Piotr Wrangel fue una de las figuras del movimiento blanco más célebres en su momento. No sólo fue por sus extraordinarias dotes de mando y habilidad en el campo de batalla, que le hicieron ganar en frentes y batallas desiguales causando estragos a los bolcheviques. Contribuyó también por el aura en torno a su figura que tanto rojos como blancos fueron creando colectivamente. El “barón negro” era visto como alguien con un gran sentido del deber y del honor militar. Un hombre inflexible ante los abusos de propios y ajenos y con una visión patriótica y comprometida de su papel hacia la guerra civil.
Sin embargo, vamos a alejarnos de la faceta militar y a hablar sobre otra de las caras de este personaje. En este artículo, vamos a desgranar los detalles de la Reforma Agraria de Piotr Wrangel en la Crimea de 1920
Piotr Wrangel, militar
En su faceta más conocida, la castrense, comandó el ejército del Cáucaso durante los primeros compases de la guerra en el frente del sur y realizó grandes hazañas militares. Pero una parte muy importante de su desempeño en el bando blanco es aquella que realizó como mando supremo del ejército del sur una vez sucedió el descalabro de Dénikin en su fantasiosa marcha rápida a Moscú. Los blancos pasaron en pocas semanas de extenderse desde el norte del Cáucaso al curso medio del Volga y desde el Donesk al Caspio a limitarse a la pequeña península de Crimea. Por sus diferencias con Dénikin fue desterrado. Sin embargo, cuando éste abandonó sus funciones, regresó para participar en la votación del siguiente jefe supremo. Fue elegido por unanimidad por el resto de generales.
Siendo Piotr Wrangel jefe supremo, sus competencias superaron el campo puramente militar y tomaron entonces una naturaleza ejecutiva y legislativa propia de un soberano. La situación inicial que encontró era catastrófica después de una huida desorganizada y caótica de semanas de duración. Los que lograron llegar a tiempo a Crimea se encontraban desmoralizados y con escasa o nula organización. Hubo incluso soldados que desertaban para realizar acciones de pillaje y bandolerismo en el interior mientras la presión exterior aumentaba.
Piotr Wrangel y la reforma agraria
Sin embargo, dejando a un lado su faceta militar, una de las acciones más importantes que Wrangel llevó a cabo una vez llegó al mando supremo fue la de la reforma agraria. Rusia había convivido con varias transformaciones económicas en lo tocante a la propiedad y explotación de la tierra desde la liberación de los siervos en 1861. La nobleza terrateniente fue vendiendo gradualmente sus tierras a los campesinos, que usaban los préstamos estatales del Banco de Tierras Campesinas para comprarlas.
Los campesinos minifundistas se convirtieron en poco tiempo en una clase de propietarios cada vez más numerosa. La reforma agraria de Piotr Stolipyn y los cambios políticos y económicos resultantes de la Revolución Rusa de 1905 aceleraron mucho esta transformación de la propiedad. Pese a ello la estructura jurídica no se había adaptado lo suficiente a estos cambios y en los tiempos de la Revolución de 1917, se mostraba obsoleta (Rubakin, 1912: 126).
Tampoco se puede decir que el sistema funcionase mal. El imperio ruso en 1913 era líder mundial en la producción de trigo, centeno y cebada. Pero los buenos datos de productividad no quitan que fuese un sistema a medio transformar y sumamente ineficiente.
La situación agraria tras la Revolución de 1917
La guerra civil azotó al mundo agrario, los campesinos eran reclutados para servir en los diferentes ejércitos dejando a las tierras sin trabajadores mientras los propietarios latifundistas o bien habían sido ejecutados durante las primeras semanas de la Revolución de octubre, habían emigrado o se habían visto obligados a huir a otras zonas del país, dejando a sus tierras sin administración. Además, las zonas rurales en grandes zonas del país fueron zonas inseguras no solo por los combates, sino también por las acciones de bandidos y ladrones debido a la dejadez o ineficacia de las diferentes administraciones respecto al mantenimiento del orden en el interior de sus jurisdicciones.
La situación en Crimea tras el fracaso de Dénikin era especialmente complicada. Los refugiados que pudieron huyeron allí y se amontonaron más de 200.000 nuevos residentes. La producción de alimentos de la península no podía sostener por si misma ese aumento poblacional y se necesitaban constantes cargamentos de alimentos del exterior que, por supuesto, no eran gratis (más aun teniendo en cuenta la devaluación que había sufrido el rublo blanco y las escasas reservas de moneda extranjera). Y, por si fuese poco, una cuarta parte de la población de la península en ese momento eran militares. Se trataba de una proporción de productores/no productores muy complicada de sostener.
“Estoy preparando medidas que permitirán a los campesinos obtener tanta cantidad de tierra como sea posible en propiedad individual. El futuro de la agricultura rusa le pertenece al pequeño propietario, las grandes propiedades tuvieron su momento. La mejora de las condiciones materiales de los trabajadores y la satisfacción de sus necesidades industriales es una de nuestras principales preocupaciones” -Piotr Wrangel-
Muy pronto, el 11 de abril, se ordenó la creación de la Comisión de Reforma Agraria bajo el mando del senador Glinka (ex ayudante en el ministerio de Agricultura) que comenzó su trabajo en Yalta. Surgió una gran expectación y un debate público muy acalorado entre aquellos que defendían el respeto íntegro de las grandes propiedades y aquellos que pedían “reconocer los éxitos de la Revolución” y llamaban a la expropiación total de todas las tierras. La comisión, en estos tiempos, solamente mediaba y limitaba sus acciones a la mitad norte de la península, sin hacer cambios sustanciales.
Tras estas primeras noticias de una actitud proactiva del gobierno del sur de Rusia por reformar el sistema agrario, Wrangel recuerda que algunos campesinos (que se autodenominaban representantes de los soviets campesinos de los distritos del sur de la Táurida Norte) consiguieron traspasar las líneas para poder hablar con él.
Los campesinos y Wrangel mantuvieron una larga entrevista. En ella se anotaron sus peticiones en donde se ofrecían a colaborar con el gobierno blanco y a reconocer su soberanía. No obstante, siempre y cuando se reconociese el autogobierno de los distritos y la propiedad individual de la tierra. Wrangel reconoció inmediatamente el posible valor material y psicológico que podría tener una reforma así tanto para Crimea como para los habitantes de una región clave para la supervivencia al corto plazo de su estado y mandó la elaboración apresurada de un prikaz concerniente a la tierra (Wrangel, 2020: 155).
“Me di cuenta de que la cuestión agraria no podía ser solucionada satisfactoriamente si la tratábamos como un problema, Rusia es inmensa, y sus variaciones etnográficas muy numerosas y más todavía si la anarquía ha arruinado la vida económica del país y ha falsificado todas las relaciones legales. Cualquier decisión provocaría mucha antipatía, tendríamos que haber corregido los errores más tarde, a la luz de la experiencia. Pero las condiciones de ese momento no nos permitieron retrasarlo más, el nudo gordiano debía ser cortado. La cuestión debía ser resuelta por una importante razón psicológica: teníamos que destruir la principal arma propagandística del enemigo, encender la imaginación del ejército y la población y crear buenas impresiones en la opinión extranjera” -Piotr Wrangel-
El grupo de hombres que llevaron a cabo esta reforma fue el propio gobierno del sur de Rusia, un órgano ejecutivo y legislativo. El senado ahora ubicado en Yalta sólo ratificaba las leyes y concentraba el debate parlamentario, Ese órgano de gobierno tuvo a M. Krivochein a la cabeza como presidente del consejo de ministros. Un excelente gestor y estadista que había servido durante décadas en diferentes ramas de la administración imperial. Había sido ministro de agricultura durante seis años y el colega más cercano de Stolypin en tiempos de su reforma agraria. Además, conocía la naturaleza de los problemas de la cuestión campesina.
La reforma tampoco hubiese sido posible sin el reducido cuerpo de funcionarios experimentados. Eran veteranos de la reforma de Stolypin, que se dedicaron en cuerpo y alma a la ejecución de estas medidas. Muchos de ellos, según recuerda el propio Wrangel: “Decidieron seguir en Crimea después de la evacuación, pagando por su adhesión a la causa blanca y sus servicios al pueblo con sus vidas” (Wrangel, 2020: 165).
Si Wrangel había sido elegido comandante en jefe de las fuerzas blancas el 22 de marzo, a mediados de mayo ya se estaban configurando los primeros puntos de la necesaria reforma agraria, y a mediados de junio ya estaría publicada y en vigor en la mayor parte del territorio blanco. Esta rapidez en un asunto tan complejo y en un momento tan delicado generó el alarmismo sobre esta empresa dentro del propio gobierno blanco. Los jefes militares conocían la situación material de la región mejor que los burócratas y reconocieron las inquietudes de sus soldados (la mayor parte padres de familia que anteriormente fueron campesinos). Debido a esto, apreciaron la iniciativa de Wrangel por su efecto sobre la moral de la población y el ejército (Wrangel, 2020: 157).
“Este boceto no es perfecto, pero hará del éxito del ejército una tarea más sencilla y ganará las simpatías de los campesinos. Desde que el ejército está esperando una respuesta decisiva sobre la cuestión agraria, no hay tiempo que perder. La vida misma irá añadiendo las enmiendas necesarias en el futuro.” –M. Krivochein, 20 de mayo de 1920-
La reforma
La reforma agraria se basó en un cambio en la estructura de la propiedad de la tierra. Durante la guerra muchos propietarios habían abandonado sus propiedades y también muchos trabajadores habían muerto o se encontraban en otras zonas del país. Quedaba muy poca gente trabajando la tierra. Piotr Wrangel encontró una situación en la que quedaban muy pocos trabajadores. Muchos cultivos estaban desatendidos y no producían por la consiguiente falta de trabajo, mientras que los exiliados se aglomeraban en las ciudades de Crimea pidiendo limosna por falta de empleo.
El punto principal de la reforma de Piotr Wrangel era sencillo: la tierra sería de quien la trabajase. Se reorganizó la propiedad de modo que cada campesino recibiese en propiedad unas tierras acordes con su capacidad de trabajarlas dividiendo las propiedades anteriores a la guerra, los campesinos (ahora propietarios) tendrían libertad de explotarlas como considerasen correcto, pero deberían pagar una tarifa asequible al estado (5 veces el valor de una cosecha en un plazo de 25 años) que se reservaría para compensar a los anteriores propietarios por la pérdida de sus tierras.
Pese a ello este precio provocó algo de disconformidad por parte de los nuevos propietarios, según el propio Piotr Wrangel:
“Los campesinos no tienen problemas con el concepto de la contraprestación, pero no han comprendido los beneficios que supone para ellos y los perjuicios que le supone al estado que se los permita pagar en especie e insisten en que el precio es demasiado alto y debe ser reducido”.
Los anteriores propietarios que quedaban en la península también debieron ceder sus tierras pero pudieron inscribirse para poder recibir otras o recuperar parte de ellas, según decidiese el soviet agrario de su distrito.
Pero este cambio no aseguraba que todo el que quisiese podría tener su porción de tierra gratuitamente ni la conformación de una nueva clase terrateniente. Cada distrito tendría la potestad de elegir por sí mismo, a través de un soviet agrario, cómo debería hacerse el reparto. Según el propio Wrangel ésta era la característica más importante de la reforma: su carácter administrativo local, puesto que se oponía a lo que él consideraba “esos esquemas irrealizables que prometen dividir toda la tierra entre toda la gente”.
Estos soviets estaban conformados, según el Estatuto Temporal de las Instituciones Agrarias de entre cinco a diez personas elegidas por las asambleas agrarias del distrito. Estos miembros elegirían al presidente, los oficiales técnicos tales como los topógrafos o los agrónomos podrían participar, pero sólo tendrían funciones consultativas. Además el soviet también incluía al mediador agrario, el presidente del zemstvo, el presidente de justicia de paz del distrito y un delegado del ministerio de finanzas.
Estas instituciones, una de carácter local que era producto directo de la voluntad de los campesinos, y la otra con más de la mitad de sus miembros surgidos por unas elecciones; eran las encargadas directas de llevar a cabo el reparto de la tierra y resolver los posteriores pleitos. Pese a ello y para mantener la autoridad sobre unas instituciones con tantos poderes y poder supervisar eficazmente el curso de la reforma se estipuló que las decisiones de los soviets agrarios de los distritos podrían ser anuladas por las autoridades provinciales en caso de saltarse la ley o atentar contra el orden administrativo, el bien común o el del estado (arts. ETIA 2, 5, 6, 8, 10 y 14).
Debido a que no se estipuló un máximo de tierra que podría recibir un nuevo propietario (ni existía una limitación para los anteriores propietarios de solicitar la adquisición de tierras o de la compra de otras) empezó a surgir la idea del mantenimiento de los antiguos propietarios que todavía quedasen en Crimea, especialmente si la gente de un distrito consideraba necesario su mantenimiento debido a las condiciones materiales existentes.
En ese caso el prikaz también funcionaba porque se actualizaban los datos sobre sus propiedades permitiendo al propietario saber con precisión cuantos jornaleros contratar cumpliendo con uno de los puntos principales de la reforma; que toda la tierra se trabajase eficientemente. Mientras tanto, deberían pagar la tarifa como cualquier otro nuevo propietario, dando así fondos al estado que antes no se percibían. En todo caso, los métodos de aplicación del prikaz estaban pensados para evitar procedimientos arbitrarios en la concesión de tierras, especialmente cuando se trataba de aquellos que gracias al caos de la Revolución y la guerra civil habían aprovechado para engrandecer sus propiedades.
En este aspecto tuvo mucho peso el papel del ejército como pacificador de las áreas rurales que, además, recibió orden de ayudar a los campesinos a cosechar siempre que les fuese posible usando los propios caballos de combate, a cambio los campesinos compartirían sus alimentos con aquellos que los ayudasen.
Sobre el reparto final, Wrangel recuerda que la reasignación de tierras varió mucho de distrito a distrito por casusa de la diferencia de terreno, explotación, o las condiciones económicas. Pero que en cada caso se tenían en cuenta las necesidades vitales de los nuevos propietarios. Cuando se valoró el máximo de tierra que los anteriores propietarios podían solicitar, los soviets agrarios por lo general lo estipularon entre 100 y 150 deciatines como máximo (unidad de medida equivalente a dos acres y medio). No obstante, en algunos casos se tuvieron en cuenta otros factores. Por ejemplo, el tamaño de la familia del propietario, el papel que habían jugado en la guerra, su administración personal sobre los terrenos y si habían mejorado la producción.
En los casos donde esos factores entraron en consideración por parte de los soviets agrarios resultó en que hubo antiguos propietarios que recibieron de 200 a 600 deciatines. En venganza, hubo otros casos donde los antiguos propietarios recibieron menos terreno que los campesinos. Estos últimos, de media, recibieron entre 30 y 70 deciatines (Wrangel, 2020: 164).
En el caso de impago de la tarifa tras un periodo de tiempo estipulado la tierra se expropiaba y se cedía a otra persona con el permiso del Soviet Agrario, este otro podría reclamar por sí mismo la propiedad de la tierra de forma consolidada una vez pagase la tarifa (art. 8 y 10 prikaz).
“Este proceso de cambio, redivisión y la final reasignación de la tierra se ajusta a la concepción de justicia de nuestro pueblo y con el desarrollo histórico de la legislación agraria Imperial” -declaración del senado de Yalta sobre el prikaz–
Durante la ofensiva en la Táurida norte, la reforma agraria (junto con otras ordenes concernientes a la organización militar) tuvo una importancia clave. El prikaz se leyó en las asambleas locales y los campesinos (que estaban cansados del gobierno bolchevique y que tan solo querían la vuelta del orden y la legalidad al campo) la recibieron con aprobación inequívoca. También favoreció la vuelta a la normalidad económica en la península, donde el dinero volvía a fluir mientras tiendas de todo tipo reabrían sus puertas en las ciudades. El ejército, tras haber sido reorganizado, podía enfrentarse al enemigo sabiendo que detrás de sus propias líneas, donde se encontraban las mujeres e hijos de los soldados no reinaba el caos y la pobreza.
Poco tiempo después esta medida demostró haber sido acertada de cara a la opinión extranjera, ya que Francia, muy implicada en la lucha contra el bolchevismo, ofreció a Wrangel un reconocimiento “de facto” a su estado, como legítimo sucesor de la Rusia prerrevolucionaria, a cambio de una serie de medidas entregadas en un telegrama de M. Struve el día 9 de julio.
Entre las principales medidas destacaron el hacerse cargo de la deuda que el Imperio Ruso había tenido con Francia (y de la que los bolcheviques se desentendían) según se fuese ganando territorio al enemigo. También la formación de una asamblea popular constituyente elegida democráticamente cuando fuese posible y una confirmación absoluta de los nuevos propietarios agrarios. Wrangel aceptó estas condiciones, siendo el único líder blanco en tener un reconocimiento oficial de una gran potencia a la que le seguiría EE. UU., con todos los beneficios materiales y diplomáticos que eso tendría.
La reforma agraria fue uno de los logros más importantes que merecieron este reconocimiento, como dijo en una entrevista del diario “Velikaya” el presidente del consejo de ministros del Sur de Rusia, M. Krivochein:
“Tengo cierta seguridad en que éstas medidas (la reforma agraria), junto con algunas otras circunstancias, han llevado a Francia a reconocer nuestro gobierno, lo que el general Dénikin no pudo lograr llegando tan lejos como Orel o el almirante Kolchak cuando era amo de toda Siberia”.
Conclusiones
La reforma solo estaría vigente durante seis meses, desde su publicación efectiva el 25 de mayo hasta la gran evacuación a mediados de noviembre de 1920. Pese a ello, fue completamente aplicada en 91 de los 107 distritos de Crimea. Recibió, además, muy buen apoyo en las regiones exteriores como Táurida norte, donde los blancos tuvieron un control temporal. En la época de cosecha del verano de 1920 Crimea, que meses antes no podía alimentar a su propia población, llegó a tener excedentes. El ministerio de comercio e Industria hizo varios contratos de exportación de maíz entre el 24 de julio y el 16 de septiembre por una cantidad de 1.500.000 puds (una unidad rusa de masa equivalente a 16,38 kg) (Wrangel, 2020: 163).
La producción llegó incluso a considerarse monopolio y a levantar la violenta crítica de algunos grupos comerciales europeos bajo acusaciones de “impedir el comercio” o “estrangulamiento de la empresa privada”. No cabe duda de que estas exportaciones tuvieron un gran valor simbólico y político; en una Europa que acababa de salir de la Primera Guerra Mundial, y especialmente Francia que en ese momento estaba sufriendo la falta de pan, la llegada de un buque ruso a Marsella que transportaba 275.000 puds de maíz ruso fue mencionado en prácticamente todos los periódicos franceses (Wrangel, 2020: 239).
Ciertamente es imposible saber qué hubiese pasado si Piotr Wrangel hubiese regido los destinos del sur de Rusia desde los comienzos mismos de la Guerra Civil, o si ésta reforma hubiese llegado un año antes, cuando los blancos disponían de un territorio con enormes terrenos cultivables, materias primas y cientos de miles de habitantes, pero sí que es cierto que la reforma tuvo unos buenos resultados objetivos habiendo teniendo una base tan inestable y estando vigente por un escasísimo periodo de 6 meses.
“Es posible que si esta unanimidad entre el campesinado y el ejército hubiese sido conseguida en el momento que el Ejército Ruso estaba avanzando victoriosamente hacia Moscú y más o menos la mitad de Rusia estaba todavía libre del yugo rojo, el destino del Movimiento Blanco hubiese sido bastante distinto, ¿Quién sabe?, quizás los días del poder soviético hubiesen estado contados” -Piotr Wrangel-
Referencias:
Wrangel. P. (1929). “Always with honor”. Moon, IL: Mystery Grove, ed. 2020
Даниелова. B. шанина. T. (2006). “Kрестьянская революция в Pоссии 1902-1922”. Москва: росспэн.
Краевский. Б. (2003). “КРЫМ. 1920 ГОД.” СЛОВО.
Рубакин Н. (1912). “Россия в цифрах. Страна. Народ. Сословия. Классы”. Санкт-Петербург: Вестника знания.
Анфимовым. Д. (1917). “Сборник статистико-экономических сведений по сельскому хозяйству России и иностранных государств, Разд. II, VII”. Пг.
Wrangel. P. (1920). “Prikaz de Piotr Nikolaevich Wrangel sobre la tierra”. Sebastopol: документы XX века.