África, el argumento era simple: el país entró en guerra para defender sus colonias africanas. Era algo que tenía sentido para aquellas generaciones que estaban acostumbradas a ser llamadas de vez en cuando para defender su patria. Pero muchos no entendían lo que los portugueses harían en Flandes.
La respuesta sería ayudar a los británicos a contener el avance alemán. Los mismos británicos con quienes el país mantenía la más antigua alianza diplomática que se tiene noticia. Pero también los mismos que reaccionaron rabiosos cuando un mapa de origen dudoso sugería la fusión de las colonias portuguesas en África en una sola, contrariando los intereses del Reino Unido.
Portugal a Principios del Siglo XX
A principios de siglo, Portugal tenía un territorio mucho mayor que el actual. Angola, Mozambique, Guinea-Bissau, Cabo Verde, Santo Tomé y Príncipe todavía eran colonias portuguesas en África. Sin embargo, Portugal era un país pobre que apenas se industrializaba y no poseía ni un gran ejército ni una gran población para mantener sus territorios de ultramar. Por eso, necesitaba siempre de su aliado de larga data, el Imperio Británico.
La monarquía portuguesa vivía sus últimos días. Con la explosión del caso del Mapa Rosa -que señalaba territorios que Portugal pretendía unir en África- y la respuesta indignada por parte del Reino Unido, sólo hicieron aumentar el sentimiento republicano de ciertos grupos populares.
Instituida en 1910, cuatro años después, la República aún no estaba consolidada. Reformas tributarias, secularización del Estado, expulsión de los jesuitas, legalización del divorcio y la pésima situación económica, hacían la república impopular entre los ciudadanos.
¿Portugal beligerante?
Cuando el conflicto comienza en 1914, Afonso Costa, líder del Partido Democrático, piensa que una intervención portuguesa podría unir al país en torno a un objetivo común y desatar una ola de patriotismo, además de traer beneficios económicos. Esta actitud no fue bien recibida por sectores más conservadores y tampoco por los católicos y monárquicos. Desconfiaban de todo que proponía el nuevo gobierno y alentaban una posible vuelta de su monarca del exilio inglés.
No tardó para que el tema de la beligerancia se volviese en más un tema de discordia entre las facciones del gobierno. En el plan internacional la entrada en la guerra significaba desmarcarse de la posición española que adoptó el estado de neutralidad e incluso ha acogido monárquicos portugueses en su territorio. Sería un paso más para afirmar que el régimen republicano era superior al monárquico.
Igualmente, ir a Flandes sería apoyar a Francia, uno de los pocos países que adoptaba en aquella época el régimen republicano. Este país podría venir a ser un importante aliado en un escenario post-guerra en caso de que Inglaterra amenazara apoderarse de las colonias portuguesas en África.
A la par, el sentimiento anti-germánico crecía, porque las colonias portuguesas en África hacían fronteras con las colonias alemanas. Así, Portugal le pregunta a Inglaterra cómo podrían hacer para ayudarlosen el esfuerzo de guerra. La respuesta no podría ser más británica:
En este momento, el Gobierno de Su Majestad estaría satisfecho si los portugueses se abstuvieran de proclamar el estado de neutralidad. Si en algún momento el gobierno de Su Majestad considera necesario hacer alguna demanda al Gobierno portugués que no sea incompatible como estado de neutralidad, podríamos recurrir a nuestra Alianza como justificación a este llamamiento.
Sin embargo, la solicitud formal vino finalmente a principios de 1916 cuando el Reino Unido solicitó que Portugal confiscase 80 buques mercantes alemanes y austriacos que estaban en sus puertos. Con eso, Alemania declaró la guerra a Portugal el 9 de marzo de 1916 y el Imperio Austro-Húngaro rompe relaciones diplomáticas con el país.
Cuerpo Expedicionario Portugués
Por su parte, la preparación para la guerra comienza con la creación, el 24 de mayo, del CEP (Cuerpo Expedicionario Portugués). Se autoriza la convocatoria y el entrenamiento de 20.00 hombres y los reclutas portugueses pasaron el año entrenando con armas y técnicas de la guerra moderna que se libraba. En total, el CEP contó con un efectivo de 55.085 hombres que, en su mayoría, recibieron instrucciones en el Polígono Militar de Tancos.
Esta movilización solo fue posible gracias al empeño del ministro de la guerra, General Norton de Matos, que contó con la ayuda del General Fernando Tamagnini de Abreu e Silva. Además de supervisar los preparativos para la guerra, Tamagnini fue también comisionado por Norton de Matos de vigilar a las tropas y sofocar los varios motines contra el reclutamiento. Por ello, había sido elegido por el Ministro Norton de Matos para comandar el CEP.
Las tropas fueron enviadas a Francia en los primeros meses de 1917 y todo el contingente ya estaba allí el 23 de febrero. El embarque en Lisboa ocurría por la noche para despistar a los espías y los barcos portugueses fueron escoltados por la Armada británica hasta Brest y de allí los hombres seguían viaje en tren a Aire-sur-Lys.
Una vez en el frente, los portugueses hacían un entrenamiento específico para la lucha en trincheras con el equipamiento británico. Los soldados eran poco a poco incorporados en las unidades británicas para acostumbrarse a las tácticas y las máquinas de guerra. Los primeros portugueses llegaron a las trincheras el 4 de abril.
Entre 6 de noviembre y el 4 de abril, las tropas portuguesas actuaron como auxiliares de la Fuerza Expedicionaria Británica (FEB). Sin embargo, la situación iría cambiando en medida que los alemanes se esforzaban para atacar las posiciones de los Aliados antes de que los americanos llegasen a Europa.
Los vientos soplan en otra dirección
Mientras los soldados se preparaban para enfrentar el enemigo en Bélgica, la república portuguesa enfrentaba su enésima crisis. Un golpe de Estado derrumba el gobierno y el nuevo presidente, Sidonio Paes (1872-1918), era abiertamente contrario a la participación del país en la guerra. Aunque había garantizado su apoyo a Inglaterra, secretamente, se tramaba la retirada de los soldados portugueses de Flandes.
Se disminuye la concesión de permisos para los soldados y el abastecimiento de las tropas ya no llegaba con frecuencia. Las tropas portuguesas estaban estacionadas en el frente de La Lys y aguardaban el día que serian sustituidas por sus compatriotas el 9 de abril de 1918.
La Batalla de La Lys
Sin embargo, los alemanes también esperaban este día.
En marzo de 1918, los alemanes hicieron la llamada Ofensiva de Primavera donde estaba incluida la Operación Georgette, que pretendía avanzar por el territorio de La Lys. La idea era atacar una región que fuera defendida por Ejércitos de nacionalidades distintas. Así, cuando llegara el momento desesperado, cada uno cuidaría de su propio compatriota. Para ello, los comandantes alemanes contaron con el apoyo de hombres experimentados recién llegados del frente ruso.
La región de La Lys estaba defendida por británicos y portugueses y las condiciones en las trincheras – como se ha dicho sobradamente – eran durísimas. La lucha empezó en la madrugada del 9 de abril bajo una espesa niebla, gases venenosos y artillería pesada. Los soldados alemanes recibieron órdenes de avanzar por la “tierra de nadie” y se adentraron en las trincheras defendidas por portugueses.
La segunda división portuguesa era comandada por el General Gomes da Costa y estaba formada por cerca de 20 000 hombres. Ellos se enfrentaron al ataque de cuatro divisiones alemanas, de 50.000 hombres, del VI Ejército alemán comandado por el General von Quast, que estuvo presente en la Batalla del Somme.
Sin contacto con los británicos y sin recibir apoyo de las tropas de retaguardia, los soldados resistieron como pudieron. A 11 de abril, la retirada desordenada de las tropas del FEB fue tan desastrosa que el General Haig fue obligado a emitir un mensaje:
Con la espalda contra la pared y creyendo en la justicia de nuestra causa, cada uno de nosotros debe combatir hasta el final (…) Cada posición debe ser defendida hasta el último hombre. No podrá haber retirada.
Los combates siguieron hasta el 12 de Abril y por mucho que hayan avanzado los alemanes no habían conseguido romper las líneas de los Aliados.
En 29 de abril, el comando alemán cesó las hostilidades en el frente. Los portugueses sufrieron la pérdida de 30 oficiales, 584 sargentos y soldados, mientras 270 oficiales y 6.315 sargentos y soldados fueron hechos prisioneros.
Por otro lado se cuentan 76 000 muertos y heridos entre los británicos, 35 000 entre los franceses y 109 000 entre los alemanes.
Fin de la Guerra
Al final de los combates en La Lys, el CEP quedó deshecho. Fueron meses de indecisión, trabajos secundarios al servicio del ejército de Gran Bretaña. En julio, el General Fernando Tamagnini de Abreu e Silva fue sustituido por el General Garcia do Rosado. Sólo en agosto de 1918 se inició un verdadero esfuerzo de reorganización con la intención de recrear unidades de combate que pudiera representar a Portugal.
En octubre de 1918, tres batallones portugueses se encontraban listos e incorporados en el Ejército inglés que ocupaban posiciones de combate en la línea de frente cuando se declaró el Armisticio el 11 de noviembre de 1918.
Portugal en la Conferencia de Versalles
Al cabo de la guerra y firmada la paz, el gobierno portugués se preparó para sentarse a la mesa con los ganadores y exigir reparaciones.
Nuevamente quedaron patentes las divergencias entre los miembros de la República. Mientras el diplomático Egas Moniz pretendía acoger territorios y solicitar altas compensaciones financieras, el presidente Sidonio Paes pedía moderación, para no contrariar al Ministro de Negocios Extranjeros británico, Arthur Balfour.
Sin embargo, Paes es asesinado días después y Egas Moniz es sustituido por Alfonso Costa. Este tuvo carta blanca para negociar las compensaciones financieras, morales y políticas. Pero tras el fin del conflicto, las potencias europeas vuelven a relegar a Portugal un lugar secundario en el teatro de la paz.
Así las reparaciones de guerra para Portugal se constituyeron en:
- La entrega de los barcos incautados a Alemania, seis torpederos austriacos (dos nunca llegaron a Portugal) y la exclusión de los gastos militares de los artículos cubiertos por las reparaciones alemanas.
- El 25 de septiembre de 1919, el territorio mozambiqueño de Quionga es restituido por decisión del Consejo Supremo de las Potencias Aliadas.
- En 1921 se anunció que Portugal recibiría el 0,75% del total de las compensaciones financieras a ser pagadas por Alemania, lo que equivaldría a un importe poco menos de mil millones de marcos de oro. Sin embargo, debido a las sucesivas revisiones de la deuda alemana (respectivamente en 1924 y 1929) poco de este importe entró en las arcas del Estado. (Fuente: Instituto Diplomático – Conferência de Paris).
Conclusión
La entrada de Portugal en la Gran Guerra Mundial no trajo los beneficios esperados. El país declaró el estado de beligerancia con la esperanza de salvaguardar sus colonias africanas y plantearse un lugar de destaque entre las naciones europeas.
Por divergencias internas, los partidos de la recién proclamada República no llegaron un acuerdo en cuanto a la participación y el mantenimiento de las tropas portuguesas en Flandes. La lucha fue una cuestión de gobiernos y no de Estado. Mientras estaban en el poder políticos favorables a la contienda, las tropas tuvieron agasajo. Sin embargo, el gobierno de Sidonio Paes, contrario a la participación de Portugal en las trincheras, planifica la vuelta de los soldados cuanto antes.
Sin embargo, la Batalla de La Lys ha sido una sangrienta batalla de las muchas luchas inútiles en este conflicto. Las muertes fueron numerosas en ambos lados y nadie podía jactarse de la victoria. Tal vez los alemanes por haber hecho 7000 prisioneros portugueses pero a costa de mucho sacrificio.
Las compensaciones obtenidas por Portugal en la Conferencia de Versalles fueron muy por debajo de las expectativas. El país se ha resentido de la poca importancia por sus tradicionales aliados Inglaterra y Francia, y no volvería a cometer el mismo error durante la Segunda Guerra Mundial cuando se declaró neutral a la primera oportunidad.
Bibliografía
O Portal da História – História de Portugal
Restos de Coleção – Portugal na I Guerra Mundial
As Grandes Batalhas de Portugal – La Lys