Yamamoto Tsunetomo fue un samurái muy respetado que sirvió en el clan Nabeshima, cuyo líder era Nabeshima Mitsushige, del que habla en la obra que se ha estudiado. El término samurái procede de un antiguo verbo japonés que significa “el que sirve”, en este orden de cosas, los samuráis son entonces aquellos guerreros que sirven al jefe de un determinado clan, idea que Tsunetomo recalcará repetidas veces a lo largo de su obra, Hagakure: El libro del samurái, dividida en 12 capítulos de los que posteriormente se hace un resumen.

La obra fue dictada por Tsunetomo a uno de sus aprendices mientras este está retirado en un monasterio tras la muerte en el año 1700 de su jefe, Nabeshima Mitsushige, quién prohibió el “seppuku” (suicidio consistente en el inserto de la espada propia del samurái en el vientre para poder morir con honor) en 1660, impidiendo a sus siervos llevar a cabo dicha práctica tras su muerte.

El Hagakure (término que significa “escondido entre las hojas” u “hojas caídas”[2])fue escrito entre los años 1710 y 1717, durante el gobierno del “shogunato” de los Tokugawa, el cual empezó tras la batalla de Sekigahara y duró hasta el año 1868, cuando los Meiji vuelven a conseguir el poder aprovechando la crisis económica y social. Este shogunato fue el último shogunato militar de los tres que hubo (los dos anteriores fueron el shogunato Kamakura y el shogunato Ashikaga); iniciado por Ieyasu Tokugawa, personaje histórico de Japón, nacido en 1542 en una época de inestabilidad por la guerra civil, fue educado en la corte, y con el tiempo, tras aliarse con su vecino territorial, consiguió gran poder e influencia; el shogunato tenía el poder militar y político del país[3]y llevó a cabo varias reformas y medidas durante los más de 200 años que estuvieron en el poder. Algunas de estas medidas incluían la división de la sociedad en clases, la unificación del país tras la guerra y la adopción de políticas xenófobas (tras la muerte de Ieyasu) que acabarían con la expulsión de extranjeros, la repulsión por “lo de fuera” y el cierre del país frente al mundo.

[4]Los samuráis, antes de la llegada del shogunato Tokugawa, controlaban pequeños latifundios, pero ante la dificultad de mantener estos territorios y protegerlos, decidieron jurar lealtad a diferentes “daimios” que sí tenían los recursos para proteger las tierras. Tras la unificación del 1600, muchos samuráis olvidaron estas tierras y se instalaron en ciudades donde tuvieron el derecho a mantener sus dos espadas, aunque no las usaban demasiado debido a que se les apartó a gran parte de ellos de la actividad militar, asignándoles distintos cargos en la administración pública pasando a ser parte de la burocracia, o incluso dejándoles sin ocupación (aunque en cualquiera de los dos casos, los samuráis recibían un salario anual por haber sido terratenientes).

Durante este shogunato los samuráis cambiarán de forma radical, algo que el autor de la obra estudiada critica con dureza a lo largo del relato. “Venganzas privadas de honor o lealtad fueron duramente castigadas en favor de un concepto más amplio de orden social” (Gordon, Andrew, A modern history of Japan: From Tokugawa times to the present, Oxford University Press (2003), p. 15). Como ya se ha comentado anteriormente, un gran número de samuráis se convirtieron en burócratas, y para ser parte de la burocracia, estos debían trabajar y perfeccionar su caligrafía, la cual habían empezado a cultivar tras el abandono de las armas, y alfabetizarse. Todo esto derivó en una desaparición progresiva de la casta samurái conocida: “durante la era Tokugawa, apenas un 6% o 7% de la población era de familias samurái” (Gordon, Andrew, A modern history of Japan: From Tokugawa times to the present, Oxford University Press (2003), p. 15).[5]

El libro

Hagakure

El Hagakure recoge una serie de ideas de Tsunetomo influenciadas por el confucianismo, como las ideas de honor, respeto y lealtad; por otra parte, nos muestra las ideas de una persona a la que cita con frecuencia y que es de gran importancia, Yamamoto Jin´emon, del que expone sus enseñanzas. Además, nos cuenta en varios capítulos historias relacionadas con gente de su clan y con personas de las que había escuchado hablar como del señor Naoshige, Nabeshima Tadanao, el señor Takanobu o Narutomi Hyogo, personajes cuyos nombres dan lugar a los distintos capítulos que encontramos en la obra estudiada[6]. Asimismo, a medida que se desarrolla la obra, utiliza estas historias para mostrar su opinión y dar, en ciertos momentos, algunos consejos dirigidos sobre todo a aquellos siervos que quieran llegar a servir a sus señores de manera impoluta, así el consejo más relevante que da a los siervos es que den siempre su vida por su señor, pero que antes mediten e interioricen la idea de muerte, ya que uno, para ser un buen siervo, debe tener asumida esta realidad; también da otros consejos relacionados con el respeto a las deidades y a los padres, y la compasión a la hora de corregir a una persona de rango superior o igual, mostrando primero las pautas a seguir en estos casos para no ganarse enemigos ridiculizando a la persona a la que se ha corregido.

En este orden de cosas, podemos entonces dividir la obra en tres partes distintas: una primera parte que recoge los dos primeros capítulos hablando principalmente de sus ideas y de su pensamiento; una segunda, que comprende desde el tercer capítulo hasta el decimoprimero, donde nos cuenta ciertas historias relacionadas con distintas personas; y una tercera y última parte con  la que concluye la obra recalcando la importancia del estudio de la historia por parte de los siervos para que estos puedan entender todo por lo que su clan ha pasado, la importancia de la veneración de los propios dioses y de los propios antepasados y sus enseñanzas, la necesidad de entender que tiene que haber una cohesión entre las clases altas y bajas para la supervivencia del clan y en la gran relevancia que tiene ser siervo de un señor, el ser samurái y todo lo que conlleva. En este último capítulo nos expone también sus cuatro votos particulares : “nunca salirse o dejar el camino del samurái o bushido, ser de utilidad al señor o jefe, ser fiel a los padres, y manifestar gran compasión y actuar por el bien de la humanidad”.

Confucianismo

Durante el Periodo Asuka, el país abrió sus fronteras, asimilando la cultura budista extranjera y con ello otras formas de pensamiento influyentes en esa parte geográfica de Asia como el confucianismo, usado mayoritariamente en China, principal país del que adquirirán dichos pensamientos al igual que la escritura[7].

El confucianismo es un sistema filosófico que sostiene la idea de cielo y de un motor creador (como Aristóteles propuso y como se cree en el cristianismo, el islam…). Era el pensamiento principal de la dinastía Tang de China y esta dinastía usaba este pensamiento para sacarle el máximo provecho a los recursos humanos. Confucio creía que cada persona debía hacer lo máximo posible para sacar el máximo provecho del papel que le ha tocado desempeñar en la sociedad. El confucianismo promulga siete valores morales que son: la fidelidad, el altruismo, el sentimiento de pertenencia, el equilibrio emocional, el respeto a los ritos, la inteligencia y la prudencia, y por último, el amor y el respeto a los padres. Además, establece ciertas relaciones de las que también se hablan en la obra, como la relación entre el padre y su hijo, la que hay entre el señor y su siervo o la que se encuentra entre ancianos y jóvenes.

Algunas de las ideas clave del confucianismo son la justicia, la benevolencia entendida como el “amor a otros” y el amor filial[8]. El confucianismo influyó a través de estas ideas en lo que conocemos como el “Bushido” o “el camino del guerrero”.

El “Bushido” es un código ético que muchos samuráis seguían de forma incorruptible. Los siete valores del “Bushido” están influenciados por las ideas tanto del confucianismo de las que ya se ha hablado, como del budismo, el zen y el sintoísmo. Los siete valores que propugna el Bushido son los siguientes: justicia, honor, coraje, benevolencia, respeto, honestidad y lealtad.

Estos siete valores quedan plasmados con gran contundencia en el Hagakure, viendo así la gran influencia de ciertos pensamientos, en especial el confucianismo, en Tsunetomo. En la obra, encontramos la justicia relacionada siempre con la idea de honor, un samurái tiene que hacer justicia cuando se le ha difamado a él o a su señor, para mantener el honor entonces, o bien comete “seppuku”, o se toma venganza; la benevolencia o compasión cuando se habla del lenguaje, sobre cómo cuidar el mismo y no ofender a las personas a las que se habla para evitar conseguir enemigos, pero a la vez ser honestos, ya que este es uno de los siete valores; el respeto que va fuertemente unido al amor filial, cuando defiende la importancia del respeto a los padres; el coraje, cuando el autor nos dice que un buen samurái no debe temer a perder la vida por su señor, uno debe ser valiente y sacrificarse por el mismo para poder mostrar su lealtad, otro de los siete valores del Bushido al que da especial importancia a lo largo de la obra.

Se puede observar una diferencia abismal entre lo que conocemos como filosofía y el pensamiento oriental[9]. A lo largo de la historia la mayor parte de la filosofía occidental se ha basado en la cuestión de cómo conseguir la felicidad, en la cuestión eudemónica. Desde los filósofos clásicos como Aristóteles (el primero en hablar sobre este asunto de forma sustancial) o aquellos de las escuelas de filosofía helenísticas como la cínica, la epicúrea o la estoica[10]. Pero ningún filósofo o escuela filosófica europea habló de manera contundente de cómo se debe actuar, es decir, de los principios morales que las personas deben seguir, hasta que llegó la Ilustración. Con la Ilustración varios filósofos proponen distintos modelos éticos (no relacionados con la religión como había pasado durante la Edad Media); Rousseau propondrá la manera de actuar en la sociedad a través de su “contrato social”, Hume hablará de la ética y su relación con la causalidad; pero quizás el que más importancia histórica tenga sea Kant. Immanuel Kant propuso un modelo ético basado en sus llamados “imperativos categóricos”[11], que tuvieron un gran impacto en el pensamiento occidental y fueron tenidos en alta estima durante años hasta que Friedrich Nietzsche pusiese en cuestión todo lo establecido. Y este pensamiento tuvo un mayor impacto en Europa que el pensamiento del Bushidodebido en parte a la actitud racista de Europa y en parte a la visión eurocéntrica que ignoraba (y sigue ignorando hoy en día) todo lo que no fuese no occidental, tomando todo ello como si de pensamientos o ideas inferiores se trataran.

Confucio

Impacto de la obra y el pensamiento que refleja; el pensamiento actual en Japón.

El Hagakurees una obra que reafirma la importancia de los valores del Bushidocomo medio para que un guerrero pueda llegar a conseguir la perfección en su trabajo o posición, algo que, como se ha comentado antes, según Confucio, todos los seres humanos deberían intentar alcanzar (la perfección en el puesto social que le ha sido otorgado). Pero, al estar desapareciendo la casta guerrera que conformaban los samuráis, estos valores empezaron a promulgarse por el campesinado y otras clases sociales ya que eran una buena manera de que el gobierno del archipiélago pudiese controlar a la población[12].

La obra enaltece los valores citados anteriormente y aporta más apoyo a la formación de lo que conocemos como valores asiáticos, que son precisamente los mismos que aparecen tanto en la obra estudiada como en el Bushido. Estos valores llevan sobreviviendo durante siglos no solo en Japón, sino también en otras partes como en Corea, tanto en la parte norte de la península como en la del sur, aunque con diferentes matices[13].

Es por obras como el Hagakureque hoy en día una gran parte de la sociedad japonesa sea espiritual o religiosa, llegando a haber 211 millones de creyentes en el archipiélago según el “Japan Statistical Yearbook” de 2008, de los cuales la mayoría eran sintoístas (107 millones), seguidos de budistas (91 millones). Pero al contrario de lo que se pueda pensar, la religiosidad o espiritualidad japonesa es distinta a la occidental, encontrando así a personas que profesan distintos pensamientos, es decir, que ellos mismos pueden ser confucionistas, sintoístas y budistas al mismo tiempo[14]. Por ello, según Kishimoto Hideo, profesor de la Universidad de Tokio:

“Se ha dicho que Japón es un museo vivo de religiones. Y así es. Toda la población es sincretista: su sentimiento religioso tiene elementos de sintoísmo, budismo…, pero así es toda la vida cultural. Su vestido, su comida, su vivienda, sus gustos…, todo expresa pluralismo estructural de su cultura, con el que el ciudadano se siente cómodo y enriquecido, sin el menor escrúpulo. Nos faltará la crítica. Puede ser. Pero tenemos tolerancia y nos enriquecemos con la pluralidad”[15].

Pero no debemos pensar que hoy en día solamente se encuentren las religiones “típicas” orientales ya que, encontramos también un porcentaje de población cristiana (2,6 millones) que no debe ser olvidado, al igual que otras religiones que aparecieron durante la etapa final del Shogunato Tokugawa (1600-1868), como el “reiyu-kai” (aproximadamente con seis millones de seguidores)  o el ”soka-gakkai” (con la gran mayoría de fieles situados en Japón aunque también con un pequeño porcentaje en el extranjero). [16]

Pero desde luego no toda la población se considera espiritual, encontramos así dos grupos de considerable tamaño formado por “adultos profesionales sin espiritualidad” y “jóvenes opuestos y al margen del sistema de la sociedad contemporánea japonesa”. El primer grupo estaría formado por aquellos ciudadanos que creen que el trabajo es lo más importante ya que esto les permitirá ascender en la sociedad y consecuentemente satisfacer sus propias necesidades y deseos. Por otro lado, encontramos a los jóvenes ya mencionados que se dividen a su vez en otros cuatro grupos que fueron apareciendo en la década de los 90 tras la ruptura de la burbuja financiera. Estos cuatro grupos son: “furita”, formado principalmente por trabajadores autónomos generalmente menores de 35 años que prefieren “vivir a su aire” (aunque puede que con un/a compañero/a), es decir, sin seguir el modelo de trabajador de empresa predominante en Japón; “niito”, formado por personas de entre 18-35 años que no tienen ni trabajo ni estudios y tampoco los desean; “hikikomori”, formado por jóvenes que ante la decepcionante situación económica no son capaces de salir de casa al sentir vergüenza al hacerlo; y por último, los “parasaito shinguru”, formado por jóvenes menores de 35 años que han encontrado un buen trabajo tras acabar los estudios pero no tienen pensado formar una familia y viven con sus padres, aportando así a la economía de la casa y gozando de un buen estatus de vida permitiéndose ciertos lujos.[17]

Por todo ello, se puede ver claramente que la mayor parte de la sociedad japonesa actual sigue siendo bastante espiritual y esto es en parte por la labor de las obras como el Hagakure que se han conservado y difundido a lo largo de la historia de Japón.

Conclusión y opinión personal.

Podemos concluir entonces que: el Hagakurede Yamamoto Tsunetomo, escrito durante el shogunato Tokugawa, que aisló el país durante gran parte de su gobierno, es una obra clave para la expansión de los valores mostrados en el Bushido y consecuentemente del confucianismo, el Zen, el budismo y el sintoísmo. Esta gran obra aporta una gran ayuda a dicha expansión de valores que han sido interiorizados durante siglos por los guerreros samurái y posteriormente por el resto de clases sociales, que han logrado que estos sigan existiendo tras la desaparición de los samuráis, interiorizándolos y convirtiendo las sociedades en las que viven en unas avanzadas, cohesionadas, armoniosas, respetuosas, creando al mismo tiempo economías poderosas y estables, aunque con ciertos disidentes espirituales.

Personalmente, creo que estos valores que han sido mostrados de honor, valentía, fuerza, inteligencia o sabiduría y respeto tanto al jefe o señor como a los padres y a las deidades, están en mayor o menor medida anticuados. No creo que por que alguien nos insulte debamos decapitar a dicha persona o que cuando fallemos en conseguir nuestro objetivo nos suicidemos, pero sí admiro enormemente los valores como la inteligencia, la rapidez en la acción o la decisión, el vivir el momento presente sin olvidar tampoco el pasado, del que podemos aprender, y el respeto, de lo que falta en nuestra sociedad actual en cantidades desorbitadas.

Tokyo hoy en día

Bibliografía

  • Turnbull, Stephen(2006). Samurai: The World of the Warrior. Reading: Osprey Publishing.
  • Tsunetomo, Yamamoto (2005). Hagakure: The book of the Samurai, revisado por Oliver Oppitz, Lapo ediciones (ebook), http://3yryua3n3eu3i4gih2iopzph.wpengine.netdna-cdn.com/wp-content/uploads/2016/07/pdf/hagakure.pdf
  • Tsunetomo, Yamamoto (2002). Hagakure: The Book of the Samurai. Wilson, William Scott (traductor). Stackpole Books.
  • Hyakutake-Watkin – Imai Masayuki – Iwata Norikazu (2003), “The Hagakure Kikigaki, orated aphorisms of Yamamoto Jocho”, Hyoho, Asociada a Koryu.com, JJSA Awards y Ejmas, consultado el 8/12/2107, http://www.hyoho.com/Hagakure1.html
  • Arnaiz, Christian. “Confucianismo, Budismo y la conformación de valores en China y Corea” (2004), pp. 3-4, Grupo de estudios del este asiático, Instituto Gino Germani. Consultado el 9/12/2017, http://www.uba.ar/ceca/download/arnaiz-c.pdf
  • “Comenzó periodo del Shogunato Tokugawa”, History, Asociada a A&E y Canal Historia, consultado el 10/12/2017,https://mx.tuhistory.com/hoy-en-la-historia/comenzo-periodo-del-shogunato-tokugawa
  • TOTMAN, C. D., Tokugawa Ieyasu: Shogun, San Francisco, Heian International, 1983.
  • CONFUCIO: Los cuatro libros.Traducción de Chen Li. Caracas: CEC, 2004.
  • Nitobe, Inazo, Bushido: el código ético del samurái y el alma de Japón,  Miraguano Ediciones, 2005
  • Gordon, Andrew, A modern history of Japan: From Tokugawa times to the present, Oxford University Press (2003)
  • Lanzaco Salafranca, Federico, Religión y espiritualidad en la sociedad japonesa contemporánea, Prensas de la Universidad de Zaragoza (2008), Colección Federico Torralba de Estudios de Asia Oriental.

[1]Hyakutake-Watkin – Imai Masayuki – Iwata Norikazu (2003), “The Hagakure Kikigaki, orated aphorisms of Yamamoto Jocho”, Hyoho, Asociada a Koryu.com, JJSA Awards y Ejmas, consultado el 8/12/2107, http://www.hyoho.com/Hagakure1.html

[2]Ciertas teorías nos explican que este título puede ser una metáfora de la caída progresiva del “camino del samurái” durante la época en la que esta obra fue escrita.

[3]Ya que el poder religioso y espiritual lo tenía el Emperador, visto este como el vínculo en la tierra de los dioses y la humanidad; este pensamiento procede principalmente del Confucianismo, que promulga la idea de “cielo”; y por el budismo, que promulga la existencia de varias deidades.

[4]Gordon, Andrew, A modern history of Japan: From Tokugawa times to the present, Oxford University Press (2003), pp.14-15

[5]Gordon, Andrew, A modern history of Japan: From Tokugawa times to the present, Oxford University Press (2003), p. 15

[6]Los capítulos son el 3, 4, 6 y 7, en el orden en el que aparecen los nombres.

[7]Tazawa, Yutaka, Historia cultural del Japón, una perspectiva, Ministerio de relaciones exteriores de Japón, pp. 22-23

[8]Arnaiz, Christian. “Confucianismo, Budismo y la conformación de valores en China y Corea” (2004), pp. 3-4,  Grupo de estudios del este asiático, Instituto Gino Germani. Consultado el 9/12/2017, http://www.uba.ar/ceca/download/arnaiz-c.pdf

[9]Diferencia que se observa en el plan de estudios de la UNED de “Filosofía”.

[10]Cada una de estas escuelas propusieron distintas vías para conseguir la felicidad teniendo en cuenta siempre las pasiones y los placeres, y cómo debe uno enfrentarse a estos para poder ser feliz.

[11]“Obra solo según aquella máxima por la cual puedas querer que al mismo tiempo se convierta en ley universal” y “Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre al mismo tiempo como fin y nunca simplemente como medio”

[12]El confucianismo, al igual que el taoísmo, es un  pensamiento que declara que el conformismo es la base de la felicidad, pero ambos pensamientos van dirigidos a distintos grupos sociales, el confucianismo va dirigido a las clases altas, mientras que el taoísmo va dirigido a las clases populares. Por esto, la aparición del budismo supondrá una amenaza para estos dos pensamientos, al promulgar este la posibilidad de superación y de inconformismo con la circunstancia de la que hablará Ortega y Gasset posteriormente.

[13]Esto se debe a la gran influencia de la dinastía Kim de Corea del Norte que ha implantado, a través de un fuerte adoctrinamiento histórico, ciertas ideas que divinizan al líder del país que puede promulgar las ideas que a este le parezcan convenientes, ignorando de esta manera algunos valores del Bushido, pero enalteciendo otros como es el respeto al líder o al jefe, por quien debe darse incluso la vida.

[14]Lanzaco Salafranca, Federico, Religión y espiritualidad en la sociedad japonesa contemporánea, Prensas de la Universidad de Zaragoza (2008), Colección Federico Torralba de Estudios de Asia Oriental, p.24.

[15]Citada en: Lanzaco Salafranca, Federico, Religión y espiritualidad en la sociedad japonesa contemporánea, Prensas de la Universidad de Zaragoza (2008), Colección Federico Torralba de Estudios de Asia Oriental, p. 25

[16]Lanzaco Salafranca, Federico, Religión y espiritualidad en la sociedad japonesa contemporánea, Prensas de la Universidad de Zaragoza (2008), Colección Federico Torralba de Estudios de Asia Oriental, pp. 28-29.

[17]Lanzaco Salafranca, Federico, Religión y espiritualidad en la sociedad japonesa contemporánea, Prensas de la Universidad de Zaragoza (2008), Colección Federico Torralba de Estudios de Asia Oriental, pp. 56-61.

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