Muertes ridículas en la historia podemos encontrar unas cuantas, como ya os mostramos en el artículo anterior podemos ver grandes ejemplos en la Edad Antigua, y como no iba a ser menos, también en la Edad Media se dieron decesos bastante curiosos, como los de Federico Barbarroja o Sigurd el Poderoso. Acompáñanos en este top para descubrir cinco de ellos.
Como siempre decimos, las fuentes hay que cogerlas con pinzas. No obstante, de haber ocurrido de esta manera los hechos, si que es bastante cómico.
Edmundo II de Inglaterra, cuando no te dejan hacer tus necesidades
Edmundo II fue rey en el año 1016 durante el breve espacio de seis meses. Durante este periodo estuvo lidiando en luchas internas dinásticas por mantener el reino. Aunque sobre todo, luchando contra los daneses que habían invadido el territorio al mando de Canuto el Grande. Edmundo sería capaz de darles guerra durante unos cuantos meses, hasta que finalmente fuera vencido. En consecuencia, tuvo que repartirse su propio reino con Canuto. Este aceptó la oferta de quedarse todos los territorios al norte del Támesis.
Sin embargo, algunas versiones cuentan que Canuto no se iba a conformar con esto, así que optó por asesinarle. Tal es así, que mientras Edmundo II hacía de vientre -porque los reyes también cagan- caería muerto a puñaladas por una serie de asesinos de los que se desconoce su procedencia.
La primera de las muertes ridículas puede recordarle a más de uno a cierto personaje de una saga de novelas.
Sigurd el Poderoso, el peso pesado de las muertes ridículas
Sigurd el Poderoso consiguió la fama conquistando las islas Orcadas durante el siglo IX por orden del rey Harald I de Noruega, el primer monarca de este país. Al morir su hijo, el dirigente noruego le otorgó el título de jarl debido a sus servicios prestados. A partir de este momento empezó su aventura conquistadora, teniendo como principal objetivo la toma de toda Escocia. Por esta razón recibió el sobrenombre de «el poderoso».
Sin embargo, el amigo era bastante traicionero, ya que acordó un enfrentamiento con Mael Brigte, un escocés que se le resistía en estos territorios. Negociaron llevar cuarenta hombres cada uno para iniciar el combate. A pesar de ello, Sigurd llevó a 80 venciendo con facilidad y decapitando a Brigte.
Su error garrafal fue colocar la cabeza en el caballo muy cerca de su pierna, donde el roce de los dientes del difunto le fue haciendo un herida. Esta, se infectaría y le llevaría a la muerte por una infección muy dolorosa.
Carlos II de Navarra y sus problemillas con el alcohol
Carlos II de Navarra (1332-1387) rey de Navarra y conde de Evreux, también era conocido como Carlos el malo. No somos Sherlock Holmes, pero nos lleva a pensar que no era precisamente un santo. Durante su gobierno estuvo en constantes disputas con Francia, donde también tenía territorios. Además se enfrentó a distintas intrigas y asesinatos en su corte de las que es muy posible que fuera el causante.
Parece ser que arrastraba una enfermedad bastante dolorosa. Según los cronistas de la época, se curaba dándose baños secos en alcohol. Para ello, le envolvían en paños mojados con cognac que le calmaban los dolores y hacían que la enfermedad remitiera. Desafortunadamente, uno de sus mayordomos cometió el error de acercar fuego a los paños, lo que hizo que estallara en llamas convirtiéndose en un estupendo flambeado de Moe.
Martín de Aragón: la broma asesina
La de Carlos II no podía ser la única de las muertes ridículas que incluyéramos con procedencia en la Península Ibérica. En este caso tratamos a Martín de Aragón (1356-1410). Es conocido por ser el último rey de Aragón antes de la llegada de Fernando I, procedente de Castilla. También destacó por tener una política de paz exterior y por lo convulso de su reinado interior por las luchas nobiliarias.
A pesar de sus intentos, iba a ser el último miembro de la casa de Barcelona. Llegó a tener hasta cuatro descendientes, de los cuales ninguno le sobrevivió. No obstante, en lo que a nosotros nos respecta, iba a tener una muerte bastante extraña y muy posiblemente falsa.
Martín padecía un sobrepeso severo, parece ser que su salud era frágil debido a una alimentación nefasta. Tal es así, que mientras comía escuchó algo que le hizo tanta gracia que le haría pasar a mejor vida. A pesar de ello, lo más probable es que muriera de uremia al entrar en coma por los enormes problemas de riñón que sufría.
El chapuzón de Federico Barbarroja
Federico I Barbarroja (1122-1190) es conocido como una de las grandes figuras del Sacro Imperio Romano Germánico. Entre sus éxitos, cuenta con conseguir afianzar el papel del emperador dentro de las ciudades germanas. También consiguió traer de nuevo al redil a las ciudades estado italianas sobre las que ya no ejercían poder de facto, aunque luego las perdería de nuevo. Además, limitó el poder del papado, interviniendo en sus cuestiones como habían hecho otros emperadores en el pasado. Esto causaría un cisma hasta la posterior reconciliación entre el Imperio y el papado.
Tras media vida guerreando, con 68 años se dirigiría a tierra santa con objetivo de liderar la Tercera Cruzada. No obstante, cruzando el río Saleph, Federico I caería de su caballo y moriría ahogado al no poder salir de este por el peso de su armadura. Otras versiones dicen que moriría de un paro al corazón por el frío del agua.