En Europa, durante la Edad Media, el mayor centro cultural europeo entre los siglos IXy XIse encontraba en la Península Ibérica. En ella convivían tres religiones antagónicas distribuidas por el territorio peninsular, al norte una serie de pequeños reinos cristianos y, en el resto del territorio (alrededor del 80%), se encontraba Al-Andalus, donde convivian musulmanes, judíos, y cristianos. A partir del siglo XI, los procesos históricos, cambios y transformaciones, tanto sociales como políticas, provocaron que el califato desapareciese dando lugar a treinta y nueve pequeños reinos conocidos como reinos de taifas. Así, los reinos cristianos del norte se extenderán hacia el sur, conquistando nuevos territorios que le aportarán enriquecimiento y prestigio por toda la cristiandad europea, pues eran enemigos en religión. De este avance, ocasionado con el transcurso del tiempo y nunca de una acometida, el único que sobrevivirá, durante dos siglos más, será el Reino Nazarí de Granada, que se quedará como un elemento fósil de lo que fue Al-Andalus, pero que en sus dos siglos de vida tuvo un protagonismo fulgurante.

Este artículo pertenece a Selim Balouati, quien nos lo ha enviado para que lo publiquemos en su nombre. Todos los créditos pertenecen a él mismo.

El nacimiento de un Reino (1212 – 1246)

The Farewell of King Boabdil at Granada de Alfred Dehodencq
The Farewell of King Boabdil at Granada de Alfred Dehodencq

La configuración del Reino Nazarí comienza a fraguarse tras la batalla de las Navas de Tolosa, en Úbeda (1212), lugar donde la fuerza almohade cae derrotada ante las  cristianas del norte peninsular. Tras el descalabro se produce un vacío de poder que se pugnará entre Ibn Hud y Muhammad Ibn al-Ahmar. El primero, Ibn Hud, se subleva contra los almohades tras la derrota de Las Navas de Tolosa, el segundo, al-Ahmar se subleva a su vez contra Ibn Hud. Al-Ahmar era señor de la Taifa de Arjona y se asienta con rapidez en Baza, Jaén y Guadix. La misma táctica será usada por su rival con un avance continuo, ocupando las zonas sin control almohade del sureste peninsular.

Esta rivalidad llega a su fin con la toma de Córdoba en 1236, por parte de Castilla. Esto reafirmará a Muhammad como el más capaz a la hora de liderar los resquicios territoriales que quedaban de Al Andalus, condenando así a Ibn Hud, que encontrará la muerte en Almería. Será la muerte de Ibn Hud la que dé fin a la idea de continuación del Al Andalus, pues su ideario político pasaba por contrarrestar el avance castellano con el apoyo de la población morisca uniendo los territorios anteriormente en control almohade y reestablecer de nuevo Al andalus. Con Muhammad desaparece la idea de recuperar lo perdido para dar paso a un nuevo reino musulmán en la península ibérica, sin aspiraciones de expansión y buscando un equilibrio en forma de paces que le permitieran resistir frente a su pujante vecino castellano.

La solución para evitar el avance y los continuos asedios que se producían fue la negociación de un pacto con Fernando III de Castilla de este modo nacía el Pacto de Jaén (1246). La primera condiciones sería el vasallaje del nuevo reino y el pago de parias de cuota anual, a la vez que se establecieron las fronteras entre ambos reinos. Así, definitivamente, el Reino Nazarí se configura con capital en Granada y realiza un triángulo geográfico con Almería y Málaga. Las fronteras: al norte, las ciudades cristianas de Jaén y Córdoba, al este Murcia[1]y en el oeste Sevilla.

Se podría hacer una división de la historia política nazarí en tres etapas a la parque los tres siglos en los que se mueve el reino. Siguiendo a Rachel Arié (Arié, 2004) se aprecian tres diferencias en estos siglos: en el siglo XIII sería la formación, el XIV el de desarrollo y por último el XV el ocaso y desaparición. Si del primer siglo tuviéramos que citar a un protagonista este sería Muhammad I, pues los primeros diez años del reino no fueron fáciles para Muhammad, que debió sortear una serie de amenazas externas y jugar un papel diplomático entre los reinos del norte de África y el castellano.

En este último caso se vio agravado con la llegada al trono de Alfonso X (1221-1284), pues este avanzó hacia el sur llegando hasta Jerez, además este tenía intereses en el norte de África, por ello acude constantemente al monarca granadino para que le cediese el estrecho y Tarifa para sus bases navales, cosa que no fue concedida debido al riesgo que suponía, por ello los castellanos se lanzaron a por Cádiz. Como vemos Alfonso X supuso un problema constante para los el reino y sus intereses, provocando situaciones de peligro constante. Estos diez primeros años fueron convulsos para los Nazaríes, en cualquier territorio fronterizo la expectación era ascendente ante la incertidumbre que había pues caían territorios con facilidad ante la belicosidad castellana que parecía no tener fin.

Los siguientes años que se sucedieron estuvieron siempre rodeados de las luchas fronterizas que eran constantes y de las conspiraciones mudéjares, pues será ahí donde el Reino Nazarí verá su baluarte para hacer daño a su vecino castellano. La realidad política y fronteriza de Granada pasaba por desarrollar amistades diplomáticas con los reinos del norte de África y los peninsulares, siendo cuestión capital para la pervivencia y fortaleza de su política estatal. Habrá un periodo que se podría llamar excepcional de cincuenta años de paz, entre 1350 y 1406, pues Castilla en esos momentos se encontraba en un conflicto interno y externo pero esta vez con la Corona de Aragón (La guerra castellano-aragonesa de 1356-1369), dando así un respiro al Reino Nazarí.

Último enfrentamiento (1482-1492)

Vista actual de la Alhambra de Granada
Vista actual de la Alhambra de Granada

Entramos ya en lo que sería el final del Reino Nazarí, en sus últimos latidos cortados por su verdugo que será su enemigo natural, Castilla. La nueva union dinastica Castellano-Aragonesa nace en una Europa que entra en un periodo histórico diferente al anterior la Edad Moderna, en la que ya no hay cabida ideológica para un reino hispano  musulmán en territorio europeo más aún, cuando Constantinopla cae en manos Otomanas (1453) y pasan a ser el enemigo número uno del catolicismo amenazando el “Mare Nostrum” occidental. Ser católico define en los primeros instantes de la Edad Moderna una identidad subyugada a una serie de pautas políticas que se hilan en Roma, cuyo comienzo será eliminar al enemigo religioso, el musulmán, en este caso el Reino Nazarí de Granada. La contienda se llevará a cabo durante casi diez años, pues en Castilla se sabía que la conquista no sería fácil pero para ello tenían varios ases en su mano. Primero, había buenos estrategas como lo fueron Fernando de Aragón y Gonzalo Fernández de Córdoba ambos con grandes dotes de mandos cuyas manos capitanearon el potente ejército castellano. Además de esto, la guerra tenía carácter de cruzada, por lo que ello conllevaba un apoyo externo más allá de los Pirineos y, como empuje final, un rebelde interno: el famoso Boabdil, que será la llave de la ciudad de Granada. Como vemos, Castilla tenía el viento en su favor.

Ahora pasemos a ver la cuestión granadina. El mismo estado con una población muy menor a la de sus vecinos peninsulares no podía por sí solo lanzar una ofensiva militar, ni siquiera plantearse una guerra abierta. Por lo que su guerra sería una guerra de desgaste tras las murallas y puestos defensivos en sus plazas importantes. Una ayuda externa era algo de lo que se carecía, pues había grupos militares del norte de África pero solo servirían para retrasar lo que el ocaso anunciaba. La situación interna de los estados del Magreb era de una ruptura interna y desorden político total, por lo que la ayuda nunca sería lo suficientemente fuerte ni para plantear una posible defensa que llevase a una firma de paz.

La fecha de inicio se considera 1282, aunque realmente es en el 81, pues conscientes los nazaríes de las intenciones de los reyes católicos y en una muestra de fortaleza se hacen con la ciudad de Zahara (Cádiz). La respuesta castellana fue una dura contienda para hacerse con la ciudad de Alhama, dos meses después de la conquista de Zahara, pero los castellanos reciben otra derrota importante en Loja.

Sin embargo, una vez más la política de sucesión nazarí actúa como elemento negativo y, tras el levantamiento del famoso Boabdil en contra de su padre, este huye a Málaga dividiendo el Reino Nazarí. El padre de Boabdil, el también famoso Muley Hacén, lucha contra su hijo para volver al trono. Es decir, durante 1482-1483 reina Boabdil; durante el 1483-1485 reina Muley Hacén.

Lo que acontece a continuación es un avance castellano por Cádiz, donde van rindiéndose a través de una larga lucha ciudades tan importantes como Marbella, Fuengirola, y Ronda. Pero una vez llegan los castellanos a Málaga salen derrotados por el tercer protagonista, Muhammad XII al-Zagal. Esta victoria junto con la campaña en Almería, que pacifica la zona y acaba con aquellos que eran afines a Castilla y Boabdil, Al-Zagal gana popularidad apodándole “El Valiente”. La mala salud de su hermano Muley Hacén hace que al-Zagal recoja el trono y reine desde 1485-1487. Se produce una división entre los nazaríes, pues las derrotas hacen que haya adeptos a Boabdil, quien garantiza que de llegar al trono la guerra cesaría con la paz ya negociada esto es lo que da alas a Boabdil, además de que venía con apoyo castellano. Al-Zagal, se enceuntra con dos frentes abiertos: el castellano y el de su sobrino Boabdil, cuando este se encuentra en Vélez luchando contra los castellanos Boabdil aprovecha y toma Granada.

Finalmente, Boabdil obtiene lo que siempre quiso pero con el infortunio de ser el último Sultánde Granada. Los castellanos continuaron avanzando sin pausa hasta llegar a Almería, donde se encontraba al-Zagal, quien rindió todo lo que tenía. De hecho, Almería no opuso resistencia. al-Zagal finalmente se marcharía de la península ibérica viendo que la situación no tenía una posible solución. Desde Granada se envían emisarios para peticiones de ayuda, tanto militar como económica, a todo el que pudo, inclusive Jerusalén para que pidieran a los reyes católicos el fin de su avance, dicha ayuda nunca llegó, más allá de forma piadosa en forma de galeras para transportar a la población a otros territorios más seguros. Finalmente, tras una serie de formulaciones y negociaciones en cláusulas, de las cuales se sabía que la mayoría no sería respetada, Granada capitula el 25 de noviembre de 1491.

Como vemos, Granada estaba prácticamente acorralada y sin fuerza ninguna frente al enemigo castellano para siquiera sobrevivir. Las luchas intestinas fueron para Granada como un veneno para un enfermo, provocando que el ocaso se acelerase de tal modo que ni siquiera se respetase la cláusula de entrega de Granada un año antes de lo firmado.

La capitulación acaba poniendo fin a todo lo que significó el califato independiente de Córdoba, que adquirió una identidad fuera de todo lo que tenía que ver con oriente pero sin perder la esencia, todo ello era parte ya del pasado, lo que supuso esa etapa finaliza con el Sultanato Nazarí de Granada. Un pasado de esplendor sin igual en Europa con un carácter y vigor que a día de hoy permanece en las majestuosas construcciones que persisten y que reciben tantos visitantes para apreciar oriente en europa.

Conquista del Reino de Granada
Conquista del Reino de Granada

[1]Anteriormente una taifa, por lo que en inicio no era frontera cristiana. Sobrevivió como vasallo castellano, pues a Castilla le interesaba una salida al Mediterráneo, y a la taifa evitar el avance aragonés con Jaime de Aragón. Esta caerá y dejará de ser taifa, siendo absorbida por Castilla tras la revuelta mudéjar de 1264, que será solventada por Jaime I de Aragón a pesar de que Murcia fuera una cuestión de Castilla. Este apoyo del monarca aragonés es por intereses y relaciones entre ambos reinos cristianos.

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