Estamos en mayo del año 1945. Toda Alemania está ocupada por los aliados… ¿Toda? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles nazis resiste todavía (y por 21 días) al invasor. Bienvenidos a Flensburg, la última capital de la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial, donde el almirante Karl Dönitz intentará eludir el destino de Hitler y otros muchos nazis en Berlín.
Introducción
La historia de este gobierno comienza a gestarse a comienzos de abril de 1945, cuando la situación alemana en la Segunda Guerra Mundial estaba en un punto de no retorno. En esas fechas, Adolf Hitler, Reichsführer de la Alemania nazi, encarga a Heinrich Himmler, jefe de las SS, la búsqueda de una capital alternativa a Berlín donde poder trasladar el gobierno nazi ante la inminente llegada de los aliados.
A los pocos días, Himmler presentó a Hilter la única posibilidad factible: la ciudad de Flensburg. Situada en el norte de Alemania, en la frontera con Dinamarca, Flensburg era sede de la Escuela de Marina de Guerra (Kriegsmarineschule), contaba con un puerto militar importante y no estaba muy lejos del gran puerto nazi en el Báltico: Kiel. Por tanto, su valor militar y su posición norteña, alejada del frente de combate, pues los aliados habían pasado de largo, la convertían en la capital ideal.
El 20 de abril, día del cumpleaños de Hitler, éste aprueba la orden de evacuación del gobierno a la ciudad de Flensburg. Solamente el propio Hilter, Joseph Goebbels (Ministro de Propaganda) y Martin Bormann (Ministro de la Cancillería) permanecieron en Berlín. El resto de ministros lograron escapar de los aliados y se reunieron, por primera vez, en Eutin, a unos 130 Km al sur de Flensburg.
En estas primeras sesiones, el almirante Karl Dönitz actuó como Presidente del Consejo de Ministros. Himmler, mientras tanto, había viajado a Lübeck y estaba intentado que los daneses mediaran entre los aliados y el gobierno nazi para lograr una amnistía, algo que tanto Hitler como Dönitz vieron como una traición. Días después, el 30 de abril de 1945, Adolf Hitler se suicida en su búnker de Berlín ante la desesperada situación en la todavía capital germana. La noticia llega a Eutin a las 18:35 horas. Al día siguiente, Dönitz recibió un telegrama: había sido nombrado Reichspräsident (y Comandante en Jefe de la Wehrmacht) en sustitución de Hitler. Esto se hizo siguiendo la Orden Ministerial del 13 de diciembre de 1934 que permitía a Hitler designar libremente a su sucesor al frente del Reich en caso de muerte o incapacidad permanente.
Es importante mencionar que Dönitz no fue nombrado Reichsführer, título que sólo podía ostentar Hilter a pesar de su muerte, sino Reichspräsident (Presidente del Reich), cargo que en su momento perteneció a Paul von Hindenburg y que fue abolido en 1934. La noticia se hizo pública a través de un discurso por radio dado por el propio almirante.
Dönitz convocó una sesión de urgencia a primera hora del día 2 de mayo de 1945. En ella, el veterano almirante fue reconocido como sucesor de Hitler, se aprobó el traslado inmediato de la sede del gobierno a Flensburg (pues británicos y soviéticos estaban avanzando ya hacia su posición en Eutin) y se dieron las directrices que el gobierno de Dönitz iba a seguir: la guerra estaba perdida, la capitulación era inminente, el objetivo, por tanto, era salvar de la muerte o la detención a tantos soldados alemanes como fuera posible, evacuándoles desde Flensburg en barco, mientras se intentaba negociar unas condiciones de paz mínimamente favorables para la Alemania nazi.
Gobierno de Flensburg
El gobierno de Dönitz estableció su sede en el edificio de la Kriegsmarineschule, situado en Mürwik, a las afueras de Flensburg. Para situarnos mejor, Flensburg se encuentra en el extremo interior del conocido como “Fiordo de Flensburg”, una lengua de mar de unos 40 km de longitud que además sirve como frontera natural entre Alemania y Dinamarca. A unos cinco kilómetros del centro de Flensburg se sitúa el barrio de Mürwik, donde se encuentra el edificio que Dönitz y el resto de los miembros del gobierno de la Alemania nazi ocuparán. Decir que el Dönitz realizó el viaje entre Eutin y Flensburg en la limusina Mercedes de Hitler.
El día 3 de mayo de 1945 se estableció el Sonderbereich Mürwik, o “Territorio Especial de Mürwik”, que ocupaba unos 14 km2, como zona de actuación del gobierno, y que contaba con una fuerte defensa militar. Torres de defensa antiaérea, lanzaderas de torpedos, barracones, varios arsenales… incluso un pequeño campo de trabajos forzados formaban parte del último dominio efectivo de Dönitz y su gobierno.
Conociendo la posición de su enemigo, los aliados ordenaron una serie de bombardeos aéreos sobre el Sonderbereich Mürwik. El primero de ellos, la noche del 3 al 4 de mayo, el centro de Flensburg se vio afectado. Cayeron unas 250 bombas matando a un total de 56 personas, todas ellas civiles, de las cuales 20 eran niños. La mayoría de ellos fueron enterrados en una fosa común, ya que a la ciudad habían huido varios miles de alemanes y era imposible su identificación. El suministro de electricidad de la ciudad quedó cortado y algunos vecinos, al amanecer, colgaron sábanas blancas de las ventanas y balcones, en señal de rendición. Al día siguiente, el día 4, se produjeron nuevos bombardeos, esta vez sí sobre Mürwik, afectando a varios barcos y submarinos y muriendo dos soldados.
La situación forzó a Dönitz a solicitar al Almirante Mayor Hans-Georg von Friedeburg, Comandante en Jefe de la Marina de Guerra alemana, que entablara negociaciones con los aliados. Von Friedeburg viajó, junto con una delegación, a Wendisch Evern, un pequeño pueblo cerca de Lüneburg, a unos 220 Km al sur de Flensburg. Allí, von Friedeburg se reunió con el Mariscal británico Montgomery y a la caída del sol firmaron un alto el fuego territorial, es decir, en el norte de Alemania, Dinamarca y Holanda cesarían las hostilidades, no así en el resto de frentes. El alto el fuego entró en vigor el día 5 de mayo de 1945 a las 8:00 de la mañana. En Holanda ese día es fiesta nacional aún en la actualidad.
Durante los siguientes dos días, Dönitz y el resto del gobierno entablaron negociaciones con los aliados. Dönitz intentaba por todos los medios, lograr una salida airosa del conflicto, pero la postura del General estadounidense Eisenhower era clara: o se producía una rendición inmediata, simultánea e incondicional de todos los frentes, o se reanudarían las hostilidades. Esta idea de la rendición incondicional alemana ya era manejada por los aliados desde la Conferencia de Casablanca en 1943.
Dönitz no tuvo más remedio que aceptar. El General Alfred Jodl, Ministro de Guerra, viajó a Reims, sede del Cuartel General de las Fuerzas Aéreas Expedicionarias y donde von Friedeburg estaba intentando negociar, con la orden de Dönitz de firmar la capitulación de la Alemania nazi, aunque pedía un margen de 48 horas para poder avisar a todos los soldados. El 7 de mayo de 1945 a las 02:41 de la madrugada se producía la firma. Así lo anunció por radio Ludwig von Krosigk, Ministro de Finanzas y Asuntos Exteriores del gobierno de Flensburg, al mediodía del día 7. La guerra en Europa había concluido… por 6 horas.
Los soviéticos calificaron el acuerdo de capitulación de inaceptable. Aunque el General Susloparov estuvo presente y firmó, no tenía ni el permiso ni la confirmación oficial del Comandante en Jefe de las Fuerzas Soviéticas, el General Antonov, por lo que los soviéticos no reconocieron la validez de la capitulación firmada en Reims y los combates en Berlín y alrededores continuaron durante el día 7 y 8 de mayo. Esto forzó a Eisenhower a viajar con la delegación alemana a Berlín y firmar una nueva y definitiva capitulación, que entraría en vigor a las 23:01 del día 8 de mayo de 1945. A la mañana siguiente, la radio de Flensburg anunciaba a los ciudadanos el “silencio de las armas” en todos los frentes.
Sin oposición alguna, las tropas británicas avanzaron durante los días siguientes hasta Flensburg. Las tropas ocuparon la ciudad pero no el Sonderbereich Mürwik, donde el gobierno de Dönitz seguía siendo efectivo. Llama la atención que el territorio especial no estaba vallado ni protegido de manera alguna. Sin embargo, tanto los aliados como los alemanes contaban con un mapa donde se marcaban claramente las líneas que lo delimitaban y dicho territorio fue respetado.
El día 10 llegaron los primeros carros de combate y a los tres días llegó la 159º Brigada británica al mando del Comandante Jack Churcher. Churcher estableció su cuartel general el día 14 en el centro de Flensburg. Ese mismo día izó en el tejado del edificio ocupado la bandera de guerra británica. Desde allí podía contemplar la Kriegsmarineschule, sede del gobierno de Dönitz y en cuyo tejado hondeaba aún la bandera de guerra alemana. A penas 3 Km en línea recta separaban un edificio de otro.
Con el conflicto, ahora sí, concluido en Europa, Dönitz puso su esfuerzo en intentar negociar con los aliados una reconstrucción de Alemania. Pero su propuesta sería una utopía, pues los aliados no reconocían al gobierno de Dönitz como un gobierno civil legítimo y, por tanto, carecía de autoridad una vez firmada la paz. Por ello, los siguientes días fueron una auténtica pantomima. Dönitz y su gabinete de gobierno se reunían cada día a las 10 de la mañana y continuaban tratando asuntos de Estado. Se creó un Ministerio de Posguerra, se aprobó un plan para reparar las autovías más importantes en las siguientes 6 semanas o se abolió el saludo nazi entre otras medidas.
Sin embargo, todo carecía de sentido si los aliados no les reconocían. El 18 de mayo, Dönitz ofreció a su gabinete la posibilidad de dimitir. Ningún miembro del gobierno dimitió, pero todos se dieron cuenta de lo absurdo que resultaba continuar. Además, los británicos habían detenido en Flensburg a más de 2000 miembros de la Gestapo y las SS en los últimos cinco días. Un barco de guerra soviético atracó en el Fiordo de Flensburg el día 20, haciendo imposible la evacuación de más gente.
Al día siguiente, el 21 de mayo, Dönitz recibió un telegrama estadounidense donde se informaba que los aliados disolverían el gobierno de Dönitz en las siguientes 48 horas. Además, todos sus miembros serían detenidos como prisioneros de guerra. En un último acto como Reichspräsident, Dönitz ordenó la retirada de todos los retratos de Hitler y que todo el personal se preparara para entregarse a los británicos de manera pacífica. En total había en el Sonderbereich Mürwik unas 420 personas: 350 burócratas y 70 soldados.
El martes 22 de mayo sería el último día que Dönitz y su gabinete disfrutaran de la “libertad”, pues, al fin y al cabo, no podían salir de los 14 Km2 de Mürwik. Era Pascua, y el tiempo fue soleado, por lo que celebraron una última comida en los jardines de la Escuela de Marina.
A las 9:45 de la mañana del 23 de mayo de 1945, en un apacible día de primavera, soldados británicos entraron en el Sonderbereich Mürwik, deteniendo a toda persona que en él se encontrara. Todos fueron obligados a desvestirse, registrados en busca de posibles cápsulas de veneno y luego vestidos de nuevo. Completamente desarmados y con las manos detrás de la cabeza, comenzaron a cubrir a pie los pocos kilómetros que separaban Mürwik del cuartel general británico en la ciudad. Algunos, los menos, cantaban “Wir fahren gegen England” (Marchamos contra Inglaterra) mientras “desfilaban” por Flensburg.
Dönitz fue el último en salir, junto con Albert Speer, Ministro de Economía y, en su momento, Arquitecto del Reich; Alfred Jodl, Ministro de Guerra; y el Almirante Mayor Hans-Georg von Friedeburg. Para el anecdotario quedará plasmado que Dönitz, al marcharse de su habitación, preguntó a los soldados cuantas maletas de equipaje podía llevarse consigo, pues tenía un total de 12 preparadas. Los británicos sólo le autorizaron a llevarse una.
Los cuatro fueron conducidos a bordo del “Vaterland” (“Patria”), un barco de pasajeros alemán que tras la firma de la capitulación había quedado bajo jurisdicción aliada. Allí, se les informó personalmente de la disolución del gobierno, firmando una nueva acta de rendición, para von Friedeburg la cuarta en veinte días. Quizá por ello, al acabar la firma, se quitó la vida envenenándose en el cuarto de la lavandería.
Dönitz, Speer y Jodl fueron escoltados entonces hasta el cuartel general británico, donde una nube de periodistas esperaba su llegada. Tal era la cantidad de periodistas, que los soldados obligaron a Dönitz, Speer y Jodl a pasearse varias veces por delante de los fotógrafos para que todos pudieran obtener una instantánea. Incluso, los periodistas pudieron realizar una pregunta a cada uno. Dönitz, omitiendo la suya, respondió que quería la maleta con su ropa interior. Y así acabó el Tercer Reich.
Conclusiones
Dönitz nunca deseó el puesto de Reichspräsident, y, de hecho, liberó a sus ministros del Juramento de Lealtad al Führer. Tampoco fue nunca miembro del NSDAP (Hitler le nombró como miembro honorario, pero no fue militante de facto). Pero sí tenía un amplio sentido del deber y la responsabilidad, y por ello asumió el cargo.
En un intento por frenar a los aliados y evitar que jugaran con Alemania, como finalmente sucedió, Dönitz mantuvo la esperanza de servir como un gobierno de transición, pero no fue posible. Los vencedores tenían clara la idea comenzar todo de nuevo, por lo que su esperanza quedó vacía.
De los nueve miembros del gobierno de Flensburg, cuatro nunca fueron juzgados. Franz Seldte (Ministro de Educación) y Julius Dorpmüller (Ministro de Transporte) murieron por enfermedad. Herbert Backe (Ministro de Agricultura y Alimentación) y Otto Georg Thierack (Ministro de Justicia) se suicidaron. De los que sí llegaron a recibir su condena, Ludwig von Krosigk (Ministro de Finanzas y Asuntos Exteriores y único no miembro del NSDAP) y Wilhelm Stuckart (Ministro de Interior) fueron condenados a 2 años de cárcel y a su “desnazificación”. Karl Dönitz y Albert Speer (Ministro de Economía), fueron condenados a 10 y 20 años respectivamente. Alfred Jodl (Ministro de Guerra) fue el único condenado a muerte.
Actualmente, el gobierno de Flensburg es un hecho enormemente olvidado en la Historia, a pesar de ser el responsable del final de la Segunda Guerra Mundial en Europa. Su actuación se sigue encuadrando, a pesar de sus fallidos intentos de desmarcarse de él, dentro del nazismo, aunque Dönitz, Speer y von Krosigk hicieron vida normal tras su paso por la cárcel (Stuckart murió en 1953 en un misterioso accidente de tráfico). Flensburg sigue siendo recordada en Alemania como el último refugio nazi y, quizá por ello, es una de las pocas ciudades alemanas que no cuenta con un museo de historia local. La Escuela de Marina, por cierto, sigue en funcionamiento.
Bibliografía
Miguel DEL REY y Carlos CANALES. Polvo y terror. Las Waffen SS. Ed.: Edaf, 2013. Madrid (ESP)
Mark MAZOWER. El Imperio de Hitler. Ed.: Crítica, 2013. Barcelona (ESP)
Gerhard PAUL. Der Untergang 1945 in Flensburg. Ed.: Landeszentrale für politische Bildung Schleswig-Holstein, 2012. Flensburg (ALE)
http://www.spiegel.de/einestages/hitlers-nachfolger-a-947566.html
http://www.zeit.de/1951/45/die-21-tage-der-regierung-doenitz
GRACIAS, no lo sabía.
Muchas gracias sabia q el Almirante Donitz fue el ultimo jefe de estado alemán de la 2da guerra pero no con estos pormenores