“- Soldado Gump, ¿para qué está aquí?
– Para hacer todo lo que usted mande mi sargento.
– ¡Demonios Gump! Es la mejor respuesta que he oído en toda mi vida.”
Se podría hablar de pocas guerras que hayan calado tan hondo en la cultura popular como la de Vietnam. Una guerra televisada en la que la población norteamericana veía prácticamente en directo cómo sus jóvenes arrasaban aldeas o eran masacrados por el Vietcong. En lo político, la Guerra Fría escalaba silenciosamente mientras el pánico nuclear y el miedo al comunismo crecían en la sociedad norteamericana.
El caballo galopaba desbocado por las calles de las grandes urbes mientras un movimiento masivo de jóvenes pregonaba la paz, el amor libre, y la vida hedonista. Todo esto, resumido en algo menos de cien palabras, supone una breve explicación de como se encontraba el púgil que todo el mundo veía victorioso. Sin embargo, el cuerpo de ese cómodo luchador estaba corroído por dentro, mientras que su contendiente no tenía nada que perder.
¿Queréis saber más? Pues habrá que amenizarlo con algo de música para ponernos en situación. Si algo de bueno tuvo tal derramamiento de sangre es que paralelamente se estaba desarrollando un movimiento cultural sin precedentes y un importante avance en el panorama musical. ¿Quién no ha visto alguna vez una película sobre Vietnam y no ha -literalmente- alucinado con su música? Aunque muchas veces fuera cronológicamente inexacta, hay temas que simplemente encajan con el conflicto como un guante.
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Y esa es otra, en el apartado cultural no solo esta época aportó muchísimo en lo sonoro, sino también en lo cinematográfico. Pues Hollywood se ha nutrido del conflicto para traernos joyas como Apocalypse Now, la Colina de la Hamburguesa, The Deer Hunter, la Chaqueta Metálica o Platoon – y esto solo señalando las más conocidas -. También influiría en la fotografía, como veremos a lo largo de todo el artículo.
Hay algo que se suele olvidar o pasar de puntillas cuando se habla de Vietnam y es que todo empezó con la Guerra de Indochina. En ésta guerra, las colonias de Laos, Camboya y Vietnam querían independizarse de una agotada Francia. Seguramente, este tema lo tratemos por entero en un artículo independiente, pero en este caso es importante dar unas pinceladas para situar al lector.
Todo empieza con Francia… y España
Durante la Edad Moderna, España había conseguido una fuerte influencia en Asia, sobre todo gracias a las misiones de las ordenes religiosas. También gracias a algunas expediciones como la de Blas Ruíz en Indochina. Sin embargo, con el declive de ésta y de Portugal, que era la otra gran potencia asiática -aunque no podemos olvidar la influencia de las Provincias Unidas-, otros estados del viejo continente habían ansiado extenderse por el este.
Llegado el siglo XIX, el colonialismo estaba en auge y todos querían influir de alguna manera en los países menos desarrollados. Con esta coyuntura, unos cuantos misioneros españoles y franceses fueron asesinados en el reino de Annam, lo que después nosotros conoceríamos como Vietnam. Napoleón III, decidido a ampliar su hegemonía en esta zona, decidió llevar a cabo una expedición de castigo, y gracias a la cuádruple alianza, España se subió al carro en busca de recuperar ese prestigio internacional perdido hacía décadas.
Los periódicos ardían y el patriotismo hispano salió a relucir reclamando un justo castigo para aquellos asesinos asiáticos. Empezó así la invasión de la Cochinchina como se conocía en aquella época. España colaboró con 1600 soldados, en su mayoría filipinos y con la flota anclada en Manila.
La guerra duró 4 años, desde 1858 hasta 1862, pero realmente el conflicto no tuvo muchas dificultades, pues prácticamente consiguieron expulsar a los annanitas de las ciudades, donde se encontraba la mayoría de la población. Saigón fue sitiada en una ofensiva vietnamita, pero no pudieron evitar que fueran socorridos y al final fueron aplastados. En 1862 se firmaba un acuerdo de paz en el que España no recibió más que algo de dinero y derechos de comercio.
De la actuación de España en esta guerra se ha hablado bastante, y casi siempre de forma negativa. Esto es debido a que su posición política consistió, prácticamente, en ponerse al servicio de Francia sin mayores pretensiones.
Un salto en el tiempo: 1945
A lo largo del siglo XX se habían ido formando élites autóctonas que defendían la libre determinación de su pueblo, subyugado por lo que entendían que era una potencia extranjera. Muchos habitantes se empezaron a formar ideológicamente en un creciente antigalicismo. Asimismo, se impregnaban de las ideas chinas y japonesas para el gobierno de su país.
Sin ir más lejos, Ho Chí Minh, uno de los principales opositores, se había formado en Francia y Rusia, donde sus ideales comunistas se desarrollaron al máximo. Si a esto le unimos la dura crisis colonial provocada por el crac de 1929, la mecha está prendida.
Entonces, llega la Segunda Guerra Mundial y Francia es arrasada por el poderío alemán. Llegado este momento, los vietnamitas ven con buenos ojos la invasión de Japón, que les empieza a dar mayor autonomía y a permitir el acceso de éstos a puestos en la burocracia. Sin embargo el ejército nipón cometería muchos excesos, lo que haría que las ansias independentistas surgieran de nuevo. La lucha contra los japoneses le daría una experiencia que luego serviría para enfrentarse a los franceses, además, conseguirían armamento, y la expansión de la ideología comunista al ser la organización más fuerte del momento.
En 1945 estallarían una serie de tensiones que culminarían con la guerra en 1946. Allí, el ejército francés tendría grandes éxitos iniciales que más tarde se mitigarían y comenzaría una fase de estancamiento del conflicto. Esto cambiaría con la actuación del insigne general De Lattre, que llevaría a cabo una muy buena intervención y estrategia de contención. Sin embargo, con su muerte en 1951, la guerra empezaría a decantarse de nuevo para los vietnamitas que vencerían en la batalla de Dien Bien Phu donde Giap, el general del Viet Minh, vencería finalmente a los franceses que estaban más interesados en mantener Argelia que Indochina.
Durante toda la guerra, los EEUU apoyarían a Francia, incluso cediéndoles un portaviones. Sin embargo, no vieron con buenos ojos entrar al conflicto.
Con la caída en desgracia de Francia, Vietnam consiguió su independencia en dos partes, Vietnam del norte, de clara influencia comunista, y Vietnam del sur, con una ideología bastante difusa como ya veremos más adelante. Se hizo un referéndum para buscar la reunificación, pero en el sur se produjo un golpe de estado y una posterior infiltración de soldados de Vietnam del Norte en territorio del Sur. Comenzaba así la Segunda Guerra de Indochina (1955-1975), esta vez, una Guerra Civil en la que Estados Unidos tenía mucho que decir.
Es famoso el hecho de que los veteranos de guerra del Vietnam en EEUU no fueron muy bien acogidos. En cambio, los combatientes franceses fueron incluso peor tratados. Nadie les quería en Francia. Debemos recordar que en aquella época, el Partido Comunista tenía muchas papeletas para ganar las elecciones y la población no veía con buenos ojos estas actuaciones.
Terminando este apartado os dejamos un magistral discurso extraído de la película Apocalypse Now, en la que en un determinado momento, el protagonista llega a una vieja plantación francesa y éste explica por qué no se ha marchado.
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En castellano diría algo como: «Mire, capitán, cuando mi abuelo y mi tío abuelo llegaron aquí, no había nada, nada. Los vietnamitas no eran nada. Así que trabajamos duro, muy duro, y trajimos la «goma» de Brasil y la plantamos aquí. Cogimos a los vietnamitas, trabajamos con ellos, hicimos algo, algo más que nada. Entonces, cuando me preguntas por qué queremos seguir aquí, Capitán, queremos permanecer aquí porque es nuestro, nos pertenece. Mantiene a nuestra familia unida. ¡Luchamos por ello! Mientras que vosotros los americanos, estáis luchando por la mayor nada de la historia. Lo siento capitán, veré si sus hombres necesitan algo de ayuda para reparar el barco, así os podréis ir con vuestra guerra. Buenas noches, Roxanne.»
Vietnam, un país singular
En el 1954 Vietnam contaba con 30 millones de habitantes, en 1968 el país ya estaba poblado por 40. Para su extensión de 333.000 km2 y su abrupta geografía, esa población era abrumadora – ahora son aún más, contando con cerca de 80 millones de habitantes -, para que os pongáis en situación, la extensión de España tiene unos 500.000 km2 y es un terreno bastante más practicable.
En cuanto a su clima, es variable dependiendo de la zona. En el norte el clima es subtropical, así que frente a la sequedad en invierno, la humedad en verano es terrible. También hay importantes zonas monzónicas. La temperatura media no llega a los 35º de máxima y no suele bajar de los 10º en invierno, sin embargo, la alta humedad hace que sea muy difícil sobrellevar el clima si eres extranjero.
Era territorio heterogéneo, con grandes llanuras de hierba de elefante (esa hierba tan alta que se suele ver en las fotos de la época) grandes arrozales, valles profundos, zonas escarpadas y boscosas… y enormes ciudades masificadas donde en ocasiones la guerra no parecía existir. No nos podemos olvidar de los largos y caudalosos ríos desde los que se desarrollo una guerra fluvial comenzada por los franceses.
El armamento
Seguramente, nuestro compañero @HistoriaMilita sabría hablar de esto mucho más largo y tendido que el que suscribe estas palabras. Sin embargo, él ha estado ocupado con el apasionante -y desconocido- cuerpo de los Zuavos así que tendremos que optar por la versión low cost.
En primer lugar, destaca el enfrentamiento armamentístico en el equipamiento de los soldados de infantería. El norteamericano era más uniforme e igualitario, mientras que el del soldado del Viet Cong era bastante variado y sobre todo, más humilde. Se enfrentaron dos armas míticas de la segunda mitad del siglo XX, el M16 y el AK-47. Sí es cierto que, en el inicio del conflicto , el ejército del Nuevo Continente usaría también el fusil de batalla M14, incluso armas de la SGM como el Thompson.
El fusil de asalto M16 estaba fabricado por Colt y formado fundamentalmente por plástico y aluminio. El uso de estos materiales le daba un peso muy ligero, algo menos de 4kg, escupía las balas a gran velocidad buscando por encima de todo la potencia de fuego. Generalmente los cargadores llevaban 30 proyectiles -aunque al principio 20- del 5,56. Visto así, su ligereza y su facilidad de uso parecían una baza fundamental para un terreno tan complicado como el vietnamita, no obstante, presentó una serie de problemas que no se pudieron solventar en los primeros compases de la guerra y por lo tanto, hizo que los soldados norteamericanos lo detestasen hasta punto de preferir las armas capturadas al enemigo. Otra versión dice que entre los soldados se difundió que no había que limpiarlo, algo que no era cierto pero que se extendió de tal manera que no se limpiaba y que por eso no servía. Para concienciar a los soldados – muy jóvenes – se hizo un cómic para enseñar a limpiarla.
La distribuidora no entregó equipos de limpieza a los soldados lo que impedía el correcto mantenimiento de las armas que se averiaban con facilidad incluso en pleno combate. Más tarde se mejoró el modelo para aumentar su fiabilidad y también se repartieron estos equipos de limpieza a la vez que se instruía a la infantería para que aprendieran a usarlo.
El encasquillamiento también era un punto común debido a la gran humedad del sudeste asiático. Además, la forma del apagallamas de la boquilla hacía que muchos fusiles se quedasen enganchados en plantas selváticas.
No fue la única herramienta de uso generalizado por los norteamericanos, sino que aparecieron también con un papel muy destacable los helicópteros Bell UH-1 Iroquois. Hubo cerca de 7000 en servicio con infinidad de tareas: avistamiento, rescate, transporte e incluso ataque. Su hermano, el Cobra, llevaba a cabo tareas de ataque con dos tripulantes y mayor blindaje frontal que le permitía llevar a cabo acciones más arriesgadas. Servía generalmente de apoyo a unidades de infantería en tierra.
Al final de la guerra apareció otro helicoptero, el Sikorsky, creado en un principio para el cuerpo de marines.
A más altura se encontraba el Douglas A-3 Skywarrior, un bombardero estratégico, tanque cisterna y vehículo de reconocimiento aéreo que cumplió sobradamente con su misión. Los pilotos arriesgaban sus vidas a muy baja altura por miedo al sistema antiaéreo enemigo. No fue el único, también participaron cazas de ataque a tierra como el A-4 Skyhawk y el F-100 Super Sabre. La efectividad en tierra era fundamental porque necesitaban apoyar a la infantería mediante bombardeos, tácticas y el uso del napalm. Cuando un pelotón en tierra declaraba «flecha rota/broken arrow» se lanzaba todo lo que se tenía a mano para doblegar a las fuerzas asiáticas y salvar a sus compañeros.
En la siguiente escena de «Cuando éramos soldados» (2002) podemos ver una aproximación al uso de la táctica «broken arrow».
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En el lado norvietnamita se encontraba el AK-47, contaba con una mayor fiabilidad, y sobre todo, había sido testado en anteriores conflictos. Aparte del Kalashnikov clásico, también utilizaban la copia china, el Tipo 56 que solía llevar incorporada una bayoneta plegable. La mayor diferencia entre el fusil ruso y el americano son los materiales, ya que mientras que los del M16 eran sintéticos, los del otro fusil eran naturales. Sobre el papel, el M16 era un arma bastante más potente – y moderna – pero en la práctica, estuvieron muy a la par hasta que éste fue mejorado. Por supuesto, no solo se usaron la AK-47 o la PPSH-41, sino también otras armas de la segunda guerra mundial incautadas a los japoneses.
Aún hoy en día hay grandes debates sobre qué arma es mejor o peor. En Archivos de la Historia creemos que vuestra opinión es importante, así que podéis dejarla en la caja de comentarios, twitter o facebook.
Pensar que los vietnamitas tenían peor tecnología que los estadounidenses es un error. Gracias al apoyo soviético y chino, el espacio aéreo de Vietnam del Norte se convirtió en una auténtica garantía de derribo para los ases americanos. Además contaban con MiG-17, MiG-19, MiG-21 y MiG-23 que darían muchos problemas a los Phantom norteamericanos. La guerra por aire fue tan atroz como por tierra.
Llegan los EEUU
En 1954 se firmaban los acuerdos de paz de Ginebra que obligaban a los franceses a la retirada y entrega del territorio. Sin embargo, no sirvió para culminar con la reunificación. Ho Chi Minh, histórico dirigente del partido comunista vietnamita e influido fuertemente por el nacionalismo no tenía fuerzas suficientes para continuar el conflicto, así que tuvo que acatar con lo firmado.
Se hizo referéndum y unas elecciones que aseguraban una aplastante victoria del partido sin necesidad de pegar ningún tiro. Los norteamericanos vieron esto como un peligro, así que apoyaron al gobierno del Sur que era bastante irregular. Para entender esta actuación recomiendo de nuevo la lectura de «¡Que vienen los rusos!» donde se ve claramente la moral imperante en los Estados Unidos de mediados de siglo. Tenían miedo a que la teoría del Dominó se cumpliese y que todos los países de los alrededores cayesen bajo el influjo comunista.
Los EEUU no iban a permitir unas elecciones si Ho Chi Minh podía ganarlas, así que buscaron un líder en el sur: Ngo Dinh Diem, un católico con educación francesa -aunque antifrancés- que había sido nombrado Primer Ministro por la dinastía Nguyen. En 1955 Diem se enfrentó a dos sectas que ansiaban el poder y a unos contrabandistas que gestionaban la policía secreta. Vencidos y apartado Bao Daï (el último emperador de la dinastía Nguyen que poco poder de decisión tenía ya), se autonombró presidente del gobierno negando cualquier opción de elecciones libres. Para protegerse las espaldas formó un partido único, el Partido Revolucionario del Trabajo. Defendió a los católicos, que habían huido del norte, y le dio un trato de favor que poco gustó al campesinado rural, mucho más conservador. Entonces es cuando empezaría a ganar poder su paranoia y empezó a confiar solo en su familia, su hermano sería el jefe de la policía secreta, y su cuñada sería la primera dama. Esto causó que la corrupción se extendiese como la pólvora.
Acabó temporalmente con las fiestas, los bares y la prostitución, también prohibió el opio. Se extendió un cierto racismo hacia el extranjero, al que veían en cierta manera inferior.
Con semejante actitud, las rebeliones no tardaron en surgir, y esto se vio deteriorado por ataques de grupos del Viet Minh, que ya estaba empezando a perfilarse como el conocido Vietcong. Asesinaban a funcionarios importantes y a hombres de la burocracia. A esto hay que sumarle una revuelta budista que destacó por un monje quemándose a lo bonzo en 1963.
Los estadounidenses trabajaban sólo como asesores, así que aunque realmente operaran, tenían que ir siempre acompañados de un survietnamita, aunque no hiciese nada.
Ese mismo año comenzaría la primera batalla – de bajas dimensiones – entre las dos caras de la moneda: la batalla de Ap Bac. Cuando las primeras unidades terrestres en vehículos ligeros chocaron contra el Vietcong, los survietnamitas asustados pidieron auxilio a los helicópteros que les acompañaban, que fueron a asistirles y fueron derribados. Aunque hubo pocas bajas, la victoria era para la guerrilla comunista que tuvo un aumento de la moral enorme gracias a vencer a lo que consideraban a un ejército regular. Además, estalló una revuelta en el campo contra Diem y finalmente un general del ejército decidió deponer al presidente que acabó asesinado con apoyo de la CIA. Veinte días después moría Kennedy, el presidente norteamericano. Por otro lado, este dictador del Vietnam sería el primero de una larga serie de personajes peculiares al mando de las fuerzas de Vietnam del Sur.
Un año después, en 1964, unas lanchas torpederas norvietnamitas atacaron un destructor estadounidense y fueron fácilmente rechazados. Dos días después se creyeron que las lanchas volvían pero no fue así, pero a raíz de esto Lyndon B. Johnson, presidente tras la muerte de su predecesor, decidió entrar de lleno en el conflicto, siempre sin declararle la guerra a Vietnam del Norte. ¿Ataque de falsa bandera? ¿Error estadounidense? No lo sabemos, os dejamos juzgar libremente.
Las primeras operaciones, una internada punitiva
Starlite
En un principio se iba a llamar Satellite, pero por un error tipográfico esta operación de 1965 se llamó Starlite. En ella participaron cerca de 5.500 marines de distintos batallones. Además la operación era combinada con la marina y las fuerzas aéreas, por lo que era importante mostrar una compenetración entre ambas fuerzas.
Los marines desembarcaron con la idea de defender una base aérea. Cuando llegaron a la playa no se encontraron una defensa enconada, sino la zona bastante desierta. Se encargó a los survietnamitas que defendieran la base aérea, pero un grupo de norvietnamitas se infiltró y dinamitó unos cuantos aviones.
Para defender estas bases, los marines tendrían que pasar de la defensiva a la ofensiva. Esta era la operación Starlite. Primero una fuerza haría de bloqueo en la ribera de un río, luego otros tantos aterrizarían en tres landing zone/zonas de aterrizaje distintas. En la tercera, encontrarían resistencia, concretamente el Vietcong abrió fuego desde un monte cercano. Algo más lejos, otro convoy se perdió y cayó en una emboscada. Simultáneamente un tercer convoy con carros fue atacado. Los americanos se dieron cuenta de que no entendían esta guerra.
Mientras los soldados se enfrentaban a la infantería, por aíre se bombardeaba con napalm y por el mar se bombardeaban sistemáticamente determinadas zonas. Al anochecer, los vietnamitas se retiraban a sus casas por miedo al enemigo y en las zonas de combate quedaban 51 cadáveres estadounidenses frente a 614 vietnamitas. Pese al numero de bajas superior, ambos bandos reclamaron la victoria y es que la guerra siempre iba a ser así, por cada americano muerto, caían 10 vietnamitas, pero la densidad de población garantizaba que alguien tomase sus fusiles.
Rolling Thunder
La guerra continúa, y se planeó una campaña de corta duración – dos meses de 1966 – para destruir el tejido industrial de los norvietnamitas y así terminar con el apoyo de suministros al Vietcong. Finalmente duró dos años con más de 1000 muertos, heridos o capturados, 900 derribos y un absoluto fracaso. ¿Razones? La política.
Desde el gobierno de Johnson temían una peligrosa escalada del conflicto que causase la entrada de los rusos en la guerra, así que los pilotos veían pasmados como las plataformas de misiles antiaéreos SAM les disparaban y ellos no podían bombardear esos objetivos por miedo a que algún observador soviético fuera dañado. De esta manera, tenían totalmente vetado atacar al tejido antiaéreo que cubría todo el norte.
Pese a que las carreteras y los ferrocarriles eran totalmente bombardeadas, no eran capaces de reducir su capacidad de refuerzo y suministro de pertrechos. ¿Por qué? Porque el transporte de éstos no era mediante camiones o ferrocarriles, sino mediante personas en carros, bicicleta o incluso a pie y contra eso no se podía luchar.
«Hanoi Hilton», la cárcel de los prisioneros de guerra
El «horno ardiente» fue el nombre que los vietnamitas del norte le dieron a la cárcel donde se encontraban los presos de guerra. Concretamente, la zona en la que se encontraban los americanos se llamaba «Little Las Vegas» con un tono totalmente jocoso. Los americanos, que tampoco carecían de ingenio, decidieron llamarlo «Hanoi Hilton» en honor a la cadena de hoteles de lujo de su país. No se han demostrado agresiones ni torturas a los presos comunes, aunque está constatado que el trato tampoco fue bueno, tenían prohibido hablar o eran golpeados severamente, lo cual violaba la convención de Ginebra. Sin embargo, lo cierto es que no existía una guerra entre los Estados Unidos y Vietnam del Norte, pues nunca se había declarado, así que no era necesario respetar esta convención.
En muchas ocasiones, llegaron a rodarse entrevistas a los presos para desprestigiar la guerra y la opinión pública norteamericana. Buscaban a los presos más débiles mentalmente y les hacían hacer diversas declaraciones que luego se emitían en el nuevo continente. Se llegó incluso a abrir la cárcel a la prensa, los vietnamitas sabían muy bien que podían ganar la guerra sin usar sus AK.
En 1970, a las afueras de Hanoi se llevó a cabo una misión de las fuerzas especiales norteamericanas para liberar a los presos de guerra de una prisión. Cuando entraron eliminando a los guardias se dieron cuenta de que los prisioneros ya habían sido transferidos y que no estaban allí.
¿Cómo sentaba esto en EEUU?
Como habíamos dicho, uno de los grandes enemigos del ejército francés en su guerra de Indochina fue la propia Francia. El ejército norteamericano también encontró una enconada resistencia en su país.
Los primeros en oponerse a la Guerra de Vietnam fueron los jóvenes universitarios. Por otra parte, la población adulta se declaraba también en contra de la guerra, era gente que había combatido en Corea o en la Segunda Guerra Mundial e incluso en la Gran Guerra, y conocían perfectamente los horrores de ésta. Al final, en las calles del país nadie apoyaba este conflicto que no sentían como propio. Pero, en un principio, las protestas no fueron muy masivas, sería durante los últimos compases del conflicto cuando se magnificarían.
La sociedad en los últimos años había sufrido muchos cambios, había agrupaciones juveniles que luchaban por los derechos civiles de la población negra y en contra de la guerra atómica, estos grupos vieron en la guerra una oportunidad perfecta para continuar la lucha, aun así, tuvieron poco impacto mediático. Estos grupos eran generalmente universitarios y eran apoyados por el sector más progresista del profesorado; los de la universidad de Michigan llegarían a hacer una asamblea multitudinaria.
Por su parte, se veían constantemente por televisión auténticas carnicerías que sensibilizaban a la población respecto al conflicto, pero serían los periódicos los que conseguirían llamar la atención de verdad. A partir del 63, los periódicos del norte enviaron periodistas a Vietnam y la información era atroz, nada que ver con lo que decía el gobierno, también hablaban muy mal de Vietnam del Sur lo que modificó la opinión pública de la guerra. Al final la población se preguntaba: «¿Qué hacemos en esa guerra, defender corruptos? Además, la versión oficial no paraba de intentar tranquilizar la situación, decían que todo marchaba bien, aunque no fuese así, lo que descreditaba al poder central.
En el ámbito político, los demócratas empezarán a disentir de la política de su presidente, Johnson, así que se crean una serie de problemas internos en el organigrama político. Los republicanos, por su parte, apoyarán la intervención en Vietnam.
Con todo esto tenemos un caldo de cultivo fenomenal para que se retiren las tropas del subcontinente asiático.
Attleboro
Vietnam del Sur se había desmoronado a finales de 1966 tras otro cambio de gobierno y el ejército había entrado en una situación de insubordinación que se catalizó con los primeros enfrentamientos entre ellos y sus aliados, los estadounidenses. Debido a esto, la escalada de tropas americanas fue aún mayor y trajeron más tropas para normalizar la situación. El Vietcong rodeaba Saigón; así que, para quitar presión sobre la capital, lo que hicieron los norteamericanos fue destruirlo mediante un fuerte bombardeo. Los restos de la novena división huyeron hacia Laos, donde se rearmaron y reformaron para volver a entrar de nuevo.
Uno de los grandes problemas a la hora de luchar contra la guerrilla del Vietcong es que utilizaban las fronteras de los países cercanos para huir. El ejército norteamericano no les podía perseguir así que tenían que esperar a que volvieran.
Volviendo a la cuestión tratada, cuando entraron, el alto mando estadounidense envió a la brigada de infantería ligera 196 para que les dieran caza. Sin embargo eran tropas muy bisoñas y no estaba preparada para un enfrentamiento de este calibre. Persiguiéndoles, encontraron un campamento con muchísimas provisiones del Vietcong, concretamente: gasolina, 25.000 granadas, 116 bicicletas, 481 minas antipersona, 80 lanzagranadas, 25 ametralladoras ligeras, comida, aceita, pescado, sal y muchos rifles tipo-56 y ak-47.
Eso les hizo darse cuenta de que su enemigo debía estar más cerca de lo que pensaban, fueron a buscarles por un terreno selvático que pedía a gritos una emboscada, y la tuvieron. Cuando el Vietcong abrió fuego, ni siquiera sabían de donde venía el enemigo, muchos de ellos fueron masacrados hasta la noche, cuando el Vietcong, como hemos visto en Starlite, se retiró. Cuando los helicópteros de refuerzo pudieron tomar tierra, se continuó con la misión de persecución y se patrulló la zona siguiendo los caminos más fáciles… pero éstos caminos eran los más propicios para hacer una emboscada. Y así fue, fueron emboscados y algunos pelotones aniquilados. La matanza fue tal que la 96 fue declarada como destruida y no pudo seguir operando.
La misión quedaba en manos a 1ª división, la famosa Big Red One que terminó satisfactoriamente la misión.
Sin embargo, al poco tiempo, la zona se volvió a plagar de milicianos del Vietcong, por lo que se llevó a cabo de nuevo una operación con la misma intención cuyo resultado fue el mismo. Con el objetivo de finalizar con este problema definitivamente se llevó a cabo la operación Junction City, para ello, se utilizaron cerca de 700 vehículos, ya que la zona permitía el uso de tanques. Con ellos iban a «empujar» a las tropas del Vietcong hacia Camboya mientras se desplegaba por aire con paracaidistas.
El Vietcong lo único que hacía era huir sin prestar combate hasta que comenzaron a atacar a las tropas de apoyo en la retaguardia estadounidense. ¿Cómo habían llegado a la retaguardia? Los vietnamitas siempre encontraban una forma de atacar donde más dolía y solía ser gracias a un sistema de túneles que les permitía moverse rápidamente y sin peligro. Además, dentro llevaban a sus compañeros heridos o muertos para no dejar rastro de sus ataques, eran un ejército fantasma.
Además, estos túneles eran muy pequeños, tenían el tamaño suficiente para los vietnamitas que eran especialmente bajos, sin embargo, el soldado norteamericano medio apenas podía entrar por ellos. El ejército estadounidense los empezó a patrullar sirviéndose de tropas latinas, de menor talla. Son los conocidos como «ratas de los túneles» que se distinguieron muy positivamente y que además, eran temidos por los vietnamitas por ser muy sanguinarios.
Al final, la operación Junction City terminó siendo un fracaso, como todas las anteriores.
La ofensiva del Thet
En 1967 los altos mandos de Vietnam del Norte y del Vietcong se reunieron para reconducir la guerra. Si bien es cierto que los americanos habían tenido muchos fracasos, el balance de bajas que sufrían los norvientamitas no iba a ser asumible durante mucho tiempo más, por ello, en esta reunión, se respiraba un ambiente de derrota y una búsqueda feroz de re-encauzar la interminable guerra que estaban viviendo desde hacía décadas contra enemigos externos.
Si algo es digno de elogio es la capacidad de autocrítica y de maleabilidad que tenían las tropas y altos mandos vietnamitas. Como por capacidad bélica no se podía ganar, tenían que hacerlo mediante un golpe de mano político, ya que sabían perfectamente como se vivía la guerra en el continente del enemigo.
Buscaban que los campesinos del sur se alzasen para luchar de lado del Vietcong, para ello lo que plantearon fue propinar un duro ataque utilizando masivamente a las tropas del -cada vez más mermado – Vietcong y del NVA (el ejército regular del norte). Pero esto no funcionó como ellos esperaban y fue un fracaso, sin embargo fueron capaces de darle un buen golpe moral al enemigo.
Entonces, para llevar a cabo este ataque, Giap, el mejor general norvietnamita, llevó a cabo unos asedios sobre dos puntos que poco tenían que ver con el objetivo real. Lo que quería hacer es fingir que lo que se planeaba era propinarle otra derrota a los americanos similar a la de Dien Bien Phu de los franceses. Estos ataques tenían la intención de servir de farol para un ataque a gran escala, pero los americanos no picaron el anzuelo. Uno de estos puntos de ataque fue Khe Sanh, cruenta batalla de la que hablaremos luego.
Durante el 30 y el 31 de enero de 1968 cerca de 80.000 soldados vietnamitas se camuflaron entre la población y en unas horas había tomado prácticamente todo el sur, incluida Saigón. Pese a que los americanos intuían una gran ofensiva, no fueron capaces de reaccionar, así como tampoco pudieron proteger los enclaves los soldados del ejército survietnamita. La contraofensiva no se hizo esperar y se fueron recuperando paulatinamente las posiciones perdidas.
Para mayo se lanzaba una segunda ofensiva donde también fueron rechazados, lo cual se repitió también en agosto con el mismo resultado. En total hubo 25.000 bajas entre estadounidenses y survietnamitas, y unos 100.000 en el bando del norte.
La ofensiva de Vietnam del Norte había sido un auténtico fracaso, pero aun así habían hecho mucho daño en la moral estadounidense, que veía como era incapaz de vencer definitivamente a su enemigo. Se podría establecer un paralelismo con las Guerras Pírricas, donde Pirro de Épiro ganaba las batallas pero perdía la guerra porque no era capaz de que ninguna de éstas fuera decisiva.
¿Participó España? El asesoramiento de Franco y los sanitarios
Los norteamericanos tenían un interés enorme en que participasen más países en el conflicto, concretamente alguien europeo porque ya habían conseguido que los países anticomunistas de Oceanía y Asia se metieran en ella.
Lyndon B. Johnson le escribiría una carta al dictador Francisco Franco en busca de apoyo. En ella cargaba contra los peligros del comunismo y advertía de las posibilidades de que el «virus» se extendiese por el resto de Asia. La teoría del dominó en estado puro.
Franco que intuía por donde iba a desembocar la guerra no veía en absoluto inteligente entrometerse en ella. Además, mediante unos sondeos a pie de calle descubrió que la población tampoco apoyaba el conflicto. Su respuesta sirvió también para avisar al presidente Johnson del pantanal en el que se estaba metiendo. En teoría la hizo de su puño y letra, algo que no sabemos a ciencia cierta. Lo que sí sabemos es que hay una serie de errores ortográficos a lo largo ella. Sin embargo, respecto a su contenido, podemos decir que estuvo bastante acertado:
“Mi querido Presidente Johnson:
Mucho le agradezco el sincero enjuiciamiento que me envía de la situación en el Vietnam del Sur y los esfuerzos políticos y diplomáticos que, paralelamente a los militares, los Estados Unidos vienen desarrollando para abrir paso a un arreglo pacífico. Comprendo vuestras responsabilidades como nación rectora en esta hora del mundo y comparto vuestro interés y preocupación, de los que los españoles nos sentimos solidarios en todos los momentos. Comprendo igualmente que un abandono militar de Vietnam por parte de los Estados Unidos afectaría a todo el sistema de seguridad del mundo libre.Mi experiencia militar y política me permite apreciar las grandes dificultades de la empresa en que os veis empeñados: la guerra de guerrillas en la selva ofrece ventajas a los elementos indígenas subversivos que con muy pocos efectivos pueden mantener en jaque a contingentes de tropas muy superiores; las más potentes armas pierden su eficacia ante la atomización de los objetivos; no existen puntos vitales que destruir para que la guerra termine; las comunicaciones se poseen en precario y su custodia exige cuantiosas fuerzas. Con las armas convencionales se hace muy difícil acabar con la subversión. La guerra en la jungla constituye una aventura sin límites.Por otra parte, aun reconociendo la insoslayable cuestión de prestigio que el empeño pueda presentar para vuestro país, no se puede prescindir de pesar las consecuencias inmediatas al conflicto. Cuanto más se prolongue la guerra, más empuja al Vietnam a ser fácil presa del imperialismo chino, y aun suponiendo que pueda llegar a quebrantarse la fortaleza del Vietcong, subsistirá por mucho tiempo la acción larvada de las guerrillas, que impondrá la ocupación prolongada del país en que siempre seréis extranjeros. Los resultados, como veis, no parecen estar en relación con los sacrificios.La subversión en el Vietnam, aunque a primera vista se presente como un problema militar, constituye, a mi juicio, un hondo problema político; está incluido en el destino de los pueblos nuevos. No es muy fácil al Occidente comprender la entraña y la raíz de sus cuestiones. Su lucha por la independencia ha estimulado sus sentimientos nacionalistas; la falta de intereses que conservar y su estado de pobreza les empuja hacia el social-comunismo, que les ofrece mayores posibilidades y esperanzas que el sistema liberal patrocinado por el Occidente, que les recuerda la gran humillación del colonialismo.Los países se inclinan en general al comunismo, porque, aparte de su poder de captación, es el único camino eficaz que se les deja. El juego de las ayudas comunistas rusa y china viene siendo para ellos una cuestión de oportunidad y de provecho.Es preciso no perder de vista estos hechos. Las cosas son como son y no como nosotros quisiéramos que fueran. Se necesita trabajar con las realidades del mundo nuevo y no con quimeras. ¿No es Rusia una realidad con la que ha habido que contar? ¿No estaremos en esta hora sacrificando el futuro a aparentes imperativos del presente? A mi juicio, hay que ayudar a estos pueblos a encontrar su camino político, lo mismo que nosotros hemos encontrado el nuestro.Ante los hechos nuevos, no es posible sostener la rigidez de las viejas posiciones. Una cosa es lo que puedan acordar las grandes naciones en Ginebra y otra es el que tales decisiones agraden a los pueblos. Es difícil de defender en el futuro y ante los ojos del mundo esa división artificial de los países, que si fue conveniencia de momento dejará siempre abierta una aspiración a la unidad.Comprendo que el problema es muy complejo y que está presidido por el interés americano de defender a las naciones del sudeste asiático de la amenaza comunista; pero siendo ésta de carácter eminentemente político, no es sólo por la fuerza de las armas como esta amenaza puede desaparecer.Al observar, como hacemos, los sucesos desde esta área europea, cabe que nos equivoquemos. Guardamos, sin embargo, la esperanza de que todo pueda solucionarse, ya que en el fondo, los principales actores aspiran a lo mismo: los Estados Unidos, a que el comunismo chino no invada los territorios del sudeste asiático; los Estados del sudeste asiático, a mantener a China lo más alejada de sus fronteras; Rusia, a su vez, a que su futura rival, China, no se extienda y crezca, y Ho Chi Minh, por su parte, a unir al Vietnam en un Estado fuerte y a que China no lo absorba.No conozco a Ho Chi Minh, pero por su historia y sus empeños en expulsar a los japoneses, primero, a los chinos después y a los franceses más tarde, hemos de conferirle un crédito de patriota, al que no puede dejar indiferente el aniquilamiento de su país. Y dejando a un lado su reconocido carácter de duro adversario, podría sin duda ser el hombre de esta hora, el que el Vietnam necesita.En este interés superior de salvar al pueblo vietnamita y a los pueblos del sudeste asiático, creo que vale la pena de que todos sacrifiquen algo.He deseado, mi querido Presidente, haceros estas reflexiones confidenciales en el lenguaje directo de la amistad. Aunque sé que muchas están en vuestro ánimo, le expongo lealmente mi juicio con el propósito de ayudar al mejor servicio de la paz. y del futuro de los pueblos asiáticos.Su buen amigo,Francisco FrancoJEFE DEL ESTADO ESPAÑOL”
Es destacable como halaga la figura de Ho Chi Minh, a la que ve como un auténtico nacionalista que lucha por su país. Aun así, tenía miedo de que EEUU le quitase el apoyo a su régimen, así que mientras ganaba tiempo con la carta decidió qué iba a hacer. La forma de comprometerse con la guerra fue la oferta de enviar personal sanitario (doce médicos militares) para asistir a los heridos del conflicto.
Fueron a Saigón, desde allí fueron enviados al Delta del Mekong acompañados de un traductor estadounidense de origen hispano. Cuando llegaron al hospital provincial se dieron cuenta que para 40.000 habitantes que había en la zona solo había 150 camas. Por otra parte no tenían nada de material, todo lo que iban recibir era por parte de los americanos, que no les enviaron nada intentando forzar a Franco para que entrase en la guerra. Cuando se dieron cuenta de que no iba a ingresar con el ejército español, decidieron empezar a darle suministros al hospital donde trataron a población autóctona de la zona, tanto del Vietcong como del ejército survietnamita y civiles. En cambio, ningún soldado americano era tratado en el lugar.
Pese a todo, fueron testigos del salvajismo de la guerra, aun así, la población les trató bastante bien. Incluso llegaron a avisarles de ataques para que se protegiesen. El hospital solo fue atacado una vez en toda la contienda y fue por error.
Cuando su misión humanitaria terminó, fueron reconocidos positivamente por la población y por los Estados Unidos, pero en España pasaron bastante desapercibidos, siendo incluso promovidos para un ascenso que les fue denegado, su respuesta: «No habían hecho nada que lo mereciese».
Una breve conclusión
Esta primera parte va encaminada a hablar de la escalada del conflicto, en el próximo artículo trataremos los asuntos concernientes a la guerra hasta la retirada. Si os ha gustado valoramos positivamente vuestra participación y si queréis sugerir un tema, sois bienvenidos.
Sabemos que hay cosas en el tintero, como el agente naranja o la operación Bolo de rescate de pilotos. Son temas que tal vez sean tratados en sus propios artículos.
Bibliografía:
Españoles en Siam, de 1540 a 1939 de Florentino Rodao, 1997
Algunos de los libros de la editorial Osprey
“Las armas ligeras: la 11º plaga de la humanidad” Alberto Priego Moreno, 2002
«La Guerra de Vietnam», María Teresa Largo Alonso, Akal
«Reseña histórica de la expedición a la Cochinchina» – Carlos Palanca Gutiérrez, Miraguno, 2015
Mapas
Recursos Web
Operación Junction City pormenorizada en francés
Monográfico de 9 horas sobre la guerra de Vietnam del podcast «Histocast»
Batalla de Ap Bac según La Última Batalla
Wargame sobre la campaña de Rach Ba Rai
http://www.globalsecurity.org/military/world/war/vietnam1.htm
Filmografía.
The Deer Hunter – Michael Cimino 1978.
Apocalypse Now – Francis Ford Coppola, 1979
Platoon – Oliver Stone, 1986
Cuando éramos soldados – Randall Wallace 2002
Hola.
Buena explicacion. Hechos claros, y que en base a ellos cada uno saque sus conclusiones. Mi agradecimiento por el tiempo dedicado.
Un saludo.
Una Guerra que marco una generacion y privo de una adolescencia normal a millones de soldados que participaron en esta.Uno se pregunta en el transcurso del tiempo y viendo como cambio el mundo a la fecha si este conflicto fue necesario,siendo un pacifista pienso que no.Y siempre las naciones y sus gobernantes deben hacer lo posible por mantener la paz que a la larga el sufrimiento mas grande lo viven los civiles,madres,esposas etc de los miles de fallecidos.