En la Segunda Guerra Mundial, las atrocidades que cometieron los japoneses, rusos o alemanes han pasado a la historia como los actos mas viles del ser humano. Muchos nazis se han caracterizado por su comportamiento sádico y deleznable, como Josef Mengele, pero esto no fue algo exclusivo de los hombres. Algunas mujeres que ostentaban una serie de cargos para el gobierno de Adolf Hitler, destacaron por ser especialmente crueles.
Irma Grese
Conocida como «la bella bestia», «la perra de Belsen», «el cancerbero» o «el ángel de la muerte», Irma Grese pasó a la historia por los sádicos métodos que empleó mientras ejercía de supervisora en los campos de concentración de Auschwitz, Bergen-Belsen y Ravensbrück.
Desde una temprana edad, Irma demostró admiración por el nacionalsocialismo, siendo una activa participante en las actividades de la Bund Deutscher Mädel, homólogo femenino de las Juventudes Hitlerianas. Con 18 años, en el año 1942, se presentó a los entrenamientos voluntarios del campo de concentración de Ravensbrück y, a partir de ese momento, comenzó a ejercer como enfermera en diversos sanatorios de las SS. Se dice que llegó a delatar a su padre cuando este se mostró contrario a que se involucrara en el aparato nazi.
Tras ingresar como guardia femenina en 1943 en Auschwitz, ascendió a supervisora a finales de dicho año. La única mujer que estaba por encima de esta era Maria Mandel (otra que trataremos en este top). Ambas estaban al cargo de unas 30.000 mujeres judías internas en el campo.
Irma también estuvo al cargo de Ravensbrück y Bergen-Belsen, donde fue detenida por los británicos el 15 de abril de 1945. Los supervivientes de dichos campos la acusaron de practicar métodos sádicos y crueles con los reclusos como torturas y asesinatos. Se dice que dejaba a los perros atacar a las presas, de abusar sexualmente de ellas, torturas a niños y de palizas usando un látigo, botas y, finalmente, de ejecutar a sangre fría a los reos utilizando su pistola.
Tras su arresto, fue condenada en los Juicios de Bergen-Belsen a morir en la horca el 13 de diciembre de 1945, con 22 años. Sus últimas palabras fueron «schnell» (rápido) y su cuerpo fue mutilado e incinerado, siendo sus cenizas arrojadas por la alcantarilla.
Violette Morris: la más temida colaboradora de los nazis en la Francia ocupada
Si tuviéramos que usar una palabra para designar la vida de Violette Morris, la más adecuada sería hollywoodiense. Morris nació en Francia en 1893, estuvo interna en un convento de monjas y se casó en 1914 con 21 años. Además, durante la Primera Guerra Mundial, sirvió en los frentes del Somme y de Verdún conduciendo ambulancias.
Violette poseía una fortaleza física que nada tenía que envidiar a la de cualquier hombre. Esto hizo que compitiera en lanzamiento de disco y de peso y practicara deportes como el el boxeo, natación o las carreras de automóviles, llegando a extirparse los senos para poder introducirse mejor en los bólidos de carreras.
A partir de 1923 la bisexualidad de Violette era evidente, pues comenzó a vestirse como un hombre e, incluso a cortarse el pelo de manera masculina. El cambio fue tal, que en 1928 la Federación Francesa le prohibió participar en los Juegos Olímpicos por atentar contra la moral pública.
La espía que me traicionó
Por estos motivos, Violette era ya más que conocida fuera de las fronteras de su país. En 1935, la Sicherheitsdienst contactó con ella para que fuera la invitada de honor en los Juegos de Berlín de 1936. Aquí, quedó prendada totalmente del nazismo.
En su regreso a Francia, comenzó a trabajar de espía para Alemania. Pasó importante información sobre la Linea Maginot, mapas de la capital y material bélico, entre el que se encontraba el del tanque Somua 35. Tras la toma de Francia, las autoridades nazis encargaron a Violette que se infiltrara en la Resistencia Francesa. Dicha labor le hizo ganarse el apodo de «la hiena de la Gestapo».
Desde Londres se consideró imperiosa la necesidad de acabar con Violette. El 26 de abril de 1944 se le tiende una emboscada cuando se dirige en coche a Beuzeville. No obstante, su habilidad como piloto le valió para que no alcanzara disparo alguno. Sin embargo, a las 7 de la tarde es ametrallada en su auto cuando regresaba a Beuzeville. Sus restos fueron arrojados a una fosa común.
Juana Bormann
Al igual que Irma Grese, Juana Bormann también trabajó como supervisora en diversos campos de concentración. Se alistó en 1938 en las SS y su primer trabajo lo desempeñó en el campo de Lichtenburg. Al año siguiente fue trasladada al campo femenino de Ravensbrück. En marzo de 1942 estuvo destinada en Auschwitz, donde su exacerbado sadismo le valió el apodo de «la mujer de los perros». En dicho campo se codeó con mujeres como Maria Mandel, Irma Grese o Margot Drechsel.
Posteriormente, Juana estuvo destinada en campos menores como el de Budy o el de Hindenburg, en Silesia. En enero de 1945 volvió a Ravensbrück y, finalmente, en marzo a Bergen-Belsen. Allí sirvió bajo las ordenes de Josef Kramer, Irma Grese y Elisabeth Völkenrath.
Tras la toma de Bergen-Belsen por el Ejército Británico el 15 de abril de 1945, se descubrieron a 60.000 reclusos y más de 10.000 muertos, lo que causó la detención inmediata del personal que estaba a cargo del campo.
Finalmente, fue condenada a morir en la horca el 13 de diciembre de 1945 tras los Juicios de Bergen-Belsen. Según los testigos, Juana soltaba a su pastor alemán para que atacara a los prisioneros, lo que le valió su apodo.
Elisabeth Völkenrath
Bajo el rostro de la joven Elisabeth también estaba oculta la maldad auténtica. Nacida el 5 de septiembre de 1919 en Swierzawa (Alemania), destacó su papel como supervisora de las SS en diferentes campos de concentración.
Tras su alistamiento voluntario para servir a Alemania en la Segunda Guerra Mundial, fue instruida bajo tutela de Dorothea Binz en el campo de concentración de Ravensbrück. Posteriormente, fue destinada a Auschwitz para desempeñar el cargo de Aufsehrin (supervisora femenina).
Según lo relatado en los juicios de Bergen-Belsen, Völkenrath estaba directamente implicada en la selección y abuso de muchos reclusos del campo. Además, se le acusa de ordenar al menos tres ejecuciones mediante ahorcamiento en noviembre de 1944, cuando fue ascendida a SS Oberaufseherin. Tiempo después, Elisabeth sería trasladada al campo de concentración de Bergen-Belsen con el nuevo cargo de supervisora del personal.
Tras ser arrestada en abril de 1945 por las autoridades británicas, es condenada a morir en la horca el 13 de diciembre de 1945, en la prisión de Hamelin. Fue ejecutada con otros criminales de guerra nazis como Irma Grese y Joseph Kramer, siendo el encargado de subirla al patíbulo el sargento Albert Pierrepoint.
Maria Mandel
Entre todas las nazis citadas anteriormente en la lista, Maria Mandel es seguramente la más sanguinaria. A Mandel, se le considera responsable de aproximadamente 500.000 muertes de judías, gitanas y otras presas políticas.
Nacida en 1912 en Munzkirchen (Austria), se formó como guardia de prisión en 1938 en Lichtenburg. Al año siguiente es trasladada a Ravensbrück, donde su notable labor hizo que fuera ascendida en julio de 1942 a SS Oberaufseherin. El 7 de octubre de dicho año es enviada a Auschwitz, donde asciende a Jefa de Campo. Allí, el único que tenia más poder que ella era Rudolf Hoss.
Mandel controlaba directamente todas las secciones y subsecciones femeninas de Auschwitz. En dicho campo conoció a Irma Grese, con quien trabo amistad y a la que ascendió a supervisora del campo de Auschwitz-Birkenau, donde se encontraban las judías húngaras.
Durante dos años, Mandel fue la encargada de escoger quienes serían los reos que acabarían en una cámara de gas. Además, se decía que era aficionada a la música, ordenando crear la «Orquesta de Auschwitz», compuesta por prisioneros. Los supervivientes manifestaron que la orquesta acompañaba a María durante las ejecuciones, selecciones y demás labores diarias relacionadas con los prisioneros. En total, se estima que firmó ordenes que enviaron a la muerte a más de 500.000 personas en Auschwitz I y II. Estas acciones hicieron que se ganara el sobrenombre de «la bestia de Auschwitz».
Huida, detención y ejecución
Tras su estancia en Auschwitz, Mandel fue trasladada a Mühldorf, subcampo anexo a Dachau. En mayo de 1945, huirá del campo al aproximarse las tropas aliadas a él. A posteriori, intentó regresar a su ciudad natal Münzkirchen, en Austria. Allí será arrestada el 10 de agosto por los estadounidenses, quienes la extraditarán a Polonia.
Durante el mes de noviembre de 1947, un tribunal en Cracovia juzga y sentencia a Mandel a muerte. Esta, perecerá en la horca el 24 de enero de 1948, con únicamente 36 años de edad.
La lista de mujeres nazis que destacaron por su crueldad es bastante larga. Podríamos mencionar otros nombres como Ilse Koch, conocida como «la bruja de Buchenwald» o Hermine Ryan-Braunsteiner «la yegua». Encontramos otras como la anteriormente mencionada Dorothea Binz, Emma Zimmer, Alice Orlowski o Johanna Langefield, que también fueron especialmente sádicas y crueles.
Bibliografía
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