Encontramos el origen de los movimientos obreros y los principales movimientos sindicales que surgen como consecuencia de los movimientos sociales que se producen en Europa, como resultado de la Revolución Industrial y de las grandes aglomeraciones de trabajadores que favorecerán el pensamiento colectivo y con ello la ideologización de las masas.. La fecha desde la que comenzamos el estudio es el llamado Sexenio Democrático (1868-1874), cobrando especial relevancia la proclamación de la Primera República Española el 11 de febrero de 1874. Hemos escogido esta fecha porque es clave para el inicio de los movimientos obreros dentro de la acción política pues como veremos, suponen los dos grandes desengaños del movimiento obrero.

Orígenes del movimiento obrero español: el triunfo del Anarquismo.

Antes de pasar a tratar como surgen los primeros movimientos obreros españoles, hay que destacar que este hecho, común en toda Europa, se produce de una manera muy peculiar dentro de nuestras fronteras. Peculiar porque responde a una mentalidad muy simplista cuyos protagonistas son definidos por autores como Seco Serrano como “rebeldes primitivos” (Seco Serrano, 1986, p. 11). Encontramos tres factores que definen este hecho histórico: las dos frustraciones (1855 y 1869) que conducirán hacia un obrerismo autónomo, la situación socio-económico a partir de 1870 y las formulaciones teóricas.

Para muchos autores el primer error fue diferenciar entre moderados y progresistas, pues cuando los primeros estuvieron en el poder desde 1843 a 1854, los progresistas fueron vistos como una alternativa capaz de solucionar los problemas del proletariado. No será hasta el Bienio Progresista (1854-1856) cuando los obreros se desengañen pues las élites oligárquicas castellanas impidieron la consecución de las reformas sociales propuestas por Espartero, dando fin al Bienio Progresista. Antes de que ocurriera esto se redactó una ley de regulación del trabajo que fue rápidamente rechazado por las delegaciones obreras, pues lo que se proponía era limitar aún más, los ya de por si casi inexistentes derechos obreros con medidas como: poner los «jurados mixtos» bajo el control del Gobierno, prohibición de los tratados colectivos, es decir esta ley solo beneficiaba a los intereses de los empresarios, la clase patronal. Será con este hecho cuando se inicie el movimiento obrero (1855), pues con la creación del primer periódico obrero El Eco de la Clase Obrerase presupone que comienza a tomarse una conciencia de clase ante la injusticia social que diferenciaban al cuarto estado del resto. Al mismo tiempo comenzará a haber un interés por la acción política ante la inactividad de los gobernadores civiles en las disputas entre obreros y patronos , esto fue aprovechado por el partido republicano de Pi y Margall, serán los postulados de este mismo autor quienes creen una conciencia federalista entre la clase obrera, lo que explica la rápida adaptación a los postulados anarquistas posteriores.

El eco Clase obrera
Portada del primer número.

El desengaño con el republicanismo llegará con la gestión de Prim para crear una monarquía parlamentaria o “democracia coronada”, esto provocó un primer sentimiento de ira entre los sectores republicanos que incitaron a las masas a comenzar la revolución, hecho que se descontroló, obligando a los republicanos a recular, pero ya era demasiado tarde, las masas obreras fueron duramente reprimidas y se volvieron contra sus líderes políticos. El segundo desengaño en poco tiempo les condujo hacia la búsqueda de su autonomía, es en este momento, 1869, cuando llega el italiano Guiseppe Fanelli, enviado por Bakunin para introducir la vía anarquista en la Península Ibérica, de forma camuflada, pues se suponía que debía traer los programas marxistas de la I Internacional. Por lo tanto, se extiende una mentalidad puramente anarquista entre la clase obrera, lo que lleva a la fundación de la Asociación Internacional de Trabajadores. Durante el Congreso fundacional de Barcelona se dejan claras las bases de este incipiente movimiento: “»Toda participación de la clase obrera en la política gubernamental de la clase media no podría producir otros resultados que la consolidación del orden de cosas existente, lo cual necesariamente paralizaría la acción revolucionaria socialista del proletariado. El Congreso recomienda a todas las secciones de la A.I.T. renuncien a toda acción corporativa que tenga por objeto efectuar la transformación social por medio de las reformas políticas nacionales y les invita a emplear toda su actividad en la constitución federativa de los cuerpos de oficio, único medio de asegurar el éxito de la revolución social”.

Congreso Obrero Barcelona
Lámina que muestra el Congreso Obrero de Barcelona de 1870.

Conocemos la situación socio-económica de la clase trabajadora desde 1870, no es casualidad que este sea el año de fundación de la A.I.T, pues es gracias a esta agrupación que conocemos bajo qué condiciones laborales vivía el proletariado. En Andalucía encontramos que los trabajos peor pagados son aquellos que requieren una mayor jornada laboral, mientras que los trabajadores agrícolas especializados son los mejor pagados. Al mismo tiempo, y de forma generalizada, los trabajadores urbanos reciben mayores salarios, lo mismo sucede en cuánto a la jornada laboral pues los trabajadores del campo continúan con el famoso trabajo “de sol a sol” (18 horas diarias). Jornadas similares vemos en algunos enclaves industriales del este peninsular, que de igual forma reciben menores salarios que sus compañeros de profesión en otras zonas geográficas, esto provocará que estos centros industrializados con peores condiciones que el resto sean los principales focos revolucionarios, como es el caso de Alcoy. La jornada de 14 horas es más común en los focos industrializados del Sur y del Levante, mientras que en Cataluña es más común la jornada de 11-12 horas, cinco días a la semana a diferencia del resto. En cuanto a la capacidad adquisitiva de la clase obrera acudimos al trabajo de Sánchez Albornoz para observar como en la zona andaluza el trigo es demasiado caro, y al mismo tiempo supone la base alimenticia de estas poblaciones, lo que nos permite imaginar cómo sería la situación, siempre extrema, de la población agrícola andaluza. Al mismo tiempo esto explica cómo es en estos focos donde el anarquismo arraiga con mayor fuerza.

Otro factor sobre el que debemos tratar es el grado de alfabetización de los trabajadores. Es algo sorprendente ver como la tasa de analfabetismo de los militantes anarquistas no es tan alta como siempre se ha creído, Renée Lamberet nos dice: “Los andaluces que se afiliaban a la Internacional, los campesinos en particular, no eran esos iletrados que uno se imagina. El Censo de Población de 1877 menciona para el conjunto de España el porcentaje siguiente: un 24,48 por 100 de la población sabe leer y escribir, un 3,48 sabe leer y un 72,01 no sabe ni leer ni escribir. La proporción es muy distinta en las secciones” (Nettlau, 1973). Por lo tanto, si investigamos localmente cada sección anarquista veremos como la I Internacional (anarquista) cala entre las poblaciones más alfabetizadas que en palabras de Seco Serrano:

“Nos aleja en cierto modo de una escueta imagen de «rebeldes primitivos» en lo que a la acracia andaluza se refiere” (Seco Serrano, 1986, p. 21).

Para finalizar con este apartado, aún nos queda hablar de cómo se articula el programa ideológico tan peculiar que toma forma en España. En primer lugar, desde España se entiende a la Anarquía como la destrucción de todos los Estados para que toda la humanidad se reúna en una federación de asociaciones obreras de forma que se puedan abolir todos los privilegios y la tiranía. De igual forma el colectivismo es un medio con el que alcanzar la libertad pues cada será propietario del fruto de su trabajo. También observamos el firme rechazo de la vía marxista por considerarla autoritaria, al mismo tiempo que se rechaza la acción política. Este último factor explica por qué rechazan de igual forma la vía republicana federal, pues al mismo tiempo traen malos recuerdos de la traición de los republicanos en 1870 y de igual forma se les acusa de ver al proletariado como un mero instrumento mediante el cual alcanzar sus objetivos; la explotación de la clase obrera.

Movimiento obrero español
Grupo de fundadores de la I Internacional e Madrid, con Fanelli en el centro (1868).

Para finalizar solo nos queda leer como Seco Serrano sintetiza de forma excepcional los orígenes del movimiento obrero:  “a finales de 1872, la «roja bandera de la Internacional» se vio agitada, en la Región española, por un viento de ingenuas esperanzas; y el «obrerismo militante» no se conformaba entonces con menos que con la sustitución «directa» -al margen de todo reformismo- de un mundo cuajado en injusticias y egoísmos por otro que, desdeñando los desacreditados caminos de la acción política -aún muy lejos de la democracia auténtica- convirtiese realidad la Utopía” (Seco Serrano, 1986, p. 26).

Organización obrera: el sindicalismo.

El desencadenante lógico de todo esto proceso es la organización obrera en sindicatos, que se comprometen a luchar por los derechos de los trabajadores, o abogar por la lucha de clases desde la acción política (socialismo) o no (vía anarquista). Para mostrar una visión más completa del mundo obrero, hasta la coyuntura que supone la Revolución Bolchevique en 1917, veremos tres grandes movimientos/sindicatos: anarquista, socialista y católico. De igual forma trataremos, por su particularidad geográfica e ideológica, el ELA-SOV o Solidaridad de  Obreros Vascos.

El precedente inmediato al movimiento anarquista es la ya mencionada Federación Internacional de Trabajadores, la sección española fue fundada en 1869. Estos primeros internacionalistas se vieron forzados a la clandestinidad tras el golpe de militar del general Pavía en 1881, lo que provoca la reconstitución de dicha sección bajo el nombre de Federación de Trabajadores de la Región Española. Para el año 1882 vemos que ya cuentan con 59.000 afiliados crecimiento que se ve disminuido por las confrontaciones internas respecto a los acontecimientos de la Mano Negra. Asistiremos a la disolución oficial de la federación que tras refundarse con otro nombre pasará a denominarse como Pacto de Unión y Solidaridad en 1889, aunque seguirán manteniéndose en la clandestinidad en virtud de la Ley de Represión del Anarquismo. No es hasta el año 1907 con la creación de Solidaridad Obrera en Barcelona cuando se apunta hacia el objetivo de crear una organización sindicalista, hecho que se verá acelerado a causa de la Semana Trágica de Barcelona que supondrá la fundación de la Confederación Nacional de Trabajadores el 1 de noviembre de 1909, organización que surge para combatir a la burguesía de forma local por cada uno de los sindicatos que la componen. Para promover la afiliación consideraron poner cotizaciones mínimas, al mismo tiempo no consideraban necesario crear fondos de reserva ni pagar a sus dirigentes o empleados sindicales. La estructura administrativa se sustenta sobre las federaciones regionales que deben acudir a los congresos nacionales.

Semana Trágica
En la imagen superior podemos ver una del centenar de barricadas que se levantaron en la ciudad condal durante la Semana Trágica de 1909.

Las ideas de la C.N.T fueron muy aceptadas por el proletariado que debido a sus condiciones económicas se veían identificados con el ideario libertario. En último lugar cabe destacar la importante labor educativa llevada a cabo por los anarquistas, pues uno de sus principales objetivos era culturizar y adoctrinar a la masa proletaria y expandir la revolución social por toda la nación. Por este motivo Francisco Ferrer crea la Escuela Moderna en 1901, que fue clausurada por el Gobierno cinco años más tarde, esta institución pretendía “llevar a la realidad la renovación total de los métodos de enseñanza, adaptando los estudios y la forma de impartirlos a las necesidades psico-fisiológicas del niño, así como la formación integral” (Guinea, 1978, p. 29). En 1917 ya se contaba con 73.860 afiliados.

El movimiento obrero socialista está representado por la Unión General de Trabajadores, creada en agosto de 1888, sus fines eran mejorar la situación social de sus miembros mediante la acción política, pero recordemos que todo esto desde la vía reformista pues no abogarán por la lucha de clases del mismo modo que el movimiento anarquista o comunista años después.  Es en la segunda década del s.XX cuando se incrementa exponencialmente su crecimiento que al mismo tiempo coincide con un acercamiento con la C.N.T que nunca llegará a producirse por el reformismo ligado al P.S.O.E que he mencionado unas líneas más arriba. En febrero de 1915 vemos como ya cuenta con 121.553 afiliados en virtud de su total vinculación con el Partido Socialista Obrero Español. El hecho de mayor importancia anterior a 1917 es el XII Congreso que marcará las vias que seguirá la U.G.T, destaca entre otros: fomento del empleo con obras públicas, regular el intercambio de productos para mantener adecuadamente a la población, suprimir los privilegios de distintas clases sociales y preparar un paro general de protesta a nivel nacional.  Lo último que me gustaría destacar es la diferencia en cuánto a oficios de los afiliados a la C.N.T y a la U.G.T, en el primero observamos como son los obreros industriales y los agricultores quienes se afilian en gran medida gracias a las bajas cotizaciones que se exigían. Mientras que los trabajadores más asentados en sus puestos de trabajo preferían afiliarse a la U.G.T, pues eran menos proclives a la huelga (ver tabla 1).

Tabla 1. Implantación por oficios en 1905.

Observamos como el 20% se corresponden con trabajadores de la construcción, 12% al campo, 10% a la madera y 8% a las artes gráficas. De esta forma podemos argumentar que no será hasta la década de los años 20 cuando la U.G.T cobre importancia como sindicato de clase reivindicativo.

Tras presenciar el éxito de anarquistas y socialistas, la Iglesia Católica tras la encíclica Rerum Novarum de León XIII decide impulsar el sindicalismo de raíz católica. En 1896 se constituye el Consejo Nacional de Corporaciones Católicas Obreras bajo la dirección del Obispo de Madrid, por lo que responden directamente ante el Vaticano, una de sus medidas más celebradas es la creación de las Cajas Rurales en 1892; el primer sindicato católico será el de tipógrafos de Madrid, aunque este tipo de sindicalismo tendrá mayor éxito sobre la población agraria. Ante el surgimiento de diversas federaciones, en la primera década del s.XX, el cardenal Aguirre decide centralizar el movimiento católico para lo que funda la Federación Nacional Católica Agraria (1912) que formará parte pocos años después de la Confederación Nacional que llegará a contar con dos millones y medio de afiliados.

En último lugar hay que hacer mención al Euzco Langillien Alkartasuna-Solidaridad de Obreros Vascos fundado el 23 de julio de 1911. Este sindicato surge ante la gran inestabilidad social de los años anteriores, que comienza con la abolición de los fueros de las provincias vascas en 1876, ante lo que hubo grandes protestas, estallando una huelga general en 1890 que se repetirá más tarde, sin embargo, el movimiento más importante será el de los mineros vascos en 1910 que no contaban con ningún sindicato ante lo que surgió la necesidad de crear el ELA-SOV que contará con una clara inspiración cristiana, y se apoyará en el carácter del territorio  y el pueblo que lo habita; el vasco (Guinea, 1978, p. 43).

Bibliografía.

  • Guinea, J.L. (1978). Los movimientos obreros y sindicales en España, de 1833 a 1978.Madrid, Ibérico Europea de Naciones.
  • Gómez Ochoa, F. (2003). La formación del Partido Conservador: la fusión conservadora. Ayer, (52), 57-90.
  • Marín Arce, J. M. (1993). El partido liberal en la crisis de la Restauración. Espacio, tiempo y forma. Serie V, Historia contemporánea, (6), 267-296.
  • Oliveira, A. R. (1952). Historia de España. Companía General de Ediciones.
  • Patronato “Ángel García Rogel” (Ed.). Anales de Historia Contemporánea. Murcia, Cátedra de Historia Contemporánea.
  • Sánchez-Albornoz, N. (1968). España hace un siglo: una economía dual. Ediciones Península.

 

2 COMENTARIOS

    • Primero de todo muchas gracias, en cuanto a Tuñon de Lara si lo conocía pues podríamos considerarlo como uno de los mayores, sino el mayor, especialistas de este tema. Lo que ocurre es que el resto de bibliografía bebe o está muy influenciada por su obra por ello preferí, debido a la extensión de su obra, centrarme en estos artículos y libros más sintetizados. Pero es cierto que debería haberlo puesto, por su gran importancia.
      Un saludo.

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