En 2017 Taurus, sello editorial de Penguin Random House, nos brindó la oportunidad de disfrutar de un maravilloso ensayo llamado «La lengua de los dioses», de la escritora Andrea Marcolongo. La autora emprendió un titánico esfuerzo en destilar de una manera agradable y casi familiar todo su conocimiento y amor por el griego antiguo para defender a capa y espada su vigencia y utilidad, tan puesta en entredicho durante los últimos años. Sin embargo, lejos de limitarse a una explicación -razonada- de su parecer en este tema, nos narra los principios básicos del idioma con la confianza de un amigo fiel y la entereza de una gran profesora.

Tanto si ya te has embarcado en el viaje de aprender griego antiguo como si no, os recomendamos encarecidamente que leáis la reseña porque este libro no te dará las llaves para memorizar el griego antiguo, sino para entenderlo, disfrutarlo y hacerlo propio.

Porque hayamos quebrado sus estatuas

o porque de sus templos los echáramos,

no por ello los dioses están muertos.

Oh, tierra Jonia, a ti te aman todavía,

sus almas te recuerdan todavía.

[…] y a veces una etérea forma juvenil,

fugaz e indefinida,

vuelve a pasar por sobre tus colinas.

«Jónico», del poeta griego Constantino Kavafis.

 

Ficha técnica

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Como ella misma es consciente, tratar un tema como el griego antiguo puede evocar lejanos y atroces recuerdos de su estudio en el instituto o en la universidad, o simplemente la no exaltación de ningún sentimiento ante su supuesta «falta de utilidad». Precisamente Andrea es lo que se propone: modificar la visión general para descubrir el mundo interior del griego antiguo, que nos ayudará a hacer lo mismo con el nuestro propio. Andrea nos guía por su obra con un estilo claro, sencillo y accesible con tintes poéticos y personales, que hace de un supuesto camino intransitable una afable y excelente introducción.

La obra se estructura de manera general en tres secciones, interrelacionadas y con alusiones continuas. Por una parte, nos muestra de un vistazo algunos puntos básicos sobre la gramática griega: el aspecto y los modos del verbo, los acentos y los espíritus, los casos y los géneros etc. Es precisamente aquí donde se encuentra su primera virtud. A quien no conozca nada del griego, a priori esto puede parecerle un abismo insalvable; a quien se haya enfrentado alguna vez al celebérrimo -y genial- manual de Berenguer Amenós, temerá volverse a encontrar los cuadros de inabarcables categorías, flexiones y excepciones.

Nada más lejos de la realidad; Andrea consigue contarnos con pasmosa facilidad las claves para entender no la totalidad de los verbos, sino el funcionamiento general del verbo griego. Así mismo ocurre con el entendimiento de las funciones del resto de palabras que conforman dicho idioma, y por supuesto, de la relación entre ellas.

Posteriormente incide en cómo se traduce el griego antiguo. ¿Eso significa que finalizarás el capítulo sabiendo traducir a Tucídides? ¿A Homero? Para nada, ¡y menos mal! La autora nos enseña cómo se tiene que traducir un texto.

Es en esta parte donde más vuelca su experiencia personal como estudiante y como profesora, algo que permite crear un vínculo de empatía entre frustraciones pasadas y nuevas esperanzas. Aquí nos muestra sucintamente todo aquello que se debería tener en cuenta antes de proponerse entender un idioma: que una traducción no es tanto una obra original como «un nuevo camino hacia la obra original»; que el conocimiento de la gramática no es un fin, sino un medio; que un texto no se descifra, sino que se le escucha; o la importancia de tener una formación en los contextos culturales y en la lengua traducida. De hecho, este último punto lo aplica con ingeniosa creatividad: mediante lo que podríamos llamar «píldoras culturales», el libro está sembrado de anexos sobre cultura griega, algo que aporta un mayor entendimiento y frescura al ritmo de la lectura.

A último término, propone una manera de hacer nuestro un texto de otro ser humano, y no que la traducción sea un ácido castigo compuesto por palabras inconexas arrebatadas a un diccionario hostil.

En su último apartado, realiza una brevísima historia de la lengua griega, desde sus vestigios prehistóricos en el segundo milenio a.n.e. hasta el actual griego moderno. Desgraciadamente, aunque no quita lo interesante, este apartado flaquea respecto a lo clarividente del resto de la obra. En ocasiones ocurre que cuando Andrea Marcolongo habla de lingüística (histórica o general) se deja llevar por algunas ideas que pueden promover una visión de «ser griego» un tanto estereotipada y atemporal, o bien que la evolución de un idioma sea solo cuestión de «banalizarse». Es complejo hablar de libertad, identidad o conciencia lingüística sin entrar en el contexto en el que surge o se desarrolla, y en diversas ocasiones parece que la época clásica sigue siendo el súmmum de toda la cultura griega, cuando el resto de épocas tan solo es lo previo o lo posterior a lo correcto (una especie de catalogación «pre-socrática»).

Entonces, ¿lo recomendamos?

La lengua de los dioses, bajo la pluma de Andrea Marcolongo, es más que un libro divulgativo per se, es una llamada a la belleza y la cordura, una introducción esmerada y correcta al mundo de la lengua griega y a su relación con nosotros. Su contenido no está destinado a una comprensión extensa de la filología griega, sino a conformarse como una carta de presentación sobre lo perdido, lo que no ha de ser olvidado y lo que debemos recordar. Desde Archivos de la Historia creemos que es un libro totalmente recomendable.

La lengua de los dioses Andrea Marcolongo
Presentación de «La lengua de los dioses» en los medios digitales de Taurus.

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