Nunca viene mal recordar un clásico del cine, y de ello nos vamos a ocupar en este artículo. El cine es un elemento inseparable de la historia contemporánea, por su repercusión socioartística que continúa a día de hoy. Como el caso que es tratado, aún se le añade un vínculo más fuerte a la disciplina si se trata de un film de género histórico, en el que el director se preocupa por darle a su rodaje un valor documental. La bataglia di Algeri (La batalla de Argel) es una película italo-argelina del director Gillo Pontecorvo que aborda desde un enérgico realismo el proceso de descolonización de Argelia entre 1954 y 1962. Resulta, por ello, de enorme interés tanto su visionado como su análisis desde una perspectiva histórica. Y sí, ayuda a entender la complejidad del proceso de descolonización, por lo que si no la habéis visto todavía, os la recomendamos de antemano.

Pero antes vamos a poner en contexto los orígenes del largo proceso de colonización: ¿cuál era la situación colonial?

Argelia había pasado a ser colonia de Francia en 1830, tras la toma de la ciudad de Argel; no obstante, las constantes guerras contra las tribus bereberes impedirán hasta años más tarde el avance en los territorios del interior. El resultado fue que Argelia se configuró como uno de los ejemplos prototipos de colonia de poblamiento, debido a la instalación masiva de población europea, alcanzando por ejemplo en el año 1914 los 800.000 (VILLARES y BAHAMONDE, 2016: 169). Por lo que respecta a su forma organizativa, osciló entre la asociación y la asimilación para decantarse finalmente por esta última, de tal forma que se integró en la administración metropolitana reconociendo derechos políticos a los colonos. Pero no a la población nativa, provocando la discriminación, el racismo y, consecuentemente, el segregacionismo, problemas que estallarán en el siglo XX y que dan el impulso de inicio a la película.

1954: el cambio de rumbo de Argelia

El Frente de Liberación Nacional (a partir de ahora FLN) fue una organización clandestina que en el filme es usada como hilo conductor de la narración. Se crea en 1954, año en el que da comienzo la película, con el principal propósito de combatir esta serie de asuntos discriminatorios, viendo la solución en la independencia nacional: liberar al pueblo argelino de la colonización francesa, cuyas consecuencias seguían repercutiendo en la población que cada vez se dividía más entre argelinos y franco-argelinos (SALVADOR, 1997: 324). Todas sus fuerzas se concentrarían en ello, como se alude en el largometraje tras el primer comunicado del FLN en voz en off:

Hermanos argelinos: ha llegado la hora de salir de la larga noche y la gran miseria en que durante ciento treinta años la opresión colonial nos ha tenido sumergidos. El momento de la lucha se acerca. El objetivo es la independencia colonial. Para evitar un fatal y sangriento conflicto proponemos a las autoridades francesas una honorable base de discusión a condición de que ellas reconozcan a nuestro pueblo el derecho de disponer de sí mismo. ¡Argelinos, uníos! ¡Preparaos para la acción! ¡El FLN os llama a la lucha!.

Con estas imponentes palabras, se observa que la creación del FLN viene inherente a la toma de conciencia del pueblo argelino sobre su situación de subordinación con respecto a los colonos franceses. Es por esta situación por la que se forman grupos nacionalistas que desde un núcleo reducido intentan impregnar sus reivindicaciones a las masas populares, traducidas en increíbles fotogramas y planos por parte de Pontecorvo y acentuado mucho más por los magníficos ritmos musicales de Ennio Morricone. En este ambiente se incuba el islamismo, mostrando un sentimiento de hermandad entre los diferentes países sometidos: la descolonización era ya un fenómeno imparable. Pero contra el frenesí liberador de mediados del siglo XX, Francia lucha contracorriente para no perder su colonia argelina: acababa de perder la Indochina y otra pérdida supondría una carga moral fortísima.

El caso de Argelia, como hemos recordado, no deja de ser especial: la colonia estuvo integrada en la metrópoli y una parte importante de su demografía estaba formada por colonos asentados en el territorio argelino. Por consiguiente, como no podía ser menos, el modelo de descolonización fue también excepcional: los colonos presionaron fuertemente al gobierno de París para no aceptar las demandas nacionalistas. Se produjo, por tanto, una descolonización con guerra de independencia y traumática que capta perfectamente la cámara, donde hostigaron el gobierno de la metrópoli y sus aliados en el territorio argelino frente a los argelinos que se identificaban con las ideas del FLN encabezado por Ahmed Ben Bella.

En la película, se observa desde el pleno humanismo y mostrando todas las caras de esta cruenta guerra por la que el gobierno francés no aceptaba de ninguna manera el movimiento liberador, así como la retención por fuerza militar de todos aquellos que apostaban por estas ideas progresistas que desmoronarían la Unión Francesa.

El largometraje da comienzo en 1954 fecha en la que, como se ha especificado, se crea el FLN y con ello comienza la insurrección del pueblo argelino, de tal manera que la revuelta se extiende a núcleos cada vez más amplios y da lugar a la formación de una estructura organizada para atentar contra la autoridad policial francesa en forma de asesinatos, mostrando así las desavenencias de los argelinos.

Descolonización de Argelia. Miembro del FLN.
Miembro de la FLN asesina a un policía. Fotograma de La batalla de Argel.

Las noticias de los altercados llegan rápidamente a la población europea y esta empieza a ser consciente de las reivindicaciones que provienen de las colonias. Es así como el séptimo arte de Pontecorvo hace referencia a lo que llamamos “cuarto poder”, puesto que ya en 1966, fecha de estreno, existe una fuerte conciencia de la influencia de los medios de comunicación; es más, se llega a plantear en alguna escena desde un tono irónico, la función de los periodistas en el conflicto argelino: el ser soldados de la información.

El gobierno francés actúa de manera pasiva y sin ver una solución que no atente contra sus intereses. Fruto de este colapso intervencionista, en el guion se llegan a insertar certeras frases como la dicha por un político francés que habla al teléfono, declarando “la legalidad democrática, más y más trabas…; ellos disparan”, que hace reflexionar al espectador sobre la confrontación entre las formas de actuar y la visión del otro como enemigo no solo político. Desde Argelia, los colonos ven la pasividad del gobierno metropolitano como un distanciamiento y hasta un abandono, sinónimo de que el gobierno central no supo gestionar la problemática que se venía gestando durante casi 130 años.

Años de intenso conflicto

Los años 1956 y 1957 son los que ocupan el grueso de la película. El conflicto se extiende a la ciudad de Argel en 1956 y el FNL sigue con sus impetuosas reivindicaciones para conseguir la independencia y el fin de la subyugación de Argelia al gobierno francés. La violencia persiste. Y es que cuando existe coacción de libertad ninguna norma o ley parece poder frenar a una población que pide por sus derechos a la libertad y a la autodeterminación, de tal manera que se acrecienta la bipolaridad en las formas de vida de la población de Argelia, aumentando exponencialmente el racismo y la exclusión de los argelinos por parte de los colonos. Algo que en el largometraje no se deja de recordar.

La policía, por su parte, no ayuda a calmar la situación, sino que en 1957 instala “recordatorios” de su autoridad como forma de legitimación en forma de bombas en el barrio de la Casbah (zona donde fueron segregados los argelinos), conduciendo a una movilización total de la población con reclamos por las víctimas civiles y la agresividad en general cometida contra el pueblo argelino.

Ante atentados de esta índole, la organización del FLN responde a la provocación. ¿Cómo hacerlo con el enorme control que se instaló por parte del ejército francés? Con nada menos que tres bombas en diferentes lugares públicos, bien camufladas a ojos del ejército francés que se transportaron por mujeres de aspecto occidental de las cuales no se sospechó, mostrando así el protagonismo que tuvieron las mujeres en el desarrollo de los acontecimientos y la mirada etnocéntrica que el conflicto formuló. Es, por ello, que Pontecorvo no duda en insertar una dosis de realidad que da que pensar cuando soldados franceses piropean a una de las mujeres “occidentalizadas” que pondrá una bomba, mientras cachean a empujones al resto.

Descolonización de Argelia. Soldados.
Soldados piropean a una mujer del FLN. Fotograma de La batalla de Argel.

Es en 1957 cuando, por decisión del inspector general de la administración, se envía a Argel a la décima división de paracaidistas encabezada por el general Massu (en la película, personalizado bajo el nombre de Philippe Mathieu), que recibieron poderes especiales en Argel y los utilizarán de manera desproporcionada, con el pretexto de mantener el orden y defender la zona. Su objetivo: destruir al adversario, en este caso el FLN. Para ello, idean un plan de estructura geométrica con la finalidad de capturar a todos los componentes del Frente.

¿Cuál será su metodología para llevar a cabo el total desmantelamiento del FLN? Los interrogatorios y las torturas, denominados coloquialmente como como la “guerra sucia”.

Descolonización de Argelia. Tortura.
Tortura a un componente del FLN. Fotograma de La batalla de Argel.

Es, pues, entre duras represiones militares y torturas donde interviene la ONU con comunicados sobre el asunto, reiterados fielmente en la película. En la Carta, en su Capítulo XI: Declaración relativa a territorios no autónomos, artículos 73 y 74, se observa un espíritu de cooperación pacífica, democrática y justa. Los países firmantes “aceptan como un encargo sagrado la obligación de promover en todo lo posible, dentro del sistema de paz y de seguridad internacionales establecido por esta Carta, el bienestar de los habitantes de esos territorios” (ONU, 1945: Capítulo XI), los cuales tienen una serie de derechos fundamentales donde existe la obligación de respetar.

Además, se insiste en que, como resultado, “deberá fundarse en el principio general de la buena vecindad, teniendo debidamente en cuenta los intereses y el bienestar del resto del mundo en cuestiones de carácter social, económico y comercial” (ONU, 1945: Capítulo XI). Teoría que las imágenes de la película y la misma historia corroboran como no conseguido en la práctica por parte de Francia y el caso de Argelia.

Es así como Francia no cumplimentaba con lo acordado en la ONU. Además, el caso de Argelia era progresivamente más mediático, convirtiéndose en un conflicto internacional, en tanto que atentaba contra unos principios establecidos mundialmente y suponía un resquebrajamiento democrático por parte de un país que no quería esta fama por los ideales de los que siempre el pueblo francés había presumido.

El dinamismo de la prensa ante el conflicto que marca el director una y otra vez indica la repercusión internacional del asunto, al igual que se puede considerar que se presenta como un factor movilizador de la opinión pública y que tiene dos consecuencias: la opinión pública cada vez menos favorable al proceso colonizador y la presión social que se ejercerá contra el gobierno francés. Informar, por tanto, en estas situaciones parece una forma de combatir, aunque a veces sea también un elemento de apoyo.

En enero de 1960 se retira del mando el general Massu, por desarticular las células organizativas del FLN y la dinámica de la película que había tenido hasta ahora se da por acabado. Pero el proceso histórico de descolonización no finaliza y, siendo bien consciente el director italiano, no da por acabado su rodaje, sino que con un compromiso histórico incluye imágenes que muestran cómo el pueblo argelino finalmente alcanza su libertad.

Dichas imágenes son declarativas, a la vez que aclarativas para el espectador. El fenómeno queda cada vez más inserto entre la población civil, que sale a la calle de forma pacífica con banderas y clamores que ya no podrá acallar la violencia represiva: la toma de conciencia sobre su situación se ha extendido.

La década de los sesenta y el giro hacia la liberación colonial

Pero hasta 1960 queda un largo trecho hasta conseguir la independencia. En este mismo año, la ONU aprueba la Declaración sobre la independencia a los países y pueblos coloniales, sosteniendo que: “La sujeción de pueblos a una subyugación, dominación y explotación extranjeras constituye una denegación de los derechos humanos fundamentales, es contraria a la Carta de las Naciones Unidas y compromete la causa de la paz y de la cooperación mundiales” (ONU: 1960), al igual que existe un derecho de libre determinación, y una firme voluntad de acabar con el colonialismo en pos de una cooperación pacífica. Todo aquel país que atente o postergue la descolonización está quebrantando los principios y es incompatible con los propósitos de la Carta.

Es en enero de 1961 cuando se celebró el referéndum de autodeterminación; no obstante, la situación no quedaba resuelta, pues existieron resquicios coloniales que provocaron que la ONU pronunciara un nuevo llamamiento en el mismo año, para que se atendiese las legítimas reivindicaciones de los presos argelinos que se habían proclamado en huelga de hambre (ONU: 1961).

Entre mayo de 1960 y marzo de 1961 se dan las llamadas “negociaciones de Evian”, una serie de acuerdos entre el gobierno francés y el Gobierno Provisional de la República Argelina que perseguían la concesión de su independencia, acompañada de una cooperación entre ambos países y una serie de garantías para la población francesa que residía en Argelia (VILLARES y BAHAMONDE, 2016: 464). Finalmente, el 1 de julio de 1962 se celebró el referéndum por el cual Argelia se consolidó como independiente.

Descolonización de Argelia. Independencia.
Argelia consigue su independencia en 1962. Fotografía de Marc Riboud.

¿Acabó en todos sus efectos?

El párrafo anterior podría servir como conclusión de un largo proceso emancipatorio, pero deja un fuerte sabor amargo como si verdaderamente las negociaciones de Evian y la consecuente independencia no fuesen un final concluso y cerrado, sino abierto y con una proyección hacia el futuro sin ganas de acabar.

Siguiendo con el hilo conductor del caso argelino, se expone un artículo publicado hace escasamente unos meses por El País, titulado Macron se gana a los argelinos con sus críticas al pasado de Francia, en el cual se expone que el presidente, en una visita a Argelia, declaró el colonialismo francés como una barbarie contra la humanidad. Algunas respuestas a las declaraciones de Macron que el autor incluye en el artículo son de lo más alarmantes y hablan por sí solas: F. Fillon argumenta “Este odio de nuestra historia, este arrepentimiento permanente es indigno de un candidato a la presidencia de la República” (PEREGIL: 2017) y F. Philippot lanzaba una pregunta al aire “¿Es un crimen contra la humanidad las carreteras que hemos dejado allí, los colegios y los hospitales que hemos construido, la lengua que hemos dejado de herencia, la cultura francesa?” (Ibídem: 2017).

El estudio histórico, ante estos argumentos, ve la necesidad de memorizar este tipo de sucesos frente a la desmemoria imperante, que no es fortuita, sino que pretende redimir ciertos sucesos para salvaguardar el ciego y sordo presente. Y se puede recurrir al cine para ello.

Dejamos, para acabar, un final abierto de conexión con el presente. No podíamos dejar de olvidar algunas de las palabras de Sartre, que con un tinte irónico aparece la película:

[…] Porque no es cierto que hay colonos buenos y malos: hay colonos y eso basta. Cuando hayamos comprendido eso, comprenderemos por qué los argelinos tienen razón de atacar políticamente en primer lugar ese sistema económico, social y político y por qué su liberación y la de Francia, sólo puede ser resultado del fin de la colonización (REVERÓN: 2014).

¡Y que comience o recomience el visionado!

Recursos bibliográficos:

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