La historia de los tercios está repleta de grandes victorias, ominosas derrotas e irresolubles entuertos de los que eran capaces de salir realmente airosos. La Guerra de los 30 Años fue un conflicto brutal, descarnado en el que Europa perdió los papeles como ha ocurrido en infinidad de ocasiones. Nos desplazamos entonces a Nördlingen, donde las tropas hispanas, italianas y alemanas se enfrentaron al ejército sueco de Horn.
Fue una batalla que sirvió para mantener la hegemonía de la Corona española durante una década más, hasta la derrota de Rocroi, en la que los Tercios cobraron cara su piel luchando hasta el final, y sosteniendo un Imperio que residía en sus picas. Nordlingen es una de las grandes victorias españolas de toda su historia, al nivel de San Quintín o Pavía aunque, mucho menos conocida.
El contexto es la Guerra de los Treinta Años, que desgastaba las arcas de la corona española hasta límites insospechados y amenazando con una nueva bancarrota, además del pueblo ahogado entre tantos impuestos, por lo que era necesaria una victoria para subir la moral del país, y ahí estuvieron los Tercios para conseguirla. Unos Tercios que ya se encontraban en su última fase, llenos de honra y grandes hazañas, pero qué según algunos, contaba con un equipamiento anticuado y armas del siglo pasado, como se vería en Rocroi, <<el día que la artillería venció a las picas>>.
El ejército sueco había desembarcado en las costas de Alemania y tras las reformas militares promovidas por el rey Gustavo II Adolfo cada batalla la contaban como una victoria, por lo que se sentían imparables. Aunque es cierto que la doctrina revolucionaria de Gustavo Adolfo está empezando a ponerse en entredicho actualmente.Nada les detenía, ni siquiera la repentina muerte de Gustavo Adolfo en una de las contiendas. En estas se encontraba el temible ejército sueco cuando chocó contra la coalición católica formada por los Austrias, tanto españoles como austríacos.
La batalla empezó el día 6 de septiembre de 1634 y es considerada una de las batallas más decisivas de la Guerra de los Treinta Años, y enfrentó al Ejercito Imperial compuesto por el Sacro Imperio Romano y la Liga Católica, a la cuál pertenecía España y a Liga de Heilbronn capitaneada por el Imperio sueco. Para simplificar, protestantes contra católicos, como llevaba siendo tradición desde hacía ya más de un siglo.
Supuso un punto de inflexión debido a que provocó la desaparición del Imperio sueco en Alemania y la entrada de la temible Francia del Cardenal Richelieu en la guerra.
El bando protestante llegaba dividido por fuertes disputas internas, a lo que debemos sumar que subestimó al ejército imperial y envió menos hombres a hacerle frente, un error garrafal, pues no sirvió de nada el título que sostenía el ejército sueco de “Invencible”. No contaban con la unión de las tropas españolas al ejercito austriaco, que llegaba desde el Milanesado para tomar el poder en… ¿seguro que lo adivináis? Los Países Bajos.
Como era habitual durante la Guerra de los 30 Años ambos bandos estaban formados por un gran abanico de nacionalidades en las que destacan en el bando católico los Tercios españoles de Flandes, Sicilia y Sagunto, y las tropas italianas al servicio de España de Gerardo de Gambacorta, y los imperiales de Piccolomini. Por los protestantes son los regimientos suecos «Negros» y «Amarillos» los que sostuvieron el peso de la batalla. En conjunto se enfrentaron unos veintiún mil hispano-imperiales contra alrededor de dieciocho mil germano-suecos.
Con estás facciones preparadas, empezó el combate. Los suecos llevaron la iniciativa de la batalla, pero fueron detenidos por las picas de los Tercios españoles en la colina de Allbuch, protagonizando una ejemplar defensa de la posición sin retroceder y deteniendo un total de quince cargas de caballería lo que decantó la balanza en favor del ejército imperial. Mientras los Tercios resistían heroicamente la caballería italiana de Gambacorta flanqueó a los suecos y elimino su retaguardia, lo que provocó una desbandada en el bando sueco, capturándose incluso al propio general sueco Gustaf Horn.
En total murieron alrededor de 12.000 soldados suecos frente a las 2.400 bajas del bando imperial. En esta batalla lucharon dos estilos típicos de la época, uno basado en el progreso y en la superioridad de cañones, frente al tradicional esquema militar español formado por los tercios, que demostró que aún eran implacables en el cuerpo a cuerpo. Esta batalla fue un duro golpe al Imperio sueco, que tardaría años en volver a componerse, y por otro lado quedaba demostrado nuevamente que la formación típica española “el Tercio” seguía siendo imbatible en los campos de batalla, al menos durante unos años más.
Bibliografía
http://www.abc.es/historia-militar/20130713/abci-batalla-nordlingen-tercios-201307121716.html
Historia Edición especial, «ATLAS HISTÓRICO, EDAD MEDIA Y TIEMPOS MODERNOS», de National Geographic