El continente africano fue ocupado por distintas naciones europeas. Los primeros en llegar fueron los castellanos y portugueses. Estos, por cuenta del Tratado de Tordesillas, se quedaron con los futuros territorios de Angola, San Tomé y Príncipe, Mozambique, Cabo Verde y Guinea Bissau. Cada uno de estos sitios recibió una colonización distinta acorde a los intereses de Lisboa.
A medida que la estrella de Portugal declinaba, otras naciones fueron buscar en África un supuesto Dorado, que nada más era una solución imperialista para el problema de abastecimiento de materias-primas, mano de obra barata y empleo para sus ciudadanos. Reino Unido, Francia, Holanda y Bélgica se adueñaron de trozos de tierra ensanchando sus fronteras.
El Imperio Alemán y el Reino de Italia, tardaran en conquistar sus posiciones en suelo africano pero la industria alemana reclamaba cada vez más material y era difícil competir con las armas salidas de las forjas germánicas. Por ello, se celebra la Conferencia de Berlín, en 1880, donde las fronteras de África serían esculpidas de nuevo entre las potencias europeas. Por supuesto, no había ningún representante de cualquier tribu o nación africana.
La entrada del Imperio Alemán en el continente africano ha traído directamente un problema para los portugueses. La colonia germana, África Oriental Alemana, hacía frontera con Mozambique y ocupó la localidad de Quionga en 1891. Portugal, un país agrícola y pequeño, no tendría condiciones de defender su colonia en caso de que un conflicto serio explotara allí.
Mozambique: una ilustre colonia desconocida
El navegante portugués Vasco da Gama fue el primer a reconocer Mozambique en 1498 y más tarde, en 1505, los portugueses anexaron aquella tierra como suya. La región se convirtió en una parada obligatoria para las carabelas portuguesas que seguían para Oriente.
Con el objetivo de ocupar la región la tierra fue repartida en “prazos” y los “prazeros” deberían explotarla y pagar un impuesto al Estado. Sin embargo, esto nunca fue cumplido pues los jefes tribales, indios y los propios portugueses, se casaban entre si y formaron sus propios ejércitos. Lisboa era algo muy distante y cada vez más abstracto.
Además, la metrópoli no enviaba ningún tipo de la ayuda económica a los colonizadores de Mozambique, más ocupada con Brasil y Angola. Así, Mozambique no conoció una efectiva ocupación de los portugueses durante tres siglos. Pese la influencia, como el idioma y la religión, este pedazo de África solo fue ocupado de modo regular por los portugueses en el siglo 19 cuando los tiempos de los primeros desbravadores ya se había quedado en el olvido.
Por ello, Portugal entrega la explotación del territorio a compañías privadas como a Compañía del Niassa y la Compañía de Mozambique.
Sin embargo, los propios inversores portugueses no tenían capital para poblar y mantener un territorio tan grande. Asimismo, la empresa fue adquirida por un consorcio inglés y francés que incluso se involucraron en conflictos militares para garantizar sus propiedades.
De hecho, Portugal se da cuenta de la importancia del territorio debido a las ambiciones desmedidas que el Imperio Alemán tenía con esos territorios. Los alemanes se imponían como nación rica e industrializada y ahora querrían lo que Francia y el Reino Unido ya poseían: colonias.
Por ello, ocupan un territorio fronterizo a Mozambique a lo que llaman África Oriental o Tanganica (su parte continental) de 1880 a 1919 cuando pasó a las manos del Reino Unido. Tras conquistar la independencia en 1961, este se unió al archipiélago de Zanzíbar y hoy se llama Tanzania.
En 1912-13 una sociedad de bancos germanos compró dicha compañía con vistas a una posible división de territorios entre el Reino Unido y el Imperio Alemán caso se iniciara una contienda. No obstante, cuando la guerra empezó en Europa, Reino Unido confisca la empresa y se la entrega a financieros ingleses.
Portugal en 1914: la República y la Gran Guerra
La situación política de Portugal ya fue aclarada en el primer artículo. La república había sido instaurada en 1910 sin llegar a contar con apoyo popular; de este modo urgía reformar todo el Estado portugués incluso a las colonias ultramarinas.
Poco después de la proclamación de la República, no sólo por cuestiones presupuestarias del año 1910-1911, sino también dentro del espíritu de modificación de la estructura militar, muchas de las unidades coloniales fueron suprimidas.
En 1913 una nueva ordenanza revoca el Decreto de 14 de noviembre de 1901 y extingue las fuerzas de segunda línea en las colonias. Esta decisión acabará teniendo como consecuencia la destrucción de las reservas militares indígenas, tan necesarias para la guerra en África.
En agosto de 1914, cuando se da el inicio de la Gran Guerra, Mozambique tenía sus fronteras amenazadas: al sur con la Revuelta de los Boers, al oeste, en el Niassalandia, con los movimientos de levantamientos indígenas y al norte, junto al río Rovuma, estaban los soldados alemanes.
El 18 de agosto el gobierno portugués decretó que se convocaran las tropas para defender a la colonia y el incidente de 25 de agosto de 1914 en Maziúa, solo vino reforzar esta decisión.
25 de agosto de 1914: empieza la guerra en Mozambique
El gobierno portugués se encontraba divido entre declarar o no guerra al Imperio Alemán. De este modo, en un primer momento, Portugal declara no beligerancia en el conflicto a la espera que su aliada de siempre, Inglaterra, hiciera alguna señal de que necesitaba su ayuda.
Sin embargo, en 25 de agosto de 1914, los alemanes atacan el puesto de Maziúa, incendian las cabañas y matan al cabo que estaba de guardia. Esto exigía una respuesta militar y el país inicia sus preparativos para luchar en suelo africano contra el enemigo.
En 11 de septiembre, tan solamente dos semanas después del ataque, los portugueses embarcan para África. La 1ª Fuerza Expedicionaria de Mozambique contaba con un efectivo de 1.527 hombres bajo las órdenes del Teniente Coronel Pedro Massano de Amorim, que ya había estado en campañas militares en Angola y Mozambique.
Pese a la ola patriótica que se vio durante el día del embarque nada justificaba la euforia. Los soldados apenas tenían hábitos de higiene y la gran mayoría no sabía leer ni escribir lo que dificultaría el entrenamiento. Las tropas siguieron en un barco mientras gran parte del armamento y material de guerra viajaba en otro, que se retrasó.
La situación en el terreno no era nada animadora. El gobernador de Mozambique, Joaquim José Machado, no tenía instalaciones para recibir a los soldados y todo se encontraba por construir. Fue necesario mucha paciencia para disciplinar la tropa y proveer las infraestructuras para los militares.
Igualmente, los soldados tenían que luchar contra un peligro más grande que los alemanes: las dolencias tropicales como la malaria, la enfermedad del sueño que acababa con la vida de los animales y los insectos, y que cuando no mataban dejaban llagas terribles. Todo esto hace suponer que murieron más portugueses de achaques que de balazos.
Como si no bastara, no conocían el terreno. Una vez que el gobierno portugués no tenía la posesión efectiva de la tierra, pues se lo había relegado a la Compañía de Niassa.
El lado alemán
Comparado a los portugueses, los alemanes podrían ser considerados recién-llegados en África. Sin embargo, pese a su falta de experiencia en suelo africano, los alemanes estaban liderados por el Teniente Coronel Paul Emil von Lettow-Vorbeck un veterano comandante que había participado del Levantamiento de los Boxers (1899-1901) y de las batallas para ocupar África Oriental. En 1914 fue designado para comandar las fuerzas coloniales del territorio.
Paul von Lettow-Vorbeck pasaría a la historia como el único general[1] alemán que no perdió una batalla contra los Aliados y aún invadió el territorio británico. Tuvo que combatir a ingleses, belgas y portugueses con una fuerza de 14.000 hombres, de los cuales 3.000 alemanes y 11.000 nativos. Sus tácticas de guerrilla, el conocimiento del terreno y sobretodo la disciplina de sus hombres dejaban poca margen de maniobra para los enemigos.
La misión
El principal objetivo de las tropas portuguesas era garantizar la integridad del territorio mozambiqueño y recuperar la ciudad de Quionga.
Para los políticos que se quedaron en sus oficinas era muy fácil establecer que el río Rovuma debería ser la base de operación y la frontera a la cual los alemanes no podían traspasar. Sin embargo, el río Rovuma tiene 900 km de extensión, márgenes pantanosas e insalubres, que se completan con el calor abrasador de los trópicos.
Contra todas las previsiones y con mucho sacrificio, Quionga fue recuperada tras 25 años de ocupación alemana. Los portugueses marcharon por el camino arenoso de Palma a Quionga, unos 12 kilómetros, ocupando, el 10 de abril de 1916, esta localidad que los alemanes habían abandonado.
Cuando la noticia de la victoria llegó a Lisboa, el gobierno portugués hizo una gran propaganda de los hechos en la prensa a fin de convencer los ciudadanos de las virtudes de la República. En los periódicos, sin embargo, no se mencionaban las dificultades inhumanas a las cuales estaban sometidos los soldados.
Pese a la ocupación portuguesa, los alemanes volverían por allí en menos dos meses y recuperarían la ciudad.
Tropas Portuguesas en Mozambique
Atrapados entre las enfermedades que fueron responsables por 20% de las bajas en el primer año, los portugueses rápidamente necesitaron refuerzos. El 23 de Agosto 1915 fue decretada una segunda expedición, de 1.543 hombres de esta vez comandada por el Comandante de Artillaría Moura Mendes.
Si la situación de las tropas portuguesas era desesperante, el ambiente solo se agravaría con la declaración de guerra al Imperio Alemán el 9 de marzo de 1916 y la posterior decisión de mandar tropas portuguesas a Flandes. Con la atención volcada hacia al teatro europeo, los oficiales en Mozambique tenían poca esperanza de recibir atención por parte de Lisboa.
No obstante, el 25 de mayo de 1916 se decretó una tercera expedición, esta vez comandada por el General Ferreira Gil, formada por 159 oficiales, 4.483 soldados, 945 solípedos y los primeros aviones portugueses en África. Además, iban acompañadas de dos compañías de la Guardia Nacional Republicana con un total de 460 hombres. Esta expedición entró en territorio enemigo y conquistó Newala.
Un 4º contingente con 5058 soldados sería enviado, comandado por el coronel Sousa Rosa mientras Paul von Lettow-Vorbeck invadía Mozambique llegando cerca de Quelimane.
Agotados por las duras condiciones de la guerra, los portugueses dejan Mozambique a finales de septiembre de 1918 dos meses antes del armisticio. A los ingleses les tocaba dejar las tropas de von Lettow-Vorbeck ocupadas hasta que los políticos de turno firmaran la paz en Europa.
Conclusión
La expedición portuguesa a África puede ser considerada un desastre del inicio al fin. Sin soldados experimentados y oficiales sin preparación para enfrentar el terreno africano, los hombres morían más de enfermedades que de las balas del enemigo.
Esta expedición mostró la ineptitud de los portugueses en África. Solo por el hecho de ser blancos, europeos y antiguos colonizadores se creían capaces de vencer en un terreno y clima que les era completamente desconocido.
La misión portuguesa de recobrar la ciudad de Quionga fue alcanzada en 1916, aunque los alemanes luego la reconquistaran. Sin embargo, Portugal la recobraría de manera definitiva en las reuniones que formaron el Tratado de Versalles. El destino de Alemania tras la guerra ya es conocido por los lectores de esta página.
Los portugueses volverían a Mozambique en la década de 60 para intentar que su colonia no si independizara. De nuevo fueron vencidos. Sin embargo, esta guerra fue más un sueño quijotesco de Salazar que una aspiración del pueblo portugués.
Las heridas de la 1º Gran Guerra siguen abiertas. En Mozambique el cementerio donde reposan los cuerpos de los soldados fue devorado por la naturaleza. Por otra parte, en Portugal, tras 100 años, este conflicto empieza a ser mencionado tímidamente cuando se estudia la participación del país en la Gran Guerra.
En esto ambos países coinciden: quieren olvidar lo que ha pasado allí.
Bibliografía en portugués
Carvalho, Manuel – A Guerra que Portugal quis esquecer, Porto Editora, 2015.
Portugal na 1º Grande Guerra: a conquista do Rovuma
Portugal na Grande Guerra: África
[1] Paul von Lettow-Vorbeck recibió la promoción de mayor-general en enero de 1919.